Europa

Berlín

Merkel se defiende de las acusaciones de espionaje

El «caso Snowden» se cuela en la campaña electoral de la canciller

La canciller Merkel durante la rueda de prensa, ayer en Berlín
La canciller Merkel durante la rueda de prensa, ayer en Berlínlarazon

Antes de marcharse de vacaciones, Angela Merkel compareció ayer ante la Prensa para hacer el tradicional balance del curso político y de la legislatura. Una relajada y sonriente canciller confió en repetir tras las elecciones del 22 de septiembre su coalición con los liberales, a la que calificó como el «mejor Gobierno alemán» desde la reunificación. Y también se refirió a las recientes acusaciones del ex empleado de la CIA Edward Snowden de que Alemania era uno de los principales objetivos del ciberespionaje de Estados Unidos y que sus servicios secretos (BND) habían colaborado. Al respecto, recordó que su país «no es un Estado policial», sino un «Estado de Derecho». «Ahora mismo estamos investigando cómo otros servicios secretos, no los alemanes, no han respetado nuestras leyes en nuestro territorio. Y eso es lo que esperamos. ¿Por qué? Porque somos socios, socios en la lucha contra el terrorismo, amigos y estamos juntos en la misma alianza», explicó la canciller, que aseguró que «el fin no justifica los medios a la hora de proteger la seguridad de los ciudadanos». El escándalo del ciberespionaje, espoleado por los medios de comunicación y la oposición, se ha colado en la precampaña electoral. Esta semana el diario «Bild» informaba del que el Ejército germano se había servido de la información del programa «Prisma» para sus operaciones en Afganistán.

Mientras, la población, que aún no ha olvidado a la temida Policía Secreta de la Alemania Oriental (Stasi), no oculta su enfado. Según un sondeo de la televisión pública RDA, dos de cada tres alemanes se sienten molestos por la actuación del Gobierno en este asunto, aunque el mismo porcentaje reconoce que no influirá en su intención de voto. En su balance no faltaron tampoco reflexiones en relación con la crisis en la eurozona.

Merkel aseguró que la política de austeridad puesta en marcha por los países del sur de Europa a instancias de Berlín está dando sus primeros resultados. «Nuestra misión en el futuro consiste en mantener la estabilidad y la seguridad del euro y evitar crisis como ésta. Como dije anteriormente, hemos hecho muchas cosas para salir de esta crisis pero todavía no está resuelta», añadía la canciller alemana. Para tranquilizar a los contribuyentes germanos, Merkel no considera necesario negociar otra quita de la deuda griega, pues, a su juicio, transmitiría un mensaje negativo a los mercados. En un ejercicio de autocrítica, la líder de la CDU reconoció que, cuando se inició la crisis de la zona euro, subestimó la situación de algunos bancos europeos. «Si me hubieran preguntado hace cuatro años si necesitábamos un supervisor bancario común, hubiese respondido que no», explicó la canciller alemana. Angela Merkel, que supera a sus rivales socialdemócratas en quince puntos, participará en varios actos electorales antes de disfrutar de tres semanas de vacaciones.

«No es bueno para Egipto que Mursi sea maltratado»

Entre los asuntos de la agenda internacional que trató la canciller durante su encuentro con la Prensa, figuró la situación en Egipto tras el derrocamiento del presidente Mohamed Mursi. Merkel insistió en que la cúpula del poder egipcio debe poner en libertad al presidente depuesto y abrir un proceso político que integre a «todos los grupos sociales del país». «Los no seguidores de los Hermanos Musulmanes se sintieron mal- tratados mientras Mursi fue presidente. Si ahora se invierte esa situación, no es bueno para la evolución política del país», advirtió tras matizar que la Primavera Árabe no puede abordarse con un prisma común.