Cumbre de Vilna

La OTAN seguirá dando largas a la adhesión de Ucrania

Trabajan en fórmulas para acercar a Kyiv a la Alianza, mientras algunos aliados ofrecen garantías de seguridad bilaterales

FILED - 24 January 2023, Berlin: Jens Stoltenberg, NATO Secretary General, speaks during a press conference at the German Ministry of Defence. NATO member states have extended the term of Secretary General Jens Stoltenberg until October 1, 2024, the alliance chief tweeted on Tuesday. Photo: Kay Nietfeld/dpa (Foto de ARCHIVO)24/01/2023 ONLY FOR USE IN SPAIN
El secretario general de la OTAN, Jens StoltenbergDPA vía Europa PressEuropa Press

Entre el 2 y 4 de abril de 2008, los miembros de la OTAN se reunieron en Bucarest en el que fue el último encuentro con George W. Bush como presidente de EE UU antes de la elección de Barak Obama. Consciente de esta situación, el entonces inquilino de la Casa Blanca quiso aprovechar esta cumbre para mirarse en el espejo de la Historia y construir su legado, al menos en lo que respecta a la arquitectura de seguridad en Europa. En este encuentro de alto nivel se dieron pasos para que Albania, Macedonia y Croacia formaran parte de la OTAN y también se ideó una pirueta diplomática que el tiempo ha demostrado arriesgada. Mientras EE UU era partidario de que la ampliación de la Alianza incluyera a Ucrania y Georgia, Francia y Alemania temían la respuesta airada de Rusia que siempre consideró como una traición las ampliaciones de la OTAN posteriores a 1997 y que incluyeron a antiguos países del Telón de Acero.

Al final, se llegó a la típica componenda de la política internacional. Una declaración abrió la puerta a que estos dos países de la antigua órbita soviética formaran parte en un futuro de la organización militar, pero en el texto consensuado en ningún momento se aprobó que esta decisión fuera seguida de un Plan de Acción para la Adhesión (MAP), el paso previo a la entrada en la organización multilateral. Ucrania quedó desde entonces sumida en un inquietante limbo de seguridad, con importantes capas de la población mirando a Occidente, mientras Rusia seguía luchando para no perder influencia.

Pasaron los años y Francia y Alemania seguían temiendo la respuesta de Rusia, que en 2014 llegó a invadir la península de Crimea en Ucrania. Mientras en 2022 los servicios de inteligencia de EE UU alertaban de una concentración inusual de tropas rusas en las fronteras limítrofes con Ucrania, un joven presidente con pasado como actor llamado Volodimir Zelenski seguía pidiendo que su país ingresara en la Alianza para quedar protegido bajo el manto de la cláusula 5 de defensa colectiva.

Tras más de un año de invasión por parte de las tropas rusas, los ahora 31 miembros de la Alianza se reúnen en Vilna esta próxima semana. Una vez más deben contestar a la pregunta de cuándo se unirá Ucrania a la Alianza. En los pasillos comunitarios se descarta completamente una invitación clara o una fecha. Mientras dure el conflicto, la entrada del país en la organización multilateral abocaría a una Tercera Guerra Mundial. Por eso, los diplomáticos europeos y estadounidenses trabajan contra reloj para perfilar una declaración política que «supere el lenguaje de Bucarest», pero que en todo caso tampoco contendrá demasiadas promesas que luego no se puedan cumplir. Ni siquiera habrá una referencia a que, cuando termine el conflicto, puedan comenzar las negociaciones. Fuentes diplomáticas creen que este tipo de fórmula sólo llevaría a que Rusia alargase la guerra indefinidamente.

Como regalo de consolación, está previsto que se apruebe una nueva estructura Consejo OTAN- Ucrania en la que las dos partes se sienten y negocien de igual a igual (hasta ahora tan sólo se había utilizado este mecanismo en el caso de Rusia). También está la posibilidad de ofrecer, en un futuro sin concretar, una especie de vía rápida de adhesión sin necesidad de un MAP, al igual que ha sucedido con Finlandia y Suecia, teniendo en cuenta que esta contienda y el envío de armamento están acelerando la interoperabilidad de las tropas ucranianas y las aliadas. Fuentes diplomáticas explican que todavía no hay un acuerdo cerrado sobre esto último, pero es uno de los puntos en los que se está trabajando.

«Se adoptará un paquete de tres elementos para que Ucrania se acerque a la OTAN. Acordaremos un plan de asistencia plurianual para garantizar la plena conformidad de las Fuerzas Armadas de Ucrania con la OTAN. También renovaremos los lazos políticos, se creará el Consejo OTAN- Ucrania. Así como nuestros líderes confirmarán que Ucrania se convertirá en miembro de la Alianza», aseguró este pasado viernes el secretario general, Jens Stoltenberg, sin querer concretar este último aspecto, ya que «aún estamos realizando consultas sobre la formulación exacta».

Fuentes diplomáticas esperan que la declaración recoja el rechazo a la injerencia de cualquier país tercero sobre qué Estados pueden o no formar parte de la Alianza, como referencia implícita a Rusia. La gran pregunta es si estas vagas promesas serán suficientes para Ucrania, ya que el presidente Zelenski lleva semanas pidiendo pasos concretos en la Cumbre de Vilna e incluso ha llegado a amenazar con no asistir a este encuentro, si bien tanto en Washington como en Bruselas confían en que la sangre no llegue al río.

Además, varios países aliados siguen trabajando en las garantías de seguridad para que, una vez terminado el conflicto, no vuelva a producirse una invasión por parte de Rusia. Estas garantías no pueden implicar a la Alianza en su conjunto, ya que esto supondría equiparar a Ucrania con un país miembro, pero sí de manera bilateral. Kyiv ha pedido que estos compromisos incluyan la entrega de armamento letal mientras sea necesario, entrenamiento de sus fuerzas militares y ayuda de los servicios de inteligencia. Aunque España está colaborando en los dos primeros apartados, no está formando parte de la negociaciones de estas garantías bilaterales.

Sólo el tiempo dirá si esta cumbre en Vilna enmienda o repite los errores cometidos en Bucarest hace quince años.

Mientras tanto, la guerra continúa y nadie parece confiar en un desenlace rápido. Ucrania no sólo mira a la Alianza Atlántica, sino que también llama a las puertas del club comunitario en dos procesos que parecen ir en paralelo, aunque su naturaleza sea diferente. Este otoño, la Comisión Europea también deberá presentar su informe sobre la adhesión y algunos países quieren que las negociaciones para formar parte de la Unión Europea comiencen en el mes de diciembre.