Donald Trump
Trump anuncia un próximo encuentro con Kim Jong Un en Vietnam
La inmigración y la economía centran el mensaje triunfalista del presidente.
Donald Trump pronunció ayer el discurso del Estado de la Unión decidido a proyectar una imagen algo más serena y, de paso, inaugurar la carrera electoral. «No traigo un programa republicano o demócrata», explicó, «sino un programa americano para reconstruir y revitalizar nuestras infraestructuras, crear un sistema de inmigración que sea seguro y situar los intereses de América por delante». Trump también insistió en la obligación moral de crear un sistema de inmigración que funcione y detalló los éxitos económicos cosechados bajo su gobierno.
Tras exclamar que «La victoria no consiste en ganar en favor de nuestro partido sino de nuestro país» y recordar los dos grandes aniversarios que llegarán 2019, los «75 años del día D comienzo de la liberación aliada de Europa en la II Guerra Mundial para salvar nuestra civilización de la tiranía» y los «50 años de alunizaje del Apolo 11», mientras entre los invitados sonreía el anciano Buzz Aldrin, detalló los éxitos económicos de los dos últimos años.
«Hay más gente empleada ahora mismo que en ningún momento previo de la historia de los EE UU», dijo, pero también advirtió que «Está en marcha un milagro económico en los Estados Unidos, y lo único que puede detenerlo son las guerras estúpidas, la política o las ridículas investigaciones partidistas». Añadió que «Si va a haber paz y legislación, no puede haber guerra e investigaciones. ¡Simplemente no funciona de esa manera!». A su espalda la presidenta del Congreso, Nancy Pelosi, sonreía con evidente esfuerzo mientras la bancada republicana jaleaba entusiasta.
Aunque 2020 parezca lejano Trump necesita contrarrestar el debate sobre las primeras demócratas. Pesan demasiado los efectos de su claudicación el 25 de enero, cuando aceptó un principio de acuerdo presupuestario con los demócratas sin lograr que estos incluyesen la financiación del muro. A nadie le sorprendió que defendiera «Una propuesta sensata, que incluye ayuda humanitaria y una barrera física, o muro». «Conseguiré que se construya, exclamó». Para el presidente «Los muros funcionan y salvan vidas». El presidente señaló que con la llegada de inmigrantes ilegales hay menos puestos de trabajo, que las escuelas y hospitales están saturados y que se producen más delitos en el país. Además ha indicado que los trabajadores de clase media son los que sufren la llegada "masiva"de inmigrantes ilegales.
En cuanto a las políticas comerciales que han regido durante años entre Pekín y Washington, Trump aseguró que "han llegado a su fin". "Estamos trabajando para dejar claro a China que tras años de ataques a nuestra industria, y de robar nuestra propiedad intelectual, el robo de trabajos y riqueza estadounidenses han llegado a su fin", dijo Trump.
La intervención de Trump estuvo muy cerca de no celebrarse después de que Pelosi dejase claro que no cedería a las peticiones de fondos para la construcción del muro. Al final, y como pronosticó el ex senador Judd Gregg, entrevistado por la NBC, el discurso sirvió para que el presidente, más allá de explicar su proyecto aprovechó el prime time pudiera relanzarse así mismo. Enfrente, las congresistas demócratas, vestidas de blanco, saludaban con hieratismo su promesa de pedir al Congreso que apruebe legislación para prohibir los abortos tardíos. Trump también reconoció la lucha del pueblo de Venezuela y condenó el régimen de Maduro y prometió que en EEUU jamás se impondrá el socialismo. Pero sin duda el momento más destacado de la noche llegó al anunciar que reunirse con el presidente de Corea del Norte el 27 y 28 de febrero en Vietnam. En un repaso raudo por los hitos y desafíos de la política exterior abogó por una resolución política a la guerra en Afganistán y exhortó a dar la bienvenida a los soldados estadounidenses en Siria. Poco después reafirmar la necesidad de las sanciones contra Irán y advirtió de que EE UU será estará siempre enfrente del antisemitismo. En la tribuna aplaudían dos supervivientes del Holocausto y tres veteranos de la II Guerra Mundial.
Inmediatamente después de su discurso la ex candidata a gobernadora a Georgia, Stacey Abrams, una de las grandes esperanzas del partido demócrata, pronunció la tradicional respuesta de la oposición.
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