Tratados y Organizaciones
Trump impone su nuevo pacto con México y Canadá
Tras más de un año de intensas negociaciones, EE UU y sus dos vecinos cierran un Tratado de Libre Comercio que sustituye al NAFTA de 1994. El texto incluye las demandas del magnate.
Tras más de un año de intensas negociaciones, EE UU y sus dos vecinos cierran un Tratado de Libre Comercio que sustituye al NAFTA de 1994. El texto incluye las demandas del magnate.
Adiós NAFTA, hola USMCA (Estados Unidos, México y Canadá, por sus siglas en inglés). Casi un año de intensas negociaciones, con múltiples ataques, amenazas y muchos desacuerdos, los tres aliados norteamericanos cierran un histórico acuerdo conjunto que da una tregua a la guerra comercial de Trump con el mundo. Si bien Estados Unidos y México lograban ponerse de acuerdo de manera bilateral hace justo un mes, su vecino Canadá se había mostrado reticente.
Hasta hace unas horas. Y es que, a punto de cumplirse con el plazo límite para alcanzar un acuerdo, finalmente los tres países se comprometieron a cumplir con las condiciones aceptadas, logrando así un consenso para darle continuidad a los 25 años del Acuerdo de Libre Comercio (NAFTA) con el recién presentado USMCA. «El tratado comercial más grande de la historia de EE UU», en palabras del propio presidente Donald Trump.
Un renovado acuerdo que regula los intercambios comerciales entre los tres países desde 1994 y que abarca intercambios sin barreras de bienes y servicios por un billón de dólares anuales. Si bien tiene mucho que ver con el anterior, este nuevo tratado se ha presentado con un nuevo nombre, nuevas reglas para automóviles donde se abordan las preocupaciones sobre posibles aranceles automotrices, así como grandes avances en materia de protección laboral y propiedad intelectual. Los agricultores estadounidenses son también uno de los sectores más beneficiados, ya que cuentan a partir de ahora con un mayor acceso al mercado lácteo canadiense.
«Canadá y EE UU alcanzaron un acuerdo, junto a México, sobre un nuevo y modernizado tratado comercial para el siglo XXI», según anunciaron en un comunicado conjunto el representante de Comercio Exterior de EE UU, Robert Lighthizer, y la ministra de Exteriores de Canadá, Chrystia Freeland. «Esperamos poder profundizar aún más nuestros estrechos lazos económicos cuando entre en vigor», concluyen, al tiempo que agradecen la colaboración de México. Algo que, de hecho, no ocurrirá de manera inmediata. Tras meses de intensas negociaciones, se prevé que la firma del nuevo acuerdo comercial tenga lugar a finales de noviembre, pero antes deberá ser aprobado en las Cámaras de cada país. Congresistas y senadores tendrán la última palabra. Y esto podría suceder ya el año que viene y entrar en vigor la segunda mitad de 2019.
En Estados Unidos, el siguiente paso al que se enfrenta Trump es contar con la aprobación del Congreso. Y, con las elecciones legislativas a la vuelta de la esquina, un giro a la izquierda podría plantear algún obstáculo para la Administración en esta materia. Precisamente, con la finalidad de cumplir con esos tiempos, la fecha límite establecida por Washington para llegar a un acuerdo era el 1 de octubre, por lo que el domingo antes de medianoche el reloj jugaba en contra de todos. La ministra canadiense se vio obligada a abandonar la Asamblea General de la ONU en Nueva York para centrarse en perfilar los últimos detalles del acuerdo. A pesar de las grandes diferencias que se han establecido entre EE UU y Canadá hasta el último momento, ambos se dieron un plazo de 48 horas más para publicar el borrador. Las continuas amenazas de Trump de dejar de un lado a Ottawa y seguir adelante con la relación bilateral con México se toparon con la oposición de grupos empresariales, sindicatos y legisladores demócratas y republicanos.
El nuevo acuerdo comercial sale adelante para satisfacción de los tres países vecinos, pero con el triunfo particular de un Trump que de nuevo se sale con la suya. Y es que su renovación fue precisamente una de sus promesas electorales. De hecho, también uno de sus requisitos principales fue el cambio de nombre. Dejar atrás NAFTA para dar paso a un USMCA con una imagen renovada. Cambio de forma, pero no tanto de fondo. Éste permanece prácticamente igual. De hecho, el nuevo acuerdo no va a evitar por ahora que EE UU siga aplicando los aranceles que entraron en vigor a principio de verano contra las importaciones de acero y aluminio, del 25% y el 10%.
Aun así, los tres mandatarios mostraron su gran satisfacción con el acuerdo. Trump anunció en Twitter un «magnífico» nuevo tratado. Por su parte, el canadiense Justin Trudeau declaró: «Es un buen día para Canadá». Y, desde México, el presidente Peña Nieto dijo que «el acuerdo concluye 13 meses de negociaciones y logra lo que nos propusimos al inicio: ganar-ganar-ganar». El anuncio ha revalorizado en pocas horas tanto al dólar estadounidense como al canadiense. Los máximos responsables políticos de la negociación señalan que el texto del nuevo acuerdo comercial creará un mercado libre y un comercio justo, así como también fortalecerá el crecimiento económico en la región.
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