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May rectifica y abre una puerta al aplazamiento del Brexit

A un mes de expirar el plazo, la «premier» cede a la presión de sus ministros y los «tories» proeuropeos. Corbyn pedirá otro referéndum a menos que Reino Unido siga en la Unión Aduanera y vinculado al Mercado Único.

Theresa May en Downing Street
Theresa May en Downing Streetlarazon

A un mes de expirar el plazo, la «premier» cede a la presión de sus ministros y los «tories» proeuropeos. Corbyn pedirá otro referéndum a menos que Reino Unido siga en la Unión Aduanera y vinculado al Mercado Único.

Los jugadores de póker aseguran que hay que tener un as guardado en la manga hasta el último momento para ganar la partida. Y hasta ahora Theresa May había seguido la estrategia con eficacia. Su negativa a descartar abandonar la UE sin pacto mantenía en vilo a Bruselas y los diputados de Westminster. Pero la tensión se esfumó ayer de un plumazo, cuando la «premier» abrió, por primera vez, las puertas a una ampliación de plazos para evitar un divorcio caótico.

La líder «tory» compareció en la Cámara de los Comunes para informar del estado de sus negociaciones con los responsables comunitarios, de los que aspira a obtener algún tipo de cambios en la salvaguarda para evitar una frontera dura en Irlanda. El polémico «backstop» fue el principal escollo por el que sus señorías rechazaron en enero el acuerdo de retirada que May había cerrado con los Veintisiete.

La «premier» se ha comprometido a volver a presentar el pacto en la Cámara Baja para una nueva votación antes del 12 de marzo. Pero, adelantándose a la que podría ser una nueva derrota histórica, May anunció que si no hay consenso a favor del documento, los Comunes podrán votar, como muy tarde el 13 de marzo, sobre si quieren una retirada del bloque sin pacto. En caso de que esa segunda opción tampoco prosperara, sus señorías podrán decidir, el 14 de marzo, si retrasan el Brexit más allá de la fecha fijada del 29 de marzo, lo que implicará pedir una ampliación del artículo 50 del Tratado de Lisboa, que establece el periodo de negociación sobre la salida de un país comunitario.

En los últimos días, May había estado bajo gran presión por parte de los «tories» europeístas. Es más, varios miembros del Gabinete amenazan con presentar la dimisión si no se descartaba formalmente la posibilidad de una salida caótica. Pero, cediendo a sus demandas, la «premier» se dio ayer un tiro en el pie porque, sin la amenaza de un Brexit sin pacto de por medio, apenas quedan ahora garantías de que los parlamentarios vayan a ratificar un texto que, por diferentes motivos, no convencía ni a diputados pro UE, ni muchos menos a los euroescépticos. Estos últimos consideran que, tal y como está planteado la salvaguarda irlandesa, Reino Unido podría quedarse atrapado «sine die» en la normativa comunitaria.

En su comparecencia, May avisó de que si finalmente se opta por una ampliación de plazos, se trataría de un retraso «corto y limitado» del Brexit. Y una vez más, recalcó que para ella ésta no es la solución al problema. «Dejadme ser clara, no quiero ver una extensión del artículo 50. Debemos concentrarnos totalmente en trabajar para conseguir un acuerdo y marcharnos el 29 de marzo», dijo. En cualquier caso, cuando queda poco más un mes para que se cumpla la fecha de salida, cada vez existen más dudas, sobre todo después de la comparecencia de ayer de May, de que se vaya a cumplir con el calendario oficial.

La gran pregunta que se plantea ahora es hasta cuándo se podrían ampliar los plazos. En este sentido, la «premier» advirtió de que no debería ser más allá de finales de junio, ya que, de otra manera, Reino Unido tendría que formar parte del nuevo Parlamento Europeo que se cree tras las elecciones europeas de mayo. La fecha clave no son los comicios en sí, sino la constitución de la Eurocámara el 2 de julio. Si Reino Unido abandona el bloque antes, no tendría que elegir eurodiputados. Pero si para entonces continúa, tal y como señaló May, «se defraudará a todos aquellos que en 2016 votaron por el Brexit».

El cambio de rumbo de la «premier» también atiende a evitar nuevas derrotas en la sesión parlamentaria clave que la Cámara de los Comunes celebra hoy. Los diputados votarán diferentes enmiendas y varios ministros habían amenazado con rebelarse para votar a favor de la propuesta presentada por la laborista Yvette Cooper y el conservador Oliver Letwin, quienes planteaban precisamente ampliar los plazos si no se había conseguido ratificar un pacto de salida el 13 de marzo. Cooper anunció ayer que seguirán adelante con sus planes. Pero la enmienda ha perdido todo su peso.

Por su parte, el líder de la oposición, Jeremy Corbyn, presentará otra enmienda para que Reino Unido se quede «en una unión aduanera» y con una «alineación estrecha» con el mercado único. El veterano político asegura que si su propuesta no sale adelante –consciente de que no se aprobará– respaldará otro referéndum. En este sentido, podría plantear una enmienda solicitando específicamente una nueva consulta o apoyar la ya preparada por Peter Kyle y Phil Wilson. Los diputados laboristas plantean que Westminster ratifique el acuerdo de retirada si May se compromete a someterlo luego al escrutinio de la ciudadanía.

En caso de ampliación de plazos, muchos analistas no descartaban ayer elecciones anticipadas. En definitiva, casi tres años después del histórico plebiscito de 2016 y a pocas semanas de que se cumpla la fecha de salida del bloque, todas las opciones vuelven a estar encima de la mesa.