Independencia de Reino Unido

Un reino más desunido que nunca

La promesa de un segundo referéndum en Escocia abre una agria disputa entre los dos gobiernos. Theresa May endurece su discurso y lanza una campaña contra la amenaza independentista.

La «premier» escocesa Nicola Sturgeon en una conferencia de su partido, el SNP, en Aberdeen
La «premier» escocesa Nicola Sturgeon en una conferencia de su partido, el SNP, en Aberdeenlarazon

La promesa de un segundo referéndum en Escocia abre una agria disputa entre los dos gobiernos. Theresa May endurece su discurso y lanza una campaña contra la amenaza independentista.

El primer viaje que realizó Theresa May tras mudarse a Downing Street fue a Edimburgo, para reunirse con la ministra principal escocesa Nicola Sturgeon. Entonces, mientras que la líder «tory» reiteraba su compromiso para preservar la «unión especial que ha durado siglos», la nacionalista mostraba su intención de mantener una relación de «trabajo constructiva». Pero la sintonía –si es que alguna vez la hubo tras las cámaras– ha durado más bien poco y ahora Londres y Edimburgo atraviesan uno de los momentos de máxima tensión.

El plan de los separatistas escoceses de sacar de nuevo las urnas ha desencadenado una auténtica batalla política que hace tambalear los cimientos de la unión del país justo cuando se dispone a iniciar las negociaciones para salir de la Unión Europea. En este sentido, Theresa May defendió ayer la necesidad de afrontar las discusiones con Bruselas como «un país unido» y acusó al partido independentista SNP, gobernante en Escocia, de querer aprovechar el Brexit como mero pretexto para alimentar «un nacionalismo divisorio y obsesivo».

«El hecho de que más votantes escoceses apoyaran la permanencia de Escocia en Reino Unido en (el referéndum de) 2014 que los que respaldaron la permanencia en la UE en el de 2016, y que casi medio millón de independentistas secundaran el Brexit el año pasado, no parece contar para nada», afirmó ayer la «premier» durante el congreso de primavera del Partido Conservador en Gales.

En un artículo publicado en el diario «The Times», la líder «tory» defendió además que el Gobierno escocés quiere «obligarla» a aceptar el plebiscito, algo que, en su opinión, sería «injusto» para el pueblo escocés, ya que aún no se sabe nada del acuerdo final al que se llegará con Bruselas, por lo que «ningún Gobierno razonable accedería».

Pero mientras May presentaba en Cardiff su «Plan para Reino Unido» para salvar la «preciosa, preciosa unión» –hasta dos veces repitió la palabra–, el SNP celebraba al mismo tiempo en Aberdeen, en la otra punta de la isla, su conferencia de primavera asegurando a sus miembros que el plebiscito iba a celebrarse «sí o sí», independientemente de lo que diga la primera ministra. Sturgeon clausurará hoy el congreso con un esperado discurso, pero ayer ya avanzó en una entrevista con la BBC que sigue adelante con sus planes y quiere encontrar una fecha en la que Edimburgo y Londres se puedan poner de acuerdo. May ha señalado que «ahora no es el momento», pero la líder nacionalista insiste en que Escocia tiene que tener el derecho a decidir su futuro una vez se sepan los detalles del acuerdo con Bruselas, y antes de que Reino Unido abandone definitivamente el bloque. «El problema con el que me encuentro es que no se puede dialogar con los que no están dispuestos a hablar. Me estoy topando con un muro cada vez que intento acercarme (al Gobierno central)», dijo Sturgeon.

El segundo del SNP, Angus Robertson, señaló durante su discurso en el congreso que sería «antidemocrático y totalmente inaceptable» si Londres denegara la petición del Parlamento de Edimburgo para organizar la votación.

Se prevé que el SNP presente el martes una moción al Parlamento autónomo para que le autorice a obtener del Gobierno nacional una orden bajo la Ley de Escocia, a fin de que pueda convocar el plebiscito. Se calcula que esa moción se aprobará el miércoles con el apoyo del Partido Verde, tras lo cual Londres deberá decidir si promulga o no esa orden y en qué términos. Si May se opone, los independentistas podrían decidir acudir al Supremo para establecer quién tiene competencia legal.