Terrorismo yihadista
Medio centenar de yihadistas españoles se alistan a Al Qaeda
A la veintena de islamistas que combaten en Mali se suman otros treinta que luchan en Siria. Reciben una «instrucción militar de primera en armas y explosivos», además del combate directo
MADRID- El total de islamistas radicales que han abandonado España para incorporarse a zonas de conflicto es de medio centenar: los veinte que, tal y como adelantó LA RAZÓN, han viajado a Mali, a los que hay que sumar unos treinta que se encuentran en Siria, según fuentes antiterroristas, consultadas por este periódico.
De los que se han desplazado a este último país, la mitad se ha incorporado directamente al Frente Al Nusra, dependiente de Al Qaeda, y el resto a campamentos yihadistas en los que nuevos militantes reciben entrenamiento de todo tipo, sobre todo para convertirse en kamikazes y protagonizar ataques suicidas. Una vez finalizado el periodo de formación, de unos quince días de duración, los nuevos terroristas se incorporan a los combates contra el régimen de Bachar al Asad en las distintas facciones yihadistas que luchan en la zona.
Los que no son utilizados en el conflicto en Siria, o mueren en combate (se tienen noticias de que, al menos, tres de los que procedían de España han fallecido o se han suicidado en acciones kamikazes), vuelven a los nueve meses (duración media de la campaña) a España, con lo que ello supone de peligro para nuestro país, que ya contaba con el peligro que supone que puedan volver de Mali, donde también «están recibiendo formación militar de primera, en armas y explosivos», según las citadas fuentes. No se descarta que entre estos individuos haya españoles conversos, que, por lo tanto, pueden pasar más inadvertidos en el conjunto de la población. Tal y como adelantó LA RAZÓN, al menos uno de estos «conversos» estaría participando en la guerra francoafricana que ahora se desarrolla en el norte de Mali.
El dinero y los documentos falsos para la realización del viaje son facilitados por las estructuras logísticas que el terrorismo islamista tiene en nuestro país, que, además, se encargan de enviar dinero a las zonas en conflicto. Algunas de estas estructuras han sido desarticuladas en los últimos años por las Fuerzas de Seguridad, aunque sus integrantes, o han sido puestos en libertad o han permanecido poco tiempo en prisión, dada la dificultad de probar los hechos que se les imputan, muchos de ellos claramente conectados con la delincuencia común.
El desplazamiento de estos individuos, además de contribuir a la «yihad» (guerra santa) que se desarrolla en Mali y Siria, responde a una consigna de Al Qaeda Central (AQC), cuyo máximo líder, el médico egipcio Aymar Al Zawahiri, emitió, el pasado mes de noviembre, una orden en la que, entre otras cosas, pedía la «liberación» de Ceuta y Melilla, y la recuperación de «Al Andalus» (España), que en su momento estuvo ocupada por los musulmanes y, según la visión de AQC, hay que recuperar a toda costa.
En ese documento, además de a España, AQC amenazaba a Rusia, Israel y China, por los conflictos de Palestina, Chechenia, Cachemira, y Turquestán. Se acusa a estos países, incluida el nuestro, de «expoliadores de las riquezas de las naciones y territorios musulmanes». Como es habitual, Estados Unidos es citado como el principal enemigo.
El problema, agregan las fuentes consultadas, es que, una vez recibida la formación en una zona de combate, los islamistas radicales, al volver a sus países de origen, pueden estar inactivos, como células durmientes, durante determinados periodos de tiempo, incluso años. Pero siempre llevan dentro de sí el odio a Occidente y a la civilización cristiana, contra la que les han aleccionado hasta lograr fanatizarles. El objetivo final, según les dicen sus instructores, es la formación de un Califato Mundial, en el que se impondrá la religión musulmana y la ley coránica en su versión más radical (la «sharía»).
Se trata, por lo tanto, de terroristas que cuentan con la suficiente instrucción, en el manejo de armas y explosivos; obtención de información; técnicas de evasión, etcétera, que les permiten pasar a la acción, de manera inmediata, en cuanto reciban la orden de hacerlo o, en función de los acontecimientos internacionales, tomar la iniciativa ellos mismos con el fin de ofrecer su particular contribución a la «yihad».
En una reciente conferencia, el comisario general de Información de la Policía española, Enrique Barón, advertía de que Al Qaeda podría haber accedido a armamento químico, gracias a su participación en la llamada Primavera Árabe, que se ha desarrollado en varios países, sobre todo en Libia y ahora también en Siria. La explosión terrorista en Mali está íntimamente relacionada con la caída de Gadafi. Asimismo, subrayó que «España tiene una amenaza singular y específica», por la reivindicación que hace AQC de Ceuta y Melilla y de Al Andalus, cuya reconquista había ordenado el lugarteniente Aymar Al Zawahiri. También llamó la atención sobre el hecho de que los grupos terroristas islamistas están utilizando internet y sus redes sociales como «medio de formación, para hacer proselitismo y reclutamiento» y también «como medio operativo de comunicación entre las distintas organizaciones terroristas» que operan en la escena global.
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