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África

Sudán del Sur está en guerra civil (aunque el mundo lo niegue)

Ni siquiera Naciones Unidas ha reunido aún el coraje de decirlo frente a las cámaras

Sudán del Sur.- Mueren al menos 17 personas, tres de ellas civiles, en combates entre facciones del SPLA EUROPAPRESS

Imaginen que Pedro Sánchez y Feijoo hubieran llegado tras los últimos comicios a un pacto de Estado que concediera la vicepresidencia al líder popular. Que, meses antes de las elecciones, el presidente retrasase (por enésima vez) las elecciones. Que grupos de extrema derecha se enfrentaran al ejército en los alrededores de Torrelavega, hasta el punto de que derribarían un helicóptero de la ONU, asesinarían a generales y provocarían que 50.000 cántabros tuvieran que huir de sus hogares. Las noticias hablarían de decenas de muertos durante los combates.

Imaginen luego que el Gobierno manda arrestar a Feijoo, a Cuca Gamarra y a Miguel Tellado. Que una coalición europea liderada por tropas francesas entra en Madrid para colaborar con el Gobierno en la lucha contra las facciones derechistas que no sólo se encuentran en Cantabria, sino también en Aragón y Navarra. Que el Gobierno bombardea posiciones “rebeldes” en Tudela, asesinando de paso a mujeres y a niños y obligando a miles a huir a Andorra. Que los combates continúan durante los diez meses siguientes en las zonas señaladas, arrebatando los rebeldes el control estatal de una porción del país y con posibilidades de atacar Barcelona.

Que más de 33 millones de personas (el 70 % de la población) necesitan asistencia humanitaria en 2025 en España y que la ONU estima que 2,1 millones de niños y 1,1 millones de mujeres embarazadas o lactantes están en riesgo de malnutrición aguda.

Imaginen este escenario, y que luego encienden el televisor, entre combate y combate, para ver a un funcionario de Naciones Unidas avisar con el rostro grave de que “España se encuentra en un punto de inflexión”. Y que aquí hay miles de desplazados, tropas internacionales combatiendo del lado del Gobierno, enfrentamientos casi diarios que afectan a amplias zonas del país y que ya han dejado tras de sí una ristra de miles de muertos… pero sin que nadie diga que en España ha empezado una guerra civil. Es más: la comunidad internacional niega que esté desarrollándose una guerra civil.

Un paralelismo

Esto mismo está ocurriendo en Sudán del Sur. Punto por punto. La frágil coalición de Gobierno; el atraso de las elecciones; los enfrentamientos en el Alto Nilo que concluyeron con un general muerto y un helicóptero de la ONU derribado, además de decenas de muertos y 50.000 desplazados entre los civiles; el arresto del vicepresidente sudsudanés y de su cúpula; la proliferación de los combates en el norte del país; la entrada de tropas africanas capitaneadas por Uganda en Juba, capital de Sudán del Sur, para combatir a la facción rebelde; el bombardeo de un campamento rebelde que acabó con decenas de civiles muertos. Incluso la frase que indica que “Sudán del Sur se encuentra en un punto de inflexión”.

Es como si Zumalacárregui conquistase Bilbao antes de que nadie empiece a hablar de las guerras carlistas. Como si el mundo de las palabras se hubiese disociado por completo del que pisamos.

Según el Derecho Internacional Humanitario, basta para considerarlo como tal que un conflicto reúna dos condiciones, que son intensidad (combates sostenidos, miles de muertos, desplazados) y una organización (facciones armadas con jerarquía y control territorial). Y Sudán del Sur cumple ambas. Desde hace años. La situación en el país está clasificada como Conflicto Armado No Internacional (CANI) por Naciones Unidas y otras organizaciones de renombre; es decir, que se reconoce lo que ocurre como “conflicto” …desde 2013. Sudán del Sur está en un punto de inflexión desde 2013.

Pero los tiroteos de los últimos meses, las detenciones, los muertos en cifras demasiado elevadas, la repercusión internacional, todo ello ha sido como la gota que cae de una estalactita para los organismos de renombre y los medios y los bienamados políticos, porque nadie escribe en Wikipedia sobre la segunda guerra civil sudsudanesa y a nadie importa. El benjamín de los países ya lleva dos guerras civiles a la espalda y puede que duela demasiado para decirlo.

Ni siquiera Naciones Unidas ha reunido aún el coraje de decir frente a las cámaras que Sudán del Sur está en guerra civil y que otra de sus misiones de paz africanas (la UNMISS, en este caso) ha vuelto a fracasar. Como fracasaron la de Mali, la de Sudán y la de República Democrática del Congo, por citar los cuatro últimos años.

Hoy es el día en que su “Feijoo” (que es en realidad el exvicepresidente sudsudanés, Riek Machar) comienza el juicio en contra suya, acusado de traición. Un juicio que es una negociación. Sus hombres todavía le son fieles y siguen sabiendo hacer la guerra, desde que acabó la anterior.

Y la frase que cito de un artículo de The Independent es para enmarcar: “Los abogados defensores afirman que el acuerdo rige en la práctica en Sudán del Sur, que ha estado al borde de una guerra declarada mientras las fuerzas gubernamentales luchan contra grupos armados presuntamente leales a Machar”.