Oriente Medio
Siria acusa a Israel de desestabilizarla tras la última cadena de ataques aéreos y terrestres
"No permitiremos que Siria se convierta en una amenaza a nuestra seguridad", advierte el ministro de Defensa israelí, Israel Katz
Las autoridades sirias acusaron ayer al Gobierno de Benjamin Netanyahu de estar provocando la “desestabilización deliberada” del país y “el sufrimiento de su gente” después de la última cadena de bombardeos llevados a cabo en la víspera por la aviación israelí en distintos puntos de su territorio incluida la capital, Damasco, y una nueva incursión terrestre de sus soldados. Unos ataques que, según las autoridades israelíes, iban dirigidos contra “capacidades militares” sirias a fin de evitar que la república árabe “se convierta en una amenaza”.
Lo cierto es que se cuentan por centenares las operaciones aéreas de las FDI dirigidas contra infraestructura militar en suelo sirio desde la caída de la dictadura de Asad el pasado mes de diciembre tras una fulgurante operación militar liderada por los islamistas radicales de Hayat Tahrir al Sham (HTS). Además, desde finales del año pasado las fuerzas israelíes ocupan la vertiente siria del monte Hermón y la zona tampón de seguridad, de las que el Gobierno de Netanyahu ha advertido que no se retirará.
“En una violación flagrante de las leyes internacionales y de la soberanía de Siria, las fuerzas israelíes han llevado a cabo ataques aéreos en cinco puntos del país. Esta escalada injustificada es un intento deliberado de desestabilizar Siria y exacerbar el sufrimiento de su gente”, afirmó ayer en una nota oficial el Ministerio sirio de Exteriores.
Entre los objetivos alcanzados por las fuerzas israelíes en la noche del miércoles figuran el centro de investigación científica Barzeh, situado al norte de Damasco, y el aeropuerto militar de la ciudad de Hama, situado en el oeste sirio y prácticamente destruido tras la agresión. Las repetidas operaciones áreas y terrestres israelíes se producen en medio del incierto proceso de transición política en Siria tras el fin del régimen autoritario de los Asad. El pasado fin de semana el hombre fuerte de país, Ahmed al Sharaa, hacía pública la composición del nuevo gobierno interino que deberá reconstruir un país destruido y dividido.
Además, la aviación israelí golpeó la base aérea T4, localizada cerca de la ciudad de Palmira. El martes trascendía la información -adelantada por el digital Middle East Eye- de que Turquía, apoyo del HTS y respaldo decisivo en la conquista de Damasco por parte de los hombres de Al Sharaa hace casi cuatro meses, se disponía a hacerse con el control de la base T4 y a desplegar en ella sus sistemas de defensa aérea. Por ello, la operación israelí no puede sino interpretarse como un mensaje a Erdogan y su deseo de incrementar la influencia turca ocupando el espacio dejado por Irán y Rusia tras la caída de Asad.
Además, mientras se producían los ataques en Damasco, Hama y la base aérea situada junto a Palmira, las fuerzas israelíes bombardearon varios puntos de la gobernación de Daraa, en el sur. La operación israelí acabó con las vidas de nueve personas, según las autoridades sirias. La operación aérea se simultaneó con una incursión terrestre que encontró resistencia de “población local armada” según el relato de los militares israelíes. “Durante la noche, las fuerzas de la brigada 474 operaron en la zona de Tasil, en el sur de Siria, confiscaron armas y destruyeron infraestructura terrorista. Durante la operación, varios militantes dispararon a nuestras fuerzas en la zona, que respondieron con fueron y eliminaron a varios terroristas armados desde tierra y aire”, rezaba la nota militar emitida en la mañana de ayer por Tel Aviv.
“Una advertencia”
Entretanto, el ministro de Defensa Israel Katz interpretó la cadena de bombardeos e incursión terrestre protagonizada por sus tropas como “un mensaje claro y una advertencia para el futuro”. “No permitiremos daños a la seguridad del Estado de Israel”, afirmó ayer según un comunicado publicado por su oficina.
Además, el titular israelí de Defensa se dirigió directamente al autoproclamado presidente sirio, Ahmed Al Sharaa -quien hasta hace poco era más conocido por su nombre de guerra, Abú Mohamed al Golani: “pagará un alto precio” si permite que "fuerzas hostiles" a Israel entren al país para poner en peligro los “intereses de seguridad israelíes”. En la misma nota Katz insistía en que “Israel no permitirá que Siria se convierta en una amenaza a sus comunidades e intereses de seguridad” y avisaba de que las FDI “seguirán desplegadas y operando en el monte Hermón y en las zonas tapón y de seguridad”.
Mientras tanto, desde Israel su ministro de Asuntos Exteriores lanzaba un mensaje conciliador a las autoridades de otro de sus vecinos, el Líbano. El jefe de la diplomacia israelí, Gideon Saar, expresó durante una visita a Francia su deseo de normalizar relaciones con Beirut habida cuenta de la nueva etapa abierta en el país de los cedros tras el alto el fuego alcanzado con Hizbulá a finales de noviembre.
“Desde la perspectiva libanesa, podría ser demasiado pronto para hacerlo ahora. Hemos empezado a negociar sobre ciertos temas. Contamos con un equipo que negocia el tema de las fronteras y otro problema son los prisioneros capturados en esta guerra”, afirmaba el ministro israelí desde la capital francesa.