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Obama pactó «in extremis» un acuerdo provisional

El presidente reconoce que no es el «gran pacto» que Estados Unidos necesita, pero reforzará la economía norteamericana

El presidente Obama explica las claves del acuerdo
El presidente Obama explica las claves del acuerdolarazon

Estados Unidos ha esquivado el «abismo fiscal» al mismo tiempo que el Congreso decidía aplazar dos meses la gran discusión sobre el déficit y la deuda pública. Tras una tensa jornada en el Capitolio, los republicanos dieron su brazo a torcer en la noche del martes al ratificar el texto salido del Senado, que conlleva una subida de impuestos de casi cinco puntos porcentuales para las rentas mayores de 450.000 dólares (el 1% de la población). El resto de asalariados, unos 160 millones, cobrarán menos a partir de este enero, ya que expira la rebaja de dos puntos en las retenciones a la Seguridad Social vigente hasta el 31 de diciembre. Sin embargo, el debate sobre los grandes recortes en el gasto público (109.000 millones de dólares) que pedían los republicanos, principalmente en programas sociales –aunque la mitad se aplicará en Defensa–, se ha retrasado hasta febrero.

La batalla parlamentaria de estos días ha sido una de las más duras de los últimos tiempos en EE UU. Los republicanos atravesaron una línea roja por primera vez desde 1993 al apoyar una subida de impuestos que afecta, principalmente, a los ricos. Lo hicieron, además, sin lograr un recorte significativo en el gasto público, una cuestión clave para atajar la deuda nacional. Por este motivo, muchos de sus miembros obstaculizaron hasta el final el proyecto de ley en la Cámara de Representantes. Finalmente, el presidente de la Cámara, el republicano John Boehner, sometió el texto a votación y ganó el sí con 257 votos frente a 167. Votaron en contra 151 miembros del Partido Republicano –entre ellos Marco Rubio, que suena como candidato para 2016– y 16 del Partido Demócrata.

Mañana se renuevan el Senado y la Cámara a consecuencia de los resultados electorales del 6 de noviembre. Aunque no habrá cambios mayúsculos en la composición de ambas cámaras, Boehner se jugaba su reelección como «speaker». Finalmente, votó sí al plan que sube las tasas a los ricos, al igual que Paul Ryan, candidato a vicepresidente de Mitt Romney en la pasada campaña.

Eric Cantor, jefe de filas de los republicanos en la Cámara Baja, se opuso a ratificar el texto en los términos aprobados y buscó apoyos suficientes para devolver el proyecto con enmiendas, pero no los consiguió. Esto hubiera demorado su aprobación y el país habría caído de lleno en el «abismo fiscal», con el consiguiente impacto en la economía mundial. El voto dividido de los republicanos augura fracturas internas en un partido que aún no se ha recuperado de la derrota electoral frente a Obama.

Nada más aprobarse el proyecto de ley, el presidente declaró que no constituye el «gran acuerdo» que el país necesita. «Todos reconocemos que esta ley es sólo un paso hacia un esfuerzo más amplio para reforzar nuestra economía y ampliar las oportunidades para todo el mundo», explicó antes de poner rumbo a Hawai para pasar las vacaciones con su familia. Obama se comprometió ayer a trabajar para que no se repita la división del Congreso en la futura negociación del techo de la deuda, y agradeció al Congreso por su esfuerzo de última hora: «Gracias a los votos de republicanos y demócratas, voy a firmar una ley que sube los impuestos al 2% de los estadounidenses más acaudalados y evita al mismo tiempo subidas impositivas que habrían devuelto al país a la recesión».

Obama aseguró que evitará que dentro de dos meses se repita la misma situación en la negociación del aumento del techo de la deuda. Reconoció que el déficit del 7% es «demasiado alto» y se declaró «completamente abierto» a un compromiso para reducirlo de forma «equilibrada».

La ley aprobada «in extremis» por el Congreso extiende un año las ayudas para parados de larga duración y prorroga la rebaja de impuestos durante cinco años a las familias con menos recursos. La fiscalidad para las rentas del capital suben del 15% al 20% y se eleva el impuesto de transmisiones patrimoniales del 35% al 40% para propiedades superiores a cinco millones de dólares. Con todo, 100 millones de familias americanas se han librado del aumento del IRPF previsto tras haber expirado las exenciones aprobadas en 2001 y 2003 por la administración del ex presidente George W. Bush.

Gracias a estas medidas fiscales, el Gobierno espera recaudar en los próximos diez años 620.000 millones de dólares. En el lado del gasto, la Oficina de Presupuestos del Congreso calculó que el proyecto –pendiente de que Obama estampe su firma– sumará cuatro billones de dólares a la deuda nacional en los próximos dos lustros.

Tanto a la izquierda del bando demócrata como a la derecha del lado republicano hay malestar por esta ley. Ninguno de los dos partidos ha conseguido lo que quería. Según la cadena CNN, el debate sobre el «abismo fiscal» no ha resuelto los grandes problemas del país en materia fiscal, pero ha revelado que el sistema político norteamericano está profundamente fracturado y que necesita cambios radicales para arreglarse.