China

Pekín potencia su fuerza naval como eje de su defensa

El nuevo «libro blanco» busca contener la influencia de EE UU en la región

La fragata china «Yulin» realiza ejercicios militares en el mar del Sur de China
La fragata china «Yulin» realiza ejercicios militares en el mar del Sur de Chinalarazon

En medio de la disputa que mantiene China con varios países de la zona y con EE UU por su continua reclamación de las aguas del mar de China Meridional, Pekín hizo pública ayer su nueva estrategia militar. En este documento explicita su intención de convertirse en una potencia marítima el mismo día que comenzaba a levantar dos faros en las islas artificiales que ha construido en el archipiélago de Spratly. «Es necesario que China desarrolle una fuerza militar marítima moderna acorde con su seguridad nacional y sus intereses de desarrollo, que salvaguarde su soberanía nacional y sus derechos e intereses marítimos». Con estas palabras, el coronel del Ejército de Liberación Popular (ELP), Wang Jin, destacó la importancia de la gestión de los mares y océanos tanto en «aguas del litoral» como en «aguas abiertas», en la presentación del «libro blanco» que marca la estrategia militar del país.

El documento, de unas 9.000 palabras, hace hincapié en el océano como una de las cuatro «esferas críticas de seguridad» del país, junto al espacio exterior, el ciberespacio y la fuerza nuclear. Las pretensiones de China levantan ampollas en unas aguas que también reclaman Brunei, Malasia, Filipinas, Taiwán y Vietnam.

Las últimas acciones de China añaden tensión en la región y aumentan el riesgo de conflicto, según reconoció el vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden, en un acto frente a más de mil graduados de la Academia Naval americana la semana pasada. «La política exterior de Estados Unidos está orientándose hacia la región de Asia-Pacífico», por ello «el 60% de la fuerza naval americana estará posicionada en esta zona hacia 2020 para mantener la paz», aseguró Biden después de que el miércoles pasado un avión de vigilancia de EE UU sobrevolara el mar del Sur de China, en disputa, y un equipo de la CNN a bordo grabara imágenes de los trabajos en las islas, lo que provocó las críticas de Pekín. El lunes el periódico «Global Times», vinculado al Partido Comunista, señaló en su editorial que «una confrontación militar» entre China y EE UU sería «inevitable», si desde Washington se exigía la suspensión de los planes de construcción en este mar.

El portavoz del Ministerio de Defensa Nacional, Yang Yujun, aseguró que «esas construcciones no son diferentes a otras en otras partes del país» y afirmó que «sirven a objetivos civiles», además de que «favorecen no sólo a China, sino a toda la comunidad internacional». Sin embargo, afirmó en referencia a la intromisión de otro país –en clara referencia a Estados Unidos–, que «no atacaremos a no ser que alguien nos ataque, pero con certeza contraatacaremos si nos atacan».

Mientras tanto, el presidente de Taiwán, Ma Ying Jeou, hizo ayer un llamamiento conciliador a las partes afectadas para que dejen de lado sus diferencias sobre las aguas en disputa y se centren en el progreso conjunto. «Queremos hacer hincapié en que, mientras que la soberanía no puede ser dividida, los recursos sí pueden ser compartidos, sustituyendo así las disputas de soberanía por el intercambio de recursos», dijo a la Agencia Focus Taiwan.

El coronel Wang también hizo referencia a los otros pilares que constituyen la nueva estrategia de defensa y manifestó que «hay que mantener la seguridad aérea del país, pero también prestar alta atención al desarrollo espacial». En este sentido, y según recoge la agencia Xinhua, el «libro blanco» indica que China se opone a una carrera de armas espaciales. El documento, el noveno de este tipo desde 1998, viene marcado por ser «más estratégico y previsor» en un contexto mundial «de cambios sin precedentes y con China en un punto crítico de reforma y desarrollo». En el mismo Pekín promete que no entrará en una carrera nuclear y se compromete a seguir contribuyendo a la paz mundial. En medio de las acusaciones de Washington por ciberespionaje, Wang declaró que «China es la mayor víctima de los piratas informáticos» y afirmó que va a acelerar el desarrollo de su «fuerza cibernética» para hacerles frente.