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Trump planea una «sala de guerra» para el «Rusiagate»

El presidente regresa a la Casa Blanca tras su gira con la investigación de Kushner al rojo vivo.

El presidente de EE UU, Donald Trump, y la primera dama en una escala de su viaje de vuelta en la base aérea de Sigonella
El presidente de EE UU, Donald Trump, y la primera dama en una escala de su viaje de vuelta en la base aérea de Sigonellalarazon

El presidente regresa a la Casa Blanca tras su gira con la investigación de Kushner al rojo vivo.

El presidente norteamericano regresó ayer de su primera gira internacional igual que se fue: con el «Rusiagate» en plena ebullición. La Casa Blanca ha diseñado un plan de control de daños para amortiguar los efectos del escándalo que está lejos de mitigarse. Igual que hiciera el presidente Bill Clinton con el «caso Lewinsky», el Gabinete de Trump ha diseñado una «war room» (sala de guerra) que funcione de dique de contención contra el tsunami político que supone la investigación del círculo íntimo de Trump por sus contactos con el Kremlin y la injerencia de Rusia en la campaña electoral.

El presidente dio una tregua en Twitter durante su gira a Oriente Medio y Europa, pero a su vuelta a Washington dejó claro que había seguido muy de cerca las informaciones, y se desquitó con una cascada de mensajes en la red social donde ya tiene casi 31 millones de seguidores.

«En mi opinión, muchas de las filtraciones que salen de la Casa Blanca son mentiras hechas por los medios de comunicación de noticias falsas», cargó Trump, como ya se ha convertido en costumbre contra los periódicos «The Washington Post» y «The New York Times», que son los rotativos que han publicado las últimas exclusivas sobre la investigación de la trama rusa. El republicano se dedicó ayer a echar más leña a las redes sociales, donde, al menos entre sus votantes, no parecen haber hecho mella ni los desastres en EE UU, entre los que destaca el golpe de un congresista de Montana a un reportero, ni los desaires de Trump a los europeos en las cumbres de la OTAN y el G-7.

A ese disparo en Twitter, siguió otro contra los artículos que relatan los problemas de su Administración y en concreto a su yerno y máximo asesor, Jared Kushner: «Cuando vean las palabras ‘fuentes afirman’ en los medios de las noticias falsas y no se mencionen nombres (...). Es muy posible que esas fuentes no existan, pero sí estén fabricadas por escritores de noticias falsas. Las noticias falsas son el enemigo», acusó el presidente republicano, que también atacó al Partido Demócrata en otro mensaje por impulsar diversas investigaciones sobre la presunta injerencia rusa.

Pese a los desmentidos de Trump sobre las informaciones de que su yerno propuso crear un «segundo canal» de información con Rusia en la embajada en Washington, la Casa Blanca ha establecido una «sala de guerra», capitaneada por Stephen Bannon, para hacer frente a las amenazas políticas y legales, a las que se puede enfrentar Kushner. El presidente norteamericano ha diseñado un equipo formado por expertos en litigios, negociaciones y relaciones públicas, que también se hará cargo de la controversia de todo lo que rodea a la repentina decisión de fulminar al ex director del FBI James Comey. Asimismo, dentro de unos días se unirá al equipo el despacho legal privado de Trump, liderado por el abogado neoyorquino Marc E. Kasowitz. Juntos prepararán con Kushner una posible batería de preguntas y respuestas sobre sus contactos con los representantes del presidente de Rusia, Vladimir Putin.

La estrategia actual de la Casa Blanca pasa por cerrar filas con Kushner. Así el secretario de Seguridad Interior de Estados Unidos, John F. Kelly, justificó el intento del asesor y yerno del presidente de establecer un canal secreto de comunicación con Rusia como «una cosa buena». «Es normal, opino, y aceptable», afirmó Kelly en declaraciones a un programa de la cadena estadounidense ABC News. «Es buena cualquier fórmula para comunicarse con las personas, en particular con las organizaciones que no son particularmente amistosas con nosotros, argumentado.

El secretario rechazó la idea de que la existencia de ese canal secreto suponga un riesgo para la seguridad de Estados Unidos. «Cualquier canal de comunicación, secreto o no, es bueno», apuntó en otra entrevista con Fox News en la que insinuó que no estaba al tanto de la conversación de diciembre entre Kushner y el embajador ruso, Sergei Kisliak. En la misma línea, se pronunció el sábado el consejero de Seguridad Nacional, H. R. McMaster, quien precisamente sustituyó a Flynn en el cargo. McMaster aseguró que las comunicaciones paralelas son una normalidad en las relaciones de poder porque permiten mantener discusiones más discretas con tus aliados o enemigos.