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Brexit

May gana la batalla a los brexiteers pero no cierra todos los frentes abiertos en Westminister

La primera ministra británica, Theresa May/Foto: Efe
La primera ministra británica, Theresa May/Foto: Efelarazon

Hace menos de una semana, muy pocos habrían apostado su dinero -costumbre tan típica aquí en el Reino Unido- a favor de que Theresa May se citara en Bruselas con el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker. Tras una crisis de Gobierno que en un solo un día recogió hasta siete dimisiones y la amenaza de los rebeldes para convocar moción de confianza, apenas había garantías de que la premier sobreviviera en Downing Street. Pero la líder tory ha demostrado ser toda una Ave Fénix. Al cierre de esta edición, ya nadie creía que fuera posible reunir las 48 cartas necesarias para plantear desafío a su liderazgo.

Tras la reunión ordinaria de los martes de su Gabinete -donde participó por primera vez Stephen Barclay como nuevo ministro del Brexit, tras la renuncia el pasado jueves de Dominic Raab- May se reunirá con Juncker para evaluar la situación actual de las negociaciones de cara a la cumbre europea extraordinaria del domingo, donde está previsto que se dé luz verde tanto al acuerdo de retirada como la declaración política sobre futuras relaciones.

Ambos documentos deberán ser luego ratificados en Westminster y es entonces cuando la primera ministra británica se enfrentará a la batalla decisiva porque el hecho de que la moción de confianza haya fracasado no significa que no tenga más frentes abiertos. Nada más lejos de la realidad.

A día de hoy, se antoja complicado que el acuerdo vaya a poder pasar en la Cámara de los Comunes. El Gobierno de May no cuenta con mayoría absoluta y depende del apoyo de los unionistas norirlandeses del DUP con quien las relaciones no pasan por su mejor momento.

El acuerdo de retirada plantea que, hasta que se encuentre una solución a la completa cuestión de la frontera en Irlanda, todo el Reino Unido quedará temporalmente dentro de la unión aduanera e Irlanda del Norte permanecerá sujeta a las reglas del mercado único sólo para bienes. En este sentido, Sammy Wilson, el portavoz del DUP para el Brexit, defiende que el Ejecutivo ha incumplido su promesa de que Irlanda del Norte no sería tratada de manera diferente al resto del Reino Unido y advierte que “habrá consecuencias”.

Para demostrar que van en serio, el lunes por la noche los unionistas lanzaron un importante aviso. El DUP se abstuvo en tres votaciones y una cuarta votó con los laboristas durante la tramitación del Proyecto de Ley de Finanzas. Aunque “ninguna de las (enmiendas) tiene consecuencias financieras", según Wilson, la idea "está diseñada para enviar un mensaje político al Gobierno".

De hecho, el partido de Arlene Foster ya ha dicho que no respaldará el acuerdo cuando llegue al Parlamento británico, previsiblemente a principios del próximo mes. Ahora también está en juego si el DUP seguirá sin apoyar a Downing Street en otros temas y qué consecuencias políticas tendrá.

Por otra parte, la líder tory también se reunió ayer con Nicola Sturgeon, ministra principal de Escocia. La líder independentista, que ha señalado que los 35 diputados que el Partido Nacionalista Escocés (SNP) tiene en Westminster votarán en contra del pacto, propuso a May que vuelva a la mesa de negociaciones para que el país se quede en el mercado común y la unión aduanera.

Lo cierto es que el borrador del acuerdo del Brexit también ha generado gran preocupación entre los tories escoceses que ocupan 13 asientos claves en la Cámara de los Comunes. Y esto tiene grandes repercusiones a nivel interno.

La líder de los conservadores escoceses, Ruth Davidson, tiene mucho poder dentro de la formación tras conseguir resultados históricos para los suyos en las elecciones generales de junio 2017. Y la relación con May es ahora bastante tensa porque el hecho de quedar ahora todo el Reino Unido de manera temporal en la unión aduanera socava la promesa que Davidson había hecho de abandonar la Política Pesquera Común (PCC) de cara a las importantes elecciones regionales de 2021, donde aspiran a sacar a los independentistas del SNP del Gobierno.

En este sentido, el ministro británico para Escocia, David Mundell, avanzó ayer que dimitirá si el Reino Unido continúa vinculado a la PCC más allá de 2020, cuando previsiblemente acabará el periodo de transición que se abrirá tras la salida del bloque prevista para el 29 de marzo de 2019.

“Tengo muy claro que no podemos extender el período (de transición) e incluir la PPC en esa extensión. No podría apoyarlo", dijo Mundell a los medios, tras una reunión del Consejo Ministerial Conjunto, un órgano de coordinación entre el Gobierno central y las administraciones regionales de Escocia, Gales e Irlanda del Norte.