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Los ardores guerreros de Hollande

Heridos esperan tratamiento en un hospital de la capital de República Ceontroafricana, Bangui
Heridos esperan tratamiento en un hospital de la capital de República Ceontroafricana, Banguilarazon

Francia acude a socorrer al pueblo centroafricano de un posible genocidio en lo que François Hollande considera un deber. Y la autorización de las Naciones Unidas para que intervenga militarmente coincide además con una cumbre entre Francia y África que reúne hoy y mañana en París a cuarenta jefes de Estado y de Gobierno de aquel continente. Pero sobre todo, coincide con una coyuntura política interna que tiene lastrado al presidente galo que mes tras mes bate récords de impopularidad.

De tal modo que Hollande solo parece poder refugiarse en su política exterior para sacar pecho. Con la operación en Centroáfrica, es la segunda vez en menos de un año que el presidente galo es reclamado por sus excolonias para rescatarlas del peligro yihadista o del precipicio de la guerra civil. En Mali, donde prometió una intervención corta además de una transición con la organización de elecciones democráticas, el objetivo puede darse por conseguido. Y su capacidad de reacción le reportó además un repunte de popularidad de seis puntos en solo unas semanas. La actuación en República Centroafricana (RCA), que también prevé de corta duración y selectiva, podría granjearle similares réditos. Aunque, a diferencia de Mali donde el blanco estaba claro: acabar con los yihadistas del norte, en RCA el enemigo es mucho más difuso.

En cualquier caso, la cumbre franco-africana sobre paz y seguridad en la región debería ser la ocasión para Hollande de ganar en protagonismo en la escena internacional, pero también en casa.