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Los Verdes resurgen como el sustituto de la vieja izquierda

Los ecologistas han seducido a gran parte del electorado socialdemócrata. En Alemania, han dado el «sorpasso» al SPD, mientras que en Francia se han erigido como alternativa al duopolio político entre Macron y Le Pen.

Annalena Baerbock, líder de los verdes alemanes, y el eurodiputado Sven Giegold celebran con otros compañeros los resultados de las pasadas elecciones europeas / Ap
Annalena Baerbock, líder de los verdes alemanes, y el eurodiputado Sven Giegold celebran con otros compañeros los resultados de las pasadas elecciones europeas / Aplarazon

Los ecologistas han seducido a gran parte del electorado socialdemócrata. En Alemania, han dado el «sorpasso» al SPD, mientras que en Francia se han erigido como alternativa al duopolio político entre Macron y Le Pen.

La ola verde llegó a Francia sin que nadie la pronosticara. Cierto que los sondeos previos a las elecciones europeas estaban mostrando ya el repunte de los ecologistas, históricamente encarnados en socios pequeños de los socialistas franceses, pero nadie predijo la magnitud de su gran resultado en la jornada electoral del 26 de mayo. Con un 13,5% de los sufragios se colocaron como la alternativa creíble a la dicotomía establecida entre Marine Le Pen y Emmanuel Macron, entre el nacionalismo ultraderechista eurófobo y el liberalismo europeísta. Aglutinaron buena parte del voto de izquierdas, conquistaron a los más jóvenes y dieron el «sorpasso» a los partidos tradicionales franceses, conservadores y socialistas, así como a la izquierda radical de Jean Luc Mélenchon.

Los buenos resultados de la lista verde francesa, que aportará doce de los 73 eurodiputados a la Eurocámara, se deben en gran medida a su líder, Yannick Jadot, que tuvo un buen papel en los debates televisivos en los que supo imponer la agenda ecológica, e hizo una campaña transversal «ni de derechas ni de izquierdas» emulando uno de los eslogan que dio el poder a Macron en 2017, pero reactualizándolo hacia la urgencia planetaria. Jadot ha planteado una campaña pragmática en la que la ecología se hace aliada de la economía de mercado, intentando una conciliación que lo diferencia claramente de las opciones más escoradas a la izquierda.

«Ahora falta que su éxito sea durable en el tiempo», dice Daniel Boy, experto en movimientos políticos ecologistas en las páginas del diario católico «La Croix». Pese al éxito, la duda es lógica. Los Verdes suelen conseguir en los comicios europeos buenos resultados que luego no refrendan ni en las presidenciales ni en las municipales. Y existe un antecedente. En 2009, los Verdes liderados por Daniel Cohn-Bendit, ahora reciclado en la galaxia macronista, llegaron al 16% de los sufragios. En cambio, su mejor resultado en unas presidenciales nunca ha superado el 5%, quedando siempre relegados a socios menores del PS francés.

Pero ahora Jadot, que no esconde sus ambiciones por competir en las próximas elecciones presidenciales, quiere liderar bajo la bandera ecológica el espectro del centro izquierda francés. Es su momento, con los socialistas y la izquierda en ruinas. La pregunta que tras los comicios europeos se hace la prensa francesa es si la dinámica ecologista actual conducirá a Los Verdes a instalarse como la fuerza hegemónica dentro de una izquierda desestructurada desde el final del «hollandismo». Su líder, Jadot, ya prometió a sus fieles el pasado domingo en su discurso victorioso que quiere convertir a la formación en «el nuevo centro de gravedad de la política».

Tradición en Alemania

En el caso de Alemania, el partido de Los Verdes se hizo con el 20,5% de los votos en las europeas, lo que representa casi el doble de lo que sumaron en 2014. Un avance que los colocó como segunda fuerza política, a tan solo ocho puntos por detrás del bloque conservador de Angela Merkel, mientras que los socialdemócratas del SPD, socios de coalición de la canciller, se desplomaron al 15,8%. Unos datos que evidencian la crisis que, desde hace tiempo, viven los partidos tradicionales y que para el analista político Franco Delle Donne se debe a que «han aparecido nuevos temas y discusiones en la ciudadanía que no estaban acaparando la atención necesaria por parte de los partidos mayoristas, o no en la cuantía demandada por mucha gente, y de ahí el crecimiento del partido verde». Y la prueba está en que la formación ecologista ha conseguido posicionarse entre los sectores más jóvenes del electorado al conseguir más del 33% entre los menores de 30 años. «Una cifra que no quiere decir que Los Verdes vayan a ser el próximo partido mayoritario en Alemania, sino que las personas están buscando un cambio y creo que hay que escucharla», asegura Delle Donne en declaraciones a LA RAZÓN.

Pero hay más. En 2019, los ecologistas alemanes cumplieron 40 años sin ningún signo de cansancio y dejando claro lo que vaticinaban las encuestas, que apuntaban a un «sorpasso» de Los Verdes a los socialdemócratas. Así pues, el partido creado por jóvenes universitarios de izquierda que, con el tiempo, se convirtieron en médicos y abogados, se ha visto ahora relanzado por un discurso más moderado que no renuncia a sus principios básicos y que, en su conjunto, supo seducir al elector más joven. Una circunstancia que, asimismo, permitió a este partido beneficiarse del trasvase de votos tanto de aquellos que, llegados de la socialdemocracia, ven con el partido ecologista atendidas sus demandas en materia de igualdad, transparencia y responsabilidad, junto a un votante conservador que se ha alejado del partido de la canciller, pero que, al mismo tiempo, no es capaz de votar a los ultraderechistas.

«La UE debería pensar seriamente cómo se está relacionando con la ciudadanía –añade Della Donne– e incluir en su agenda política temas que hasta ahora han sido ignorados como el calentamiento global o la inmigración». Los que sí han tomado nota del ascenso verde han sido los populistas de Alternativa para Alemania (AfD), que declararon a la formación ecologista como su principal rival. «De gobernar, destruirán el país», declaró el presidente de la AfD, Alexander Gauland.

No obstante, la gran pregunta que queda en el aire es si el ascenso verde tendrá un impacto en la Gran Coalición formada por socialdemócratas y democristianos. Una alianza que ha sido puesta en cuestión en más de una ocasión pese a que todavía está en el ecuador de su mandato.