La Columna de Carla de La Lá

Mascarilla obligatoria, solos y en el monte

Cuando la ley es irracional, lo racional es desobedecer.

Mascarilla en el monte.
Mascarilla en el monte.Unsplash

Cada fin de semana me retiro al campo con la sana intención de no tratar más especímenes humanos que los estrictamente necesarios, esposo, hijos e incluso yo misma (que no es fácil de sobrellevar) y rodearme de seres más benignos y terapéuticos, en mi opinión, árboles y perros. También hay pajaritos, hormigas, arañas, escucho un gallo de vez en cuando y algunos gatos astutos y feos, con los que simpatizo, se cuelan en la finca.

Una de las mayores gratificaciones que tiene mi vida (vean si soy sencilla) es sentarme a leer o a escribir a la intemperie, tomar un café o abrir una botella de vino respirando pinos, a la fresca, o, ya lo saben, salir a caminar por senderos desconocidos hasta desfallecer.

En la vieja normalidad me ejercitaba con el ballet clásico. Ya no bailo casi nada, no obstante, la pandemia nos ha quitado tanto como nos ha dado y he desarrollado un nuevo y adictivísimo hobby: el senderismo.

Me pongo unas botas cómodas, activo una aplicación específica (utilizo wikiloc Premium) y echo mano de los gadgets adecuados, sin los cuales puede ser incluso peligroso, y ¡a la vereda!. Tierra, cielo azul o no (como buena norteña, soy amiga de la nube) bosques de pino albar o pino silvestre, robledales, acebedas, encinares, fresnedas, mariposas isabelinas, lagartijas carpetanas, sapillos pintojos, cigüeñas, el águila imperial ibérica… ¡Un momento! Esa especie no la conozco, ¿es la guardia civil? Are you talking to me?_ miro hacia atrás.

_Señora, es obligatorio el uso de mascarilla.

_Lo sé agente, pero soy la única criatura bípeda en kilómetros (además de ustedes).

_Nosotros llevamos la mascarilla siempre, estemos donde estemos, en lo alto del monte y solos. Es la ley.

_Una ley absurda, ¿no les parece?_ respondo mientras saco mi cubrebocas del bolsillo y lo coloco en su sitio sonriendo con los ojos.

_Eso está mejor, buenos días.

_Buenos días, agente.

Se marchan, me arranco la mascarilla (cuando la ley es irracional, lo racional es desobedecer) la vuelvo a meter en el bolsillo y continúo por mi senda anacoreta y feliz, pensando en los momentos más absurdos de la historia y en las leyes más insólitas de las que he tenido noticia:

Un día se me cayó un zapato en las vías del metro de París, me lo recogió un valeroso garçon a quien hubiera besado con mucho gusto de no ser porque en la conocida como la ‘ciudad del amor’, está prohibido besarse en los andenes de tren.

¿Sabían que en Estonia está penado hacer el amor mientras se juega al ajedrez? Se considera villanía, aunque a mí me resulta de lo más sugerente.

En Tailandia no se puede salir a la calle sin ropa interior. ¡Bien por la cistitis! Una buena vida comienza por unas buenas bragas.

En Bolivia, es ilegal que un hombre se acueste con una mujer y su hija a la vez, ¿no había una canción llamada “Lamento boliviano”? Voy a escucharla.

En Dinamarca nadie puede poner en marcha su vehículo si hay alguien debajo de él. Yo diría que hacer lo contrario está muy feo.

En Rusia, una ley no permite que se conduzcan automóviles sucios. ¡Lo celebro!

En la ciudad italiana de Tropea existe una ley qué dice quién puede estar en traje de baño y quién no. ¡Tiene sentido! Francamente.

Si viajan a Londres, lleven paraguas y katiuskas, pero lo más importante, ni se les ocurra morir en el Parlamento, que está terminantemente prohibido. Por cierto, si tienen la peste, no suban a un taxi o serán castigados por la ley; si matan a algún otro individuo o llevan un cadáver, cualquiera que sea su procedencia, está prohibido que lo transporten en taxi.

¿Sabían que, en el Reino Unido, un hombre que se siente obligado a orinar en público puede hacerlo siempre y cuando apunte hacia la rueda de su coche y mantenga su mano derecha apoyada en él? No lo encuentro descabellado en absoluto.

En Los Ángeles no se permite lamer a los sapos y en Blythe (también California) no es legal llevar botas de cowboy si no posees como mínimo dos vacas, escribiré una columna revindicando que esta ley se haga extensiva a todo el globo, o al menos a la comunidad de Madrid.

En Australia es ilegal usar mini shorts rosas a partir del mediodía de los domingos. Yo esa norma la importaría también y la haría extensiva a todos los colores y días de la semana. ¿Saben que llevar prendas de camuflaje constituye delito en algunos países del Caribe? ¡Una decisión muy acertada! Algunos veranos he llegado a maldecir el momento en que los hombres descubrimos el Arte de la estampación textil.

En Bahréin los ginecólogos deben examinar los genitales de las mujeres a través de un espejo porque hacerlo directamente no es legal. ¿Qué quieren que les diga? Yo es que ilegalizaría los ginecólogos varones heterosexuales. Es algo que nunca he comprendido. Un asunto muy turbio. Perdónenme.

Comer chicle en las calles de Singapur está penado con hasta dos años de cárcel (igual que en mi casa) y en New Jersey, está prohibido sorber la sopa. ¡Como Dios manda!

En Israel, está prohibido meterse el dedo en la nariz los sábados, ¿Y qué me dicen del resto?

En estas jocosas ensoñaciones transito por la sierra empinada sin ver un alma y menos aún un cuerpo, cuando de pronto:

_Señora, es obligatorio el uso de mascarilla.

_Lo sé agente, pero soy la única criatura bípeda en kilómetros (además de ustedes). ¿Dan círculos a mi alrededor? _ respondo mientras saco mi cubrebocas del bolsillo y lo coloco en su sitio sonriendo con los ojos.

_Eso está mejor, buenos días.

_Buenos días, agente _ me quito la mascarilla (¡¡desobedecer!!) la guardo en el bolsillo y continúo por mi senda remota.