Un antes y un después

Muchos conservadores parecen creerlo. ¿No estarán dejando que los izquierdistas dicten las conclusiones? ¿No son culpables de la misma precipitación que ellos, la que hizo que los progres condenaran a George Zimmerman sin conocer los hechos como simple reacción a una injusticia, en lugar de conocer los elementos reales del caso? ¿No es posible que sean víctimas de un clima tóxico que polariza todo lo racial? Es un hecho que muchos conservadores han llegado a la conclusión de que Zimmerman es inocente de cualquier cargo relacionado con la muerte de Trayvon Martin, y que debía ser absuelto en interés de la Justicia. El melodrama político que rodea a, y por momentos desborda, la sentencia de este caso plasma un conflicto ideológico que lleva décadas gestándose en este país. Se trata de una guerra en la que la tendencia progre a la «corrección política» obliga a que todos los blancos sean los malos y todos los negros sean las víctimas. La derecha tiene motivos para rechazar este venenoso rasero de plano. Pero en interés de la Justicia, tampoco debe permitirse que el melodrama político eclipse la realidad de este juicio: hablamos de la muerte de un chaval de 17 años que no iba armado, no era un delincuente, recorría el barrio en busca de chucherías y cuya vida se ha extinguido. Teniendo en cuenta que el joven no iba armado y que causó heridas superficiales a su rival durante su desencuentro, la defensa esgrimida por Zimmerman de que temía por su vida ha de ser tomada con cierto escepticismo, como poco. La reflexión debería ser otra. La ley que ampara el uso de la fuerza en legítima defensa debería de modificarse para ser válida exclusivamente en los allanamientos de morada, una vez está claro que el intruso es el agresor y que la respuesta es la legítima defensa. En segundo lugar, los vigilantes voluntarios no deberían llevar armas de fuego. Portar un arma cambia tu actitud y puede muy bien inducirte a entrar en situaciones peligrosas (como seguir a alguien que no debe ser seguido) que de otra forma evitarías. Y peor aún, puede inducirte a cobrarte la vida de alguien que con independencia de lo que hiciera, no merecía morir.

*Cofundador de la Nueva Izquierda norteamericana