Bogotá
Santos saca al Ejército a las calles ante la protesta agraria
Centenares de militares recorren las calles de Bogotá en cumplimiento de una orden presidencial para garantizar la seguridad ciudadana comprometida por los disturbios relacionados con la huelga agropecuaria.
Los militares, vestidos con uniforme de combate, fusil al hombro y casco en algunos casos, empezaron a circular por calles y avenidas de la capital colombiana entre las miradas de asombro y curiosidad de los transeúntes.
A lo largo de la Carrera Séptima, avenida que corta Bogotá de sur a norte y por la que suelen realizarse las manifestaciones políticas y sociales, los soldados estaban hoy apostados en casi todas las esquinas, mientras que grupos mayores vigilaban lugares estratégicos como los centros financieros de la calle 72 y la calle 116.
Algunos caminaban mezclados con los peatones mientras otros aprovechaban la calma que registra hoy la ciudad para conversar con los vendedores callejeros.
La presencia militar también es visible en las calles del centro y en barrios de la zona sur de la ciudad, como Venecia, con el fin de prevenir desórdenes como los registrados el jueves en la jornada de solidaridad de organizaciones sociales y sindicales con la huelga agropecuaria que dejó al menos dos muertos en Bogotá y cuantiosos daños materiales por la acción de vándalos.
"Ayer mismo, anoche ordené la militarización de Bogotá y así lo haré a partir de hoy en cualquier municipio o en cualquier zona donde sea necesaria la presencia de nuestros soldados", manifestó el presidente Juan Manuel Santos en una alocución desde la Casa de Nariño, sede del Ejecutivo.
Pese a que el conflicto armado que vive Colombia involucra a las Fuerzas Armadas, no es tan frecuente poner a militares a vigilar las calles de la ciudades, función que corresponde a la Policía.
El analista político y experto en seguridad Jairo Libreros, profesor de la Universidad Externado de Colombia, dijo a Efe que la decisión de Santos de sacar los militares a la calle "muestra que su política de seguridad ciudadana es un fracaso".
"El presidente desplazó a la Policía y puso en la calle a un Ejército que debe empezar a buscar nuevas funciones si las negociaciones de paz con las FARC en La Habana llevan al fin del conflicto", manifestó Libreros.
Desbloqueo de las carreteras
Por su parte, los campesinos, en huelga desde hace doce días, anunciaron hoy que levantarán los bloqueos de carreteras pero seguirán con su protesta hasta que lleguen a un acuerdo con el Gobierno.
El anuncio lo hicieron los negociadores tras una reunión de último momento después de que el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, ordenara la retirada de sus delegados del diálogo para buscar un acuerdo que se lleva a cabo en la ciudad de Tunja.
"Se han logrado acuerdos parciales lo cual nos da la potestad para invitar a los manifestantes a permitir el libre tránsito vehicular", manifestó uno de los negociadores de los campesinos en la lectura de un comunicado en Tunja, capital del departamento de Boyacá, el más afectado por las protestas.
Los bloqueos de vías, que comenzaron el pasado 19 de agosto, día de inicio de la huelga, han dejado aislados a pueblos y ciudades de numerosos departamentos del país y dieron pie a disturbios en el campo que luego se trasladaron a las zonas urbanas.
"Invitamos a los manifestantes a mantener el paro permitiendo el libre tránsito de los vehículos de todo tipo y apostándonos al borde de las carreteras", agrega el comunicado leído hoy.
Estos avances se consiguieron gracias a la mediación del gobernador de Boyacá, Juan Carlos Granados; del arzobispo de Tunja, Luis Augusto Castro, y del alcalde de la ciudad, Fernando Flórez, quienes en un esfuerzo de última hora para evitar la ruptura del diálogo, pidieron a las partes una última reunión después de la orden presidencial a sus delegados de regresar a Bogotá.
En una declaración esta mañana en la Casa de Nariño, sede de la Presidencia, Santos ordenó la retirada de los ministros que negocian con los campesinos por la falta de acuerdo tras cuatro días de diálogo.
"La paciencia se agota", dijo el presidente, y agregó que después de otra noche de negociaciones infructuosas, "he pedido a nuestros ministros que regresen a Bogotá y dejen nuestras propuestas sobre la mesa a los campesinos".
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