Casas reales
Llega Guillermo IV
Heredar un trono, en el que durante más de 120 años sólo se han sentado soberanas, no será fácil para Guillermo Alejandro Claus Jorge Fernando de Orange. Desde 1890, Guillermina, Juliana y Beatriz han dejado una huella dinástica femenina imborrable. Y han hecho de la abdicación una tradición que ya quisieran para sí otras familias reales europeas. El retiro de una reina respetada y querida por todos y la llegada de un monarca preparado y con popularidad manifiesta augura al menos el prometedor comienzo de una nueva era.
A sus 45 años, Guillermo IV no sólo cuenta con formación universitaria (es licenciado en Economía) y militar. Ha hecho frente a retos muy parecidos a los que vivieron sus antepasadas, como convencer a la población de su país sobre la idoneidad de un matrimonio con el que gran parte de sus conciudadanos no estaba de acuerdo. Si su madre y su abuela se casaron con alemanes, que representaban para muchos holandeses el recuerdo de sufrimientos bélicos que sólo el tiempo relegó, en lo que pudo, al olvido, el heredero escogió a una joven argentina, hija de un ministro de la dictadura, al que se impidió acudir a la ceremonia nupcial. La novia obtuvo pronto la confianza de su nueva patria y se convirtió en una de las consortes regias más populares. Su secreto: no renunciar a sí misma. La naturalidad.
Guillermo IV ha conocido más problemas familiares, como la discutida elección de consorte por parte de su hermano, el príncipe Johan Friso, que se vio obligado a renunciar a sus derechos dinásticos al saberse que su novia había tenido relaciones con un narcotraficante. Ha vivido el terrible accidente del mismo príncipe, que continúa en coma en un hospital londinense.
La Corona de los Países Bajos actúa, incluso en lo institucional, con particularidades dignas de estudio. Los viajes de Estado de la Reina, sobre todo a partir del fallecimiento del Príncipe consorte Claus, han incluido a Guillermo y Máxima. Por su parte, cuando los herederos se desplazaban al exterior en visitas oficiales o de trabajo, lo hacían siempre con sus tres hijas, Catalina Amalia, Alexia y Ariana.
Una muy bien trazada política de comunicación proporciona a los holandeses la sólida idea de unión, tan necesaria en instituciones representativas como las monarquías actuales. Guillermo IV comienza su reinado con un muy alto porcentaje de apoyo de sus compatriotas.
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