La Razón del Domingo
Huir de la crisis... y caer en el corralito
Los españoles que viven en Chipre tienen que pagar hasta el café con tarjeta . Hasta ahora, tenían una vida envidiable en la isla.
Chipre parecía una buena opción. Una isla donde casi siempre hace buen tiempo, se habla inglés, había trabajo y se pagaba bien. La vida era más cara, pero también es cierto que durante sus tres primeros años los extranjeros no pagan impuestos. Como en España no es sencillo encontrar trabajo, Chipre parecía una salida sin apenas razones en contra. Eso pensaron David y Andrea, eso creyó Chemi y otros españoles. Huían de la crisis de aquí, pero no sabían que se iban a encontrar un corralito allí, que Chipre era una bomba a punto de estallar: «La situación problemática del país se estaba viendo desde hacía un par de años. Pero Europa ha procurado que su solución no coincida con otras situaciones críticas de otros países. En realidad –asegura Javier Morillas, catedrático de Economía Aplicada en San Pablo CEU–, se ha establecido una situación que es como un ultimátum para el país. Chipre había comprado deuda griega, dejándose llevar por unos tipos de interés jugosos y también por la relación cultural y religiosa. Y luego, en la práctica, se han saltado las advertencias del blanqueo de capitales y lo han consentido, con el aplauso de buena parte del electorado». Y ahora ha llegado el toque de atención, ha llegado el miedo.
Pocos impuestos
«De momento, hemos ido tirando de tarjeta de crédito», cuenta David. «Lo bueno –añade Andrea, su mujer– , es que aquí aceptan pagar con tarjeta hasta el café». Ambos salieron de España cuando vieron que para David no había posibilidad de encontrar un trabajo como oficial de yates. Chipre les pareció un destino adecuado y con empleo. Llevan casi año y medio allí, contestando preguntas sobre la ley hipotecaria en España, sobre qué sucede con los desahucios. Respondiendo la curiosidad que despierta en el mundo la crisis española y también la Liga de Ronaldo y Messi. Eso es España.
Ahora en Chipre están viviendo una situación inédita aquí. «Fui a sacar dinero y entré en mi cuenta a ver qué pasaba. Me fue imposible sacar. Lo único que podías hacer es ir a comprar comida con tarjeta y ese dinero que gastabas, que te lo quitasen de la quita», explica Chemi Gallego. Trabaja en Chipre para una empresa israelí. Lo único que paga de impuestos es un 6% de Seguridad Social. Eso es Chipre, un lugar donde las empresas extranjeras localizan su sede por lo poco que pagan de impuestos. Por eso gran parte de los «traders» que arriesgan por las bolsas de todo el mundo han situado su sede en esta pequeña isla.
Las ventajas económicas son evidentes. Porque no se pagan impuestos y también porque no se hacen muchas preguntas sobre de dónde viene el dinero que entra en sus bancos. «La UE vigila mucho, detecta y supervisa a quien llega con una cantidad superior a 3.000 euros y para todas las transferencias económicas hay un protocolo bastante amplio para tener controlado el dinero negro. Esto también tenía que funcionar en Chipre, pero no estaba funcionando», continúa el catedrático Javier Morillas, que añade que el impuesto a los depósitos ha tenido un carácter pedagógico: que se sepa que quien blanquea dinero puede sufrir consecuencias.
«Aquí hay muchísimos rusos, y en la mayoría de los trabajos te piden el ruso para contratarte. Es como un poco los ingleses en la Costa del Sol. Tienen la misma religión, que es la ortodoxa, y el 20% del capital chipriota es ruso. Aunque ahora también hay muchísimos carteles de anuncios en chino, ya que quieren abrir mercado al mundo asiático. Pero después de esto, no sé si alguien invertirá aquí», explica Andrea. Los rusos son los extranjeros mayoritarios de la isla, más de 50.000, mientras que españoles, dependiendo de los Erasmus, se mueven entre los 250 y los 280.
Reino Unido fletó un avión con un millón de euros para sus compatriotas en la isla; los españoles, sin «cash», viven la experiencia del corralito, asombrados de que en Chipre no haya gente que proteste: «Se ha reaccionado con demasiada tranquilidad», explica Chemi. Él, como los otros españoles, va tirando con la tarjeta y sin intención de cambiar de país. Hasta ahora cobraban bien, vivían bien, apenas pagaban impuestos. Si continúa el corralito... «Si empeorase mucho me iría a cualquier otro sitio donde pudiese ganarme la vida», acaba David.
Dinero y religión ortodoxa
Los rusos han encontrado en Chipre un lugar perfecto para huir del frío. La isla se encuentra en una zona de influencia político-estratégica rusa. La facilidad para mover el dinero lo convierten en un destino muy atractivo para la creciente riqueza rusa. Además, comparten cultura a través de la religión ortodoxa, que también es, por cierto, mayoritaria en Grecia, otro país que está sufriendo las duras consecuencias de la crisis. Si en la costa española crecen los carteles en ruso en busca de clientes, en Chipre se hace desde siempre. El 25% de los depósitos bancarios son rusos, que son los principales afectados por el corralito. Un tercio de la inversión extranjera está en sus manos.
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