EE UU

Trump alega que el juicio por fraude fiscal está amañado

Las amenazas de muerte al juez marcan la última sesión del proceso en la Corte Suprema de Nueva York

 Donald Trump ha vuelto a la Corte Suprema de Nueva York para escuchar los alegatos finales en el juicio civil por fraude fiscal contra él, su organización y dos de sus hijos Eric y Donald Trump Jr. (Ivanka fue previamente desestimada del caso y solo participó como testigo). Lo ha hecho a tres días de que se celebren los cruciales caucus de Iowa que marcarán el pistoletazo de salida de las campañas electorales y 48 horas después de comparecer en persona en el tribunal federal de Washington, el mismo día que perdía a la madre de su esposa Melania Trump, que falleció el martes por la noche con 78 años de edad. La audiencia de ayer se desarrolló en medio de extremas y adicionales medidas de seguridad después de que el juez que lleva el caso, Arthur Engoron, recibiera una amenaza de bomba en su propia casa horas antes del proceso. Todo quedó en una falsa alarma, pero sirvió para que la jornada se desarrollara en medio de una gran tensión y nerviosismo en un proceso que podría alejar a Trump y su imperio de volver a hacer negocios en el estado neoyorkino.

El exmandatario nunca ha estado obligado a asistir a este proceso en persona, pero lo ha hecho hasta en nueve ocasiones en los últimos meses para seguir de cerca lo que se decía en la sala de él, de su empresa y de su familia. En cada visita, Trump ha aprovechado para dirigirse a los medios de comunicación una vez fuera de la Corte, tomando por costumbre convertir los juicios en su mejor arma política. Esta vez el juez Engoron le prohibió el miércoles subir al estrado para presentar su propio argumento final, algo que de hecho es bastante inusual en este tipo de procesos si el acusado cuenta ya con un equipo legal, pero Trump ha insistido en decir la última palabra y al final se ha salido con la suya. Engoron le ha concedido 5 minutos antes del descanso para el almuerzo para que explicara su argumento y el favor no ha acabado bien. Trump le ha dicho al magistrado que no había ¨hecho nada malo y deberían pagarme por lo que he tenido que pasar¨, luego ha continuado asegurando que lo que había ocurrido allí ayer era ¨un fraude¨. Ante esta velada acusación, Engoron le ha pedido al abogado defensor, Christopher Kise, que ¨controle a su cliente¨. El mismo abogado que durante el proceso cargó con el antiguo jurista personal del expresidente, Michael Cohen, de quien dijo ser ¨un mentiroso en serie¨ que además ¨odia a Trump¨ por lo que su testimonio no debería tenerse en cuenta.

Donald Trump siempre ha defendido su inocencia asegurando que ¨no ha hecho nada malo¨ y que se trata de un ¨fraude¨ y un juicio político contra él, basándose en que tanto el juez como la fiscal que presentó la demanda son demócratas. En algún momento del proceso incluso llegó a minimizar la importancia de sus controvertidos estados financieros asegurando que ¨no eran documentos a los que los bancos realmente prestaran mucha atención¨, tratando de desviar la culpa a las entidades financieras porque según su equipo legal debían haber hecho su ¨propia diligencia debida¨.

En un juicio que ha durado cerca de dos meses y medio con alrededor de 40 testigos, el equipo legal de Donald Trump ha tratado en todo momento de que no se imponga ninguna sanción a su cliente por lo que ellos han llamado ¨errores contables inevitables¨, incluido haber triplicado el tamaño del ático de la Torre Trump en los documentos facilitados a los prestamistas para conseguir un mejor acuerdo. La fiscalía siempre ha pensado que el exmandatario alteró falsamente y a propósito el valor de su patrimonio con el fin de conseguir mejores ventajas

fiscales y bancarias. Por eso pide al juez una multa de 370 millones de dólares, además de impedirle volver a hacer negocios en el estado de NY por haber inflado y alterado el valor de sus negocios. ¨La conclusión de que los acusados intentaron defraudar al preparar y certificar las declaraciones financiera de Trump es ineludible; los innumerables esquemas engañosos que emplearon para inflar los valores de los activos y ocultar hechos fueron tan escandalosos que desmienten una explicación inocente¨, escribieron en sus argumentos de cierre los abogados estatales.

Antes de comenzar el proceso, el juez Engoron ya confirmó que la fiscalía había dejado demostrado que Trump y los coacusados en este proceso eran responsables de fraude fiscal. Lo que ahora está en juego son otros 6 delitos de conspiración, fraude de seguros y falsificación de registros comerciales. Hasta la fecha, sus apariciones en los tribunales solo han impulsado su campaña electoral dándole una considerable ventaja frente a sus rivales. Ahora habrá que ver el efecto de la decisión del juez Engoron, que podría conocerse antes de que acabe el mes de enero.