Política

Nápoles

Una lucha de egos amenaza a Letta

El ex primer ministro Silvio Berlusconi sale beneficiado de la batalla política en el PD
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ROMA- La memoria de la mayor parte de las personas es corta. La de los políticos, aún más. En Italia, nadie parece ahora acordarse de la angustia que vivía el país hace poco más de un año con la prima de riesgo disparada, la deuda pública pagándose con intereses cada vez más altos y la economía real haciendo aguas. Solventada parcialmente la situación de emergencia financiera gracias a la intervención del Banco Central Europeo, buena parte de la clase política italiana se ha olvidado de nuevo del Estado y vuelve a ocuparse de lo único que de verdad le importa: ella misma.

Sólo así, apelando a los intereses personales, puede entenderse la enésima crisis política en que ha caído Italia. Es una crisis innecesaria y fratricida, pues deriva del enfrentamiento entre dos hombres de la misma formación, el izquierdista Partido Democrático: el primer ministro, Enrico Letta, y el secretario general, Matteo Renzi. Este último se hizo con las riendas del PD en las elecciones primarias del pasado diciembre y no ve el momento de completar su asalto al poder. Parece que le resulta indiferente llevarse por delante al Ejecutivo de coalición que con tanto esfuerzo tejió la pasada primavera el presidente de la República, Giorgio Napolitano. Renzi lo que quiere es mandar y, cuanto más y más pronto sea, mejor. La Alcaldía de Florencia hace tiempo que le sabe a muy poco.

Letta, un tipo tranquilo y con la ambición algo más escondida que su íntimo rival, está de momento aguantando el envite, pero no está claro cuánto tiempo podrá seguir haciéndolo. Ayer se reunió con Napolitano para preparar una remodelación del Gobierno que podría hacerse pública hoy, con la inclusión de algunos ministros «renzianos». Tal vez consiga así sobrevivir durante unos meses más como jefe del Ejecutivo. Para colmo de males, sus aliados en la coalición gubernamental empiezan a abandonarle. El derechista Angelino Alfano pedía ayer claridad al PD, pero se ve tentado con cambiar a Letta por Renzi, pues con éste podría seguir como «vicepremier» hasta 2018. El otro pilar de la coalición, conformado por los centristas de Elección Cívica, se sumaba al sector crítico pidiendo la cabeza de Letta.

Salvo una aceleración inesperada de los acontecimientos, lo que nunca puede descartarse en Italia, todo podría quedar aclarado mañana, cuando se celebre la reunión de la dirección ejecutiva del PD, adelantada por el secretario general. Habrá que ver si Renzi se conforma con introducir a algunos de sus hombres en el Gabinete o si quita a Letta para ponerse él en su lugar. Más allá de las consecuencias financieras que podría provocar, hay que contar ya una primera víctima de esta crisis: la nueva ley electoral, cuya aprobación en el Parlamento ha tenido que ser retrasada.

El gran beneficiado por el choque de ambiciones en la izquierda es, cómo no, Silvio Berlusconi. El líder de Forza Italia va recortando distancia en las encuestas mientras acumula procesos abiertos. En el último, iniciado ayer en Nápoles, está acusado de haberle pagado tres millones de euros al senador Sergio de Gregorio para que cambiara de chaqueta en una votación parlamentaria, provocando así la caída del Gobierno de Romano Prodi en 2008. «Il Cavaliere» ni se presentó a la primera sesión del proceso, por lo que fue declarado «en rebeldía». El Senado se presenta como parte civil.