Francia

Marine Le Pen, respaldada por sus seguidores en París: "Creen que hay que eliminarme de la vida política"

"No impugnamos la justicia, pero pedimos que cesen estos abusos, indignos de la democracia", asegura la líder ultraconservadora

En la Place Vauban de París, justo detrás de la imponente tumba de Napoleón, una marea de banderas francesas se mueve al ritmo de los cantos políticos en favor de Marine Le Pen, la figura más importante de la extrema derecha del país: “¡Marine presidente, vamos a ganar! ¡Resistencia!” La afluencia no es enorme pero el descontento sí que lo es. Le Pen ha sido condenada a cinco años de inhabilitación política, justo cuando se posiciona como favorita en las encuestas pre-electorales y su partido Reagrupación Nacional se mantiene como el más votado, tras obtener un 37% de los votos las últimas elecciones legislativas nacionales y 31% en los comicios del Parlamento Europeo de 2024.

Como era de esperarse, la audiencia no es muy variopinta: hay una fuerte presencia de la tercera edad que no esconde su nostalgia por los tiempos donde “había orden y Francia era la prioridad”. Rose, de 70 años, asegura que ella y su grupo de amigos septuagenarios están allí para mostrar su indignación: “Queremos defender los valores franceses antes que a la Unión Europea. Queremos recibir a los migrantes que nos aportan la riqueza de sus países de origen, no los que vienen a aprovecharse de nuestra seguridad social”.

En menor número, están también los nuevos adeptos a la extrema derecha, la juventud lepenista, probablemente convencida por el delfín de Marine Le Pen, el joven de apenas 29 años, Jordan Bardella.

La concentración comienza con la alocución de Louis Alliot, actual alcalde de Perpiñán, ex pareja de Marine Le Pen y político inhabilitado por el mismo caso de malversación de fondos públicos europeos. Es él quien explica que los asistentes parlamentarios pagados con dineros de la Unión Europea – piedra angular del caso judicial Le Pen- eran también activistas políticos: “Por supuesto que sí. Es evidente que los asistentes parlamentarios son trabajadores políticos. Si no, no podrían trabajar para sus jefes, que son políticos”. Le sigue Eric Ciotti, proveniente del partido de derecha, Los Republicanos, quien aboga por una unión entre organizaciones políticas y se dice “orgulloso” de haberse acercado a las filas de Reagrupación Nacional.

De repente, en medio de banderas y eslóganes franceses, suena una inesperada voz en español: la de Santiago Abascal, encabezando un vídeo de apoyo a Marine Le Pen, en el que participan los líderes de la extrema derecha europea. “Marine es un símbolo de resistencia, que defiende los valores de la nación y no los de las élites desarraigadas de Bruselas. Por eso la persiguen, porque temen su fuerza… ” , dice Abascal, sin levantar muchas pasiones en la Plaza Vauban, como sí lo hicieron el húngaro Viktor Orban y aún más, el italiano Matteo Salvini, aplaudido a rabiar.

Acto seguido, aparece Jordan Bardella, vestido de traje negro, su característico pelo engominado y sobre todo, la confianza de estar en primer lugar de las encuestas de cara a las elecciones presidenciales de 2027, con un 31% de intención de voto. Los gritos de “Je t’aime, Jordan” vienen tanto de mujeres como de hombres entre el público. “Quisieron acallar una voz y despertaron al pueblo de Francia”, dice Bar,della, fustigando a los jueces del caso.

El partido Reagrupación Nacional insiste en que Marine Le Pen luchará hasta el final para cambiar la decisión judicial que le impide hoy lanzarse como candidata presidencial pero, en el fondo, ha puesto también el foco en preparar a Bardella como eventual reemplazo en 2027.

Finalmente, aparece la reina del evento: Marine Le Pen. También vestida de negro, llega a la tarima para defenderse de lo que considera un ataque político disfrazado de proceso judicial: “Lo que debería haber sido un simple contencioso administrativo con los servicios del Parlamento Europeo se transformó en la incriminación más severa e infame posible. Creen que hay que eliminarme de la vida política, en nombre de una supuesta alteración del orden público democrático. Lo siento, pero la principal y única amenaza al orden público democrático es impedir que el único soberano, el pueblo, se exprese. No es justicia. Es una decisión política”.

Marine Le Pen pide a sus seguidores no expresar su descontento con palabras ofensivas ni amenazas a los jueces de su caso. Incluso va más allá: asegura que tomará el ejemplo de Martin Luther King -el pastor afroamericano abanderado de la igualdad racial- para su lucha por los derechos cívicos en completa paz. “Le pedimos a los franceses que nos siguen que ejerzamos una resistencia pacífica y patriótica”.

Mientras tanto, otras dos manifestaciones se produjeron en contra de la ultraderechista Le Pen: en la Plaza La República, los dirigentes de los partidos de izquierda, La Francia Insumisa y Los Ecologistas, acusaron a Le Pen de ser “no la víctima sino la culpable de un juego que pone en peligro la democracia francesa”. Sin embargo, las costuras de la izquierda se evidenciaron con la ausencia del Partido Socialista y el Partido Comunista Francés.

Al norte de París, en el distrito más pobre de Francia, Saint Denis, el ex primer ministro Gabriel Attal - figura sumamente cercana a Emmanuel Macron - acusó también a Le Pen de atentar contra las instituciones democráticas del país, especialmente a los jueces de su caso. Attal fue contundente: “Tú rompes, tú arreglas. Tú ensucias, tú limpias. Tú robas, tú pagas".