Política

Unión Europea

La UE exige a May audacia para el Brexit

La «premier» aplaca la rebelión al prometer la salida de la unión aduanera ante la cita de hoy en Bruselas.

El negociador jefe de la UE para el Brexit, Michel Barnier, en el Consejo de Exteriores de ayer en Luxemburgo
El negociador jefe de la UE para el Brexit, Michel Barnier, en el Consejo de Exteriores de ayer en Luxemburgolarazon

La «premier» aplaca la rebelión al prometer la salida de la unión aduanera ante la cita de hoy en Bruselas.

- No parece que haya muchas perspectivas de descorchar las botellas de champán en la cena que celebrarán esta noche los líderes de la UE. Se suponía que la cumbre que concluye mañana acabaría con un acuerdo sobre el Brexit, pero, tras el espejismo de «fumata blanca» del pasado domingo, los ánimos han decaído ante las dificultades que afronta en casa Theresa May. La «premier» sigue sin contar con el total respaldo de sus filas para cerrar con Bruselas una solución de emergencia –también llamada «backstop»– que evite una frontera dura en Irlanda, en caso de que las futuras negociaciones comerciales no lleguen a buen puerto, pero al menos ayer contuvo la rebelión interna. La «premier» mantuvo una reunión con su Gabinete, previa a la cumbre, y tras tres intensas horas, acordó con sus ministros garantizar que Reino Unido «no pueda quedar de manera indefinida» en la unión aduanera.

Tras descartar por completo la propuesta europea de dejar a la provincia británica de Irlanda del Norte dentro del mercado único y la unión aduanera durante el tiempo que sea necesario, la líder «tory» ha ofrecido dejar a todo Reino Unido en la unión aduanera. Eso sí, solo por un periodo limitado. Bruselas quiere que no haya fecha límite, pero los conservadores euroescépticos necesitan marcar un tope en el calendario porque temen quedar atados a las normas comunitarias «sine die» sin posibilidad de cerrar acuerdos comerciales con terceros, para ellos una de las claves del divorcio.

Es cierto que May no ha cedido a las demandas de los euroescépticos de especificar una fecha límite, pero, al menos al cierre de esta edición, no había dimisiones. Durante las últimas horas, se habían extendido los rumores después de que el lunes por la noche ocho altos cargos del Ejecutivo se reunieran en el despacho de Andrea Leadsom, responsable del Partido Conservador en la Cámara de los Comunes, para valorar la actual situación.

Esta noche, May tendrá la oportunidad de hablar ante los Veintisiete antes de que comience la cena a la que no está invitada, ya que los Estados miembros discutirán sobre la estrategia negociadora de la UE ante el divorcio. El principal objetivo es que el Consejo no acabe de forma dramática, como ocurrió hace solo un mes en el encuentro informal de Salzburgo.

La «premier» se mostraba todavía ayer optimista para alcanzar un acuerdo. Los medios británicos apuntan que el acuerdo estaría ultimado de manera «técnica», pero que hacía falta cambiar determinados términos para cerrarlo de manera «política». En el lenguaje estaría por tanto la clave. Sobre todo para los unionistas irlandeses del DUP, de cuyo apoyo depende May para gobernar tras perder la mayoría absoluta en junio de 2017. La líder de esta formación, Arlene Foster, ha advertido varias veces de que estarían dispuestos a retirar su respaldo si se deja a Irlanda del Norte en un estatus distinto al del resto de Reino Unido. Es más, en función de lo que pase en la cumbre de esta semana, amenazan con no apoyar al Ejecutivo cuando presente los Presupuestos Generales el próximo 29 de octubre. La semana pasada, sus diez diputados ya se abstuvieron en una votación sobre el proyecto de Ley de Agricultura para demostrar que van en serio.

Horas antes del encuentro con Theresa May, el pesimismo era la nota dominante en la capital comunitaria. El presidente permanente del Consejo, Donald Tusk, pidió a la primera ministra propuestas y «soluciones creativas para salir del impass». Fuera de micrófono, fuentes comunitarias dudan de que May saque durante la jornada de hoy un conejo de la chistera capaz de dar un nuevo impulso a las conversaciones, aunque se espera que aproveche su estancia en Bruselas para mantener encuentros bilaterales en los que rebajar la tensión.

De momento, lo único claro parece la coreografía de encuentros y puede que de desencuentros. En la cena los Veintisiete analizarán la situación ya sin la presencia de la «premier», y si no se produce ningún giro de última hora, fuentes comunitarias esperan que el negociador jefe de los Veintisiete, Michel Barnier, tome la palabra y mantenga los mismos principios defendidos hasta ahora sobre la solución irlandesa. Posteriormente, tal y como ha reconocido el propio Tusk, habrá un primer debate sobre la necesidad de prepararse para un Brexit caótico.

Fuentes comunitarias vaticinan la convocatoria una nueva cumbre para los próximos días 18 y 19 de noviembre. Hasta ahora, se esperaba que esta convocatoria estuviera supeditada a avances claros durante la cita de hoy. Ahora el escenario ha cambiado radicalmente y no se descarta que este nuevo encuentro sea fijado para intensificar los planes de contingencia ante la falta de acuerdo, en pleno fin de semana y con los parqués cerrados. A su vez, esta nueva fecha en el calendario podría servir como presión para que Londres mueva ficha.