Oriente Medio
Ofensiva final contra el último reducto del Estado Islámico en Siria
Unos 500 yihadistas tratan de resistir la embestida de las milicias kurdas apoyadas por EE UU
Unos 500 yihadistas tratan de resistir la embestida de las milicias kurdas apoyadas por EE UU.
Donald Trump puso como plazo la próxima semana para dar por acabado al Estado Islámico. Apenas unos días después de que pusiera fecha de defunción al grupo yihadista más temido de la historia, la coalición internacional, que aún lidera EE UU hasta que se retiren en abril sus tropas, con el apoyo de las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), se pusieron manos a la obra para limpiar el último reducto yihadista en Siria. La ofensiva para liberar la localidad de Baghuz y Baghuz al Fauqani, cuya dimensión no suma más que un par de kilómetros cuadrados, comenzó la madrugada del sábado, después que las milicias kurdo-sirias evacuaran a más de 20.000 civiles de la zona. De los 30.000 yihadistas que aterrorizaron el norte de Siria e Irak en 2014 quedan hoy solo entre 400 y 500 combatientes, la mayoría extranjeros, atrincherados en un reducido y remoto territorio en la provincia de Deir Ezzor.
Según un portavoz de las FDS, Mustafa Bali, los milicianos kurdos «han capturado 41 posiciones» del EI y «destruyeron fortificaciones» en menos de 48 horas. Pese al avance, los yihadistas están luchando con fiereza para impedir que las FDS les arrebaten la última población que queda bajo su poder. Dentro de la localidad de Baghuz aún hay civiles atrapados –entre 500 y mil, según Bali–, a los que usan como escudos humanos ante los kurdos. El Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH) alertó de que cientos de familias permanecen atrapadas y no han podido escapar a los territorios controlados por las FSD.
El portavoz kurdo señaló que la batalla contra el EI no terminará con la toma de los últimos enclaves en Siria, sino que seguirá hasta liberar a miles de mujeres yazidíes «todavía esclavizadas por el EI». En sus conquistas de 2014 y 2015, el EI tomó como esclavas sexuales a cientos de mujeres y niñas de esta religión minoritaria basada en el zoroastrismo y que se asentó en el norte de Irak hace más de 2.000 años. El grupo radical también tiene presencia en zonas desérticas entre las provincias sirias de Deir Ezzor y Homs, en una zona rodeada por las fuerzas de Damasco.
Tras la pérdida de territorio en Siria e Irak, muchos de los combatientes del EI desertaron de las filas de Abu Al Baghdadi y regresaron al calor de las filiales de Al Qaeda en ambos países. También el movimiento yihadista ha encontrado apoyos para sobrevivir en África y Asia, donde se está haciendo cada día más fuerte.
El mayor problema que se presenta para la comunidad internacional es qué hacer con los yihadistas extranjeros. Trump está evaluando la opción de enviar a la prisión de Guantánamo (Cuba) a los yihadistas extranjeros que no pueden retornar a sus países. También ha reclamado a los países que tienen canteras de yihadistas en Siria e Irak que repatríen a sus compatriotas encerrados en las cárceles o centros de las FDS. Bajo control de los kurdos hay combatientes del EI y sus parientes de unos 43 países, entre ellos Afganistán, India, Malasia, Arabia Saudí, Túnez y Turquía. Entre los países europeos destacan los de Bélgica y Francia.
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