Reino Unido
May esquiva una derrota con más concesiones a los diputados «tories»
Una enmienda obligaba al Gobierno a renegociar el pacto final si era rechazado por Westminster.
Una enmienda obligaba al Gobierno a renegociar el pacto final si era rechazado por Westminster.
Los pasillos de Westminster pocas veces habían tenido tanta actividad como ayer, cuando el Gobierno de una debilitada Theresa May trataba de hacer todo lo posible para que los «tories» rebeldes pro Unión Europea no provocaran una derrota en el proyecto de ley del Brexit. Finalmente, el Ejecutivo consiguió «in extremis» evitar el bochorno. La Cámara de los Comunes rechazó –con 324 votos frente a 298– la enmienda aprobada en los Lores que pedía que fuera el Parlamento el que pudiera dictar la estrategia del Brexit, en caso de que sus señorías rechacen el acuerdo final de salida que Londres negocie con Bruselas. A la hora de la verdad, sólo el ex ministro europeísta Kenneth Clarke y la moderada Anna Soubry votaron contra el Gobierno. En cualquier caso, tan sólo se ha ganado algo de tiempo, ya que el proyecto de ley volverá el próximo lunes a la Cámara Alta.
Paralelamente a las negociaciones con Bruselas, el Ejecutivo debe sacar adelante el proyecto de ley de retirada de la UE, para dar efecto legal a la decisión de abandonar el bloque comunitario y transferir las normas y regulaciones europeas al estatuto británico para evitar que haya un vacío legal cuando llegue el divorcio. Pero la tramitación en Westminster de esta normativa se está convirtiendo en una auténtica pesadilla para May, quien para garantizar su supervivencia política, tiene que hacer concesiones tanto a los «tories» euroescépticos como a los pro UE.
En este sentido, el conservador Dominic Grieve, antiguo fiscal general británico, lideró en el debate de ayer a un grupo de diputados «tories» favorables a aumentar los poderes del Parlamento en ese diálogo con Bruselas. Poco después de la votación, Grieve indicó que había obtenido «garantías» por parte de la primera ministra de que dialogará sobre sus «preocupaciones» y se mostró confiado en que el Ejecutivo concederá al Parlamento un voto «significativo» respecto al Brexit.
Para evitar otra revuelta, el Gobierno ya se vio obligado el pasado mes de diciembre a someter a votación un eventual acuerdo con Bruselas, si bien en ese compromiso no se especifica qué pasos se darán si el pacto es rechazado. En un principio, Downing Street había dicho que, si se llegaba a este escenario, Reino Unido saldría del bloque sin ningún tipo de acuerdo.
Sin embargo, el asunto se ha convertido en algo más complejo. Según los rotativos británicos, si no hay un acuerdo sobre las condiciones de salida para el 30 de noviembre de este año, el Gobierno de May estaría dispuesto a otorgar a los parlamentarios la oportunidad de votar una moción que diga lo que debe suceder a continuación. Durante el debate, el abogado general británico, Robert Buckland, se comprometió ante los parlamentarios conservadores rebeldes a valorar una versión suavizada de la cláusula.
La Cámara de los Lores introdujo 15 enmiendas a la llamada Ley del Brexit que ya había sido aprobada por los Comunes, de las cuales el Gobierno se opone a 14, mientras que ha aceptado una que le insta a continuar participando en algunas agencias comunitarias. La Cámara Baja continuará hoy evaluando las propuestas de los lores en cuestiones relativas a la unión aduanera o el Espacio Económico Europeo (EEE), antes de devolver el texto a los Lores, que a su vez podrían continuar con un proceso conocido en la política británica como «ping-pong» e introducir nuevas modificaciones que requieran de nuevo el voto de los Comunes. En cualquier caso, la normativa debería estar aprobada antes de que finalice el mes de julio.
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