
Europa
La llegada de Trump y la tibieza de Occidente minan la moral de los ucranianos
Una mayoría de la población cree que solo ingresando en la OTAN el país estará a salvo de futuras incursiones rusas

La elección de Donald Trump como nuevo presidente de Estados Unidos ya ha dado lugar a múltiples especulaciones sobre posibles acuerdos con Rusia que podría proponer el presidente electo, quien promete poner fin rápidamente a la guerra. Si bien los ucranianos temen que sus planes puedan interferir con su anhelo de liberar los territorios ocupados y garantizar la justicia tras la cruel invasión, la pertenencia del país a la OTAN se considera especialmente importante para frenar a Vladimir Putin.
Hasta ahora, Occidente -en particular Alemania y EE UU-, han sido reacios a extender una invitación a Ucrania para convertirse en miembro de la OTAN pese a que una abrumadora mayoría de ucranianos espera que su país se una a la Alianza. El 86% de los ucranianos apoyan la adhesión a la Alianza, según una encuesta publicada por el Centro Razumkov. Representa un cambio notable en el país donde la mayoría de la población -el 67%- se oponía a unirse al club militar de Occidente y donde la neutralidad militar fue inscrita en la Constitución hace sólo más de 10 años. La razón es obvia. Todo cambió después de que miles de «hombres verdes» -las tropas rusas sin insignias- repentinamente tomaron el control de Crimea en 2014 y los agentes especiales, tanques y dinero rusos comenzaron a fluir al Donbass mientras Ucrania se apresuraba a racionalizar su ejército y proteger sus territorios.
Los números a favor de la membresía han crecido desde entonces y alcanzaron su punto máximo después de que Rusia lanzó su invasión abierta de Ucrania hace más de dos años y medio. El director del Instituto Internacional de Sociología de Kyiv, Anton Grushetski, explica a LA RAZÓN que, aunque la restauración de la integridad territorial de Ucrania y el castigo de los criminales de guerra siguen siendo sus objetivos a largo plazo, la prioridad fundamental en este momento es garantizar la seguridad contra la agresión rusa. «Los ucranianos necesitan garantías de seguridad fiables, como la pertenencia a la OTAN, que impidan que Rusia vuelva a atacar», subrayó.
La mayoría de los ucranianos creen que, incluso si se alcanza un alto el fuego en un futuro próximo, Rusia sólo lo utilizará para acumular más fuerzas e invadir el país una vez más, con Vladimir Putin empeñado en subyugar a Ucrania. «Entienden que esta guerra es existencial para nuestro país», explicó el sociólogo.
Tanto las armas nucleares como la pertenencia a la OTAN podrían proporcionar esas garantías de seguridad, ha subrayado repetidamente el presidente Volodimir Zelenski. Ya recordó a Donald Trump durante su encuentro en septiembre que Ucrania renunció a su vasto arsenal nuclear, el tercero más grande del mundo, en los años 90 a cambio de promesas de protección.
Si Ucrania recibiera la invitación ahora (para unirse más tarde), sería una garantía de seguridad y un duro golpe a los cálculos de Vladimir Putin, cree Zelenski. Las vagas promesas de adhesión después de que termine la guerra no tienen el mismo impacto y, de hecho, alientan a Putin a continuar con su agresión. En cambio, Zelenski insta a Trump a ayudar a lograr la «paz mediante la fuerza».
Muchos en Ucrania creen que en lugar de establecer sus propias líneas rojas para Putin y demostrar un apoyo inequívoco a Ucrania, los políticos occidentales han cedido la iniciativa a Putin y sólo han reaccionado a sus acciones, alimentando sus esperanzas de triunfar. «La renuencia de Occidente a ser más decisivo y más duro es aterradora. Parece un consentimiento tácito para matarnos a cambio de petróleo o gas rusos o rublos», dice Olena Semeniak desde Kyiv.
Al igual que muchos habitantes de la capital, atacada cada noche por los drones iraníes «Shahed», no duerme bien por tener que esconderse en el baño -lejos de las ventanas- durante horas y escuchar explosiones y las defensas aéreas. «Estamos luchando por sobrevivir. Nos hemos adaptado y cada día tenemos un plan de contingencia en caso de otro ataque. Pero no podemos dejar de pensar en nuestro futuro», subraya. Según ella, admitir a Ucrania en la OTAN no sería solo una señal de apoyo, sino una demostración de la fuerza ante Putin y otros dictadores agresivos.
Algunos ucranianos ya no confían en el compromiso de sus socios. Casi el 38% cree que Occidente está cansado de la guerra y está limitando su apoyo para obligar a Ucrania a aceptar los ultimátums rusos. «La OTAN es una burbuja. Como todas las organizaciones mundiales, esconde su cabeza como un avestruz cuando se enfrenta a una amenaza real», explicó Maxim «Forest», un soldado y piloto de drones de Odesa. «Ya está claro que para la Alianza un genocidio en un país vecino no es motivo para intervenir. Todo porque se trata de un enemigo serio y no de unos guerrilleros en pantuflas armados con un AK-74», afirmó.
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