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Trump recurre al ex alcalde Giuliani para reforzar su defensa legal

La Razón
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La tormenta perfecta llega apenas horas más tarde de que un hombre muy cercano a Trump, nada menos que el inefable Rudolph Giuliani, ex alcalde de Nueva York, volviese a la primera plana tras confirmarse que formará parte de su equipo legal. En total ha contratado a tres nuevos abogados que tienen una misión: negociar la paz con Mueller y el fin de la investigación del Rusiagate con los menores daños posibles. Giuliani, tras una campaña electoral en la que apoyó a Trump con la visceralidad que lo caracteriza, permanecía en un discretísimo segundo plano. Casi mejor. Una y otra vez se dijo que fue él el encargado de diseñar la orden para impedir la entrada en EE UU de ciudadanos musulmanes de según qué países. Una medida incendiaria y, sobre todo, frágil. Discutida por los jueces y reformulada en varias ocasiones.

Antes, casi en otra vida, Giuliani fue el alcalde de la Gran Manzana más polémico y querido. Quizá el más vilipendiado y admirado de la era moderna. Gracias a sus discutibles políticas de seguridad pública, que hicieran tanto por garantizar la seguridad en las calles de Nueva York como llenaron las crónicas de sucesos de abusos judiciales. Se redimió la tétrica mañana de septiembre. Cuando bajo las sombras de las torres en llamas demostró un coraje, una capacidad de liderazgo y, según sus enemigos, un vedetismo, que hicieron milagros por su imagen. Tanto que incluso aspiró a la presidencia. Pero sus continuos excesos, su innata capacidad para meterse en líos y su irrefrenable histrionismo lo habían relegado a la condición de dinosaurio político. Al desagradecido papel de animador de un Trump siempre necesitado de leales. Sorprende poco que ahora, con múltiples incendios cercando la Casa Blanca, recurra a un verdadero experto en fuegos.

Otro de esos fuegos lo avivó ayer el fiscal del departamento de Justicia, Michael Dreeben, al argumentar ante un juez que Paul Manafort, antiguo jefe de campaña de Trump, «mantenía sólidos lazos con políticos apoyados por Rusia. ¿Le proporcionaron canales de comunicación con Rusia? Es lógico que los investigadores examinen algo así». Con su alegato Dreeben trataba de responder a los abogados de Manafort, que consideran que Mueller se ha extralimitado. A su entender, está autorizado a investigar la posible relación de Manafort con Rusia, y no por lavado de dinero. Acusado de ocho delitos, incluido el de conspiración, este ex asesor de Ronald Reagan y los dos Bush, con amplia experiencia en política exterior y estupendas relaciones con Rusia, optó por declararse culpable ante Mueller y colaborar con la Justicia.