Elecciones en Alemania
Preparadas para ocupar el poder en Alemania
Las mujeres dominan la cúpula de los grandes partidos tras doce años de «Merkelismo»
Las mujeres dominan la cúpula de los grandes partidos tras doce años de «Merkelismo».
La estabilidad presupuestaria, la formación laboral, los refugiados o la contención de los populismos son sólo algunos de los retos a los que se enfrentará Alemania en el futuro próximo. Tras ellos, con toda probabilidad, estará la batuta de una mujer. Después de doce años como canciller y casi 18 como jefa de la Unión Cristianodemócrata (CDU), la autoridad de Angela Merkel está comenzando a menguar, pero todo apunta a que sea otra mujer la que tome su relevo o, por lo menos, en lo que respecta a su partido así lo desea la canciller. La elección hoy de Annegret Kramp-Karrenbauer como nueva secretaria general de la CDU representa, según la Prensa alemana, la savia nueva que necesita el partido.
La canciller sabe en qué manos está dejando su legado. Kramp-Karrenbauer no fue sólo una de las grandes defensoras dentro del partido de la política de puertas abiertas a los refugiados, sino que estuvo, por ejemplo, entre quienes se opusieron a la aprobación del matrimonio homosexual (Merkel también votó en contra) y respecto a la política de refugiados defendió la idea de determinar con exámenes médicos la edad biológica de aquellos que se declaren menores y con los que haya motivos de duda. De cara al ala conservadora del partido, esta política tiene la ventaja de que ha hecho una carrera clásica dentro de la CDU, empezando desde las juventudes y pasando desde ahí a ocupar posiciones destacadas dentro de la agrupación, primero en Sarre y luego a nivel federal, donde forma parte de la dirección de Unión Cristianodemócrata. De hecho, su designación fue interpretada como una señal de que Merkel piensa continuar el proceso que ha llevado a la CDU a girar hasta el centro desde que llegó a la presidencia del partido en el año 2000.
Pero Kramp-Karrembauer no estará sola. En frente tendrá a otras mujeres. En abril, el Partido Socialdemócrata (SPD) designará a Andrea Nahles líder del partido. La «mujer de los escombros» (Trümmerfrau) como ya es conocida en Alemania, tendrá que reconstruir el partido desde abajo, al igual que las mujeres alemanas levantaron nuevamente las ciudades devastadas tras la Segunda Guerra Mundial. De 47 años y ex líder de las díscolas juventudes del Partido Socialdemócrata, los Jusos, Nahles conoce mejor a su militancia que su antecesor, cuya carrera discurrió entre Bruselas y Estrasburgo hasta que el año pasado se convirtió en líder del partido.
Además, Nahles vivió en directo cada una de las crisis internas de la formación, desde el desgarro provocado por la escisión de Oskar Lafontaine, quien en 1998 abandonó el partido para fundar La Izquierda (Die Linke) con descontentos del giro al centro del canciller Gerhard Schröder, hasta la erosión de electorado acumulada en las dos legislaturas en Gran Coalición con la canciller. Nahles, ministra de Trabajo en el Gobierno saliente, será la primera mujer al frente del SPD, lo que en Alemania no es exactamente una revolución. Hace 18 años que Merkel lidera la CDU y otras tres formaciones parlamentarias –Los Verdes, Alternativa para Alemania (AfD) y La Izquierda– tienen asimismo a una mujer en su cúpula.
Sahra Wagenknecht es la líder y cara más visible de Die Linke desde 2015 y candidata a la Cancillería en las pasadas elecciones. La esposa de Lafontaine es una de las caras más visibles y reconocibles de la política germana por su mensaje protesta. Annalena Baerbock es desde hace un mes la nueva cara del partido de Los Verdes tras el giro al centro decidido por la formación. Con 37 años, Baerbock es experta en medioambiente, proeuropea y tuvo el respaldo del presidente saliente, Cem Özdemir.
Pero sin duda, la figura más controvertida es la de la líder de AfD, Alice Weidel. Economista, madre y lesbiana, representa la paradoja de la esfera política alemana al oponerse a la legalización del matrimonio igualitario y manifestarse a favor de la defensa de una idea tradicional de la familia. Es empresaria y tuvo un pasado ligado al mundo de las finanzas, siendo asesora de grandes bancos como el Bank of China y Goldman Sachs y, al igual que su partido, defiende la idea de que el «islam no pertenece a Alemania» y bajo esa idea también rechaza la llegada de musulmanes a Europa.
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