Entrevista

Esmeralda Pimentel sobre Miguel Ángel Muñoz: “Siendo extranjera, buscas hacer familia. Él fue quien lo hizo fácil”

Hablamos con los protagonistas de ‘En otro lugar’ en una conversación donde la química y el amor están muy presentes

Esmeralda Pimentel y Miguel Ángel Muñoz para el suplemento LifeStyle Junio de La Razón
Esmeralda Pimentel y Miguel Ángel Muñoz para el suplemento LifeStyle Junio de La RazónManu BermúdezManu Bermúdez

Como Isabel Pantoja, hoy quiero confesar que... durante años de profesión, que no son pocos, por fin he entendido a los actores. Fuerte. Que no entendía muy bien esa manía tan suya de contarte, con mucha pasión, por cierto, si durante el rodaje de tal o cual película, o en el periplo de una serie larguísima, en el ambiente de trabajo “se respiraba un buen rollo increíble”. Recuerdo que pensaba –y luego compartía con otros compañeros de profesión, que no era algo que me quedara para mí mismo, todo hay que decirlo-, “y a mí qué me importa, señora. ¿Le cuento yo a los lectores –o sea, ustedes– si, mientras que escribo una crónica, estoy pasando un rato agradabilísimo con un agua con gas y lima y unos pistachos tostaditos tostaditos? No, ¿verdad? Pues eso. No me aporta usted nada”. O sea, que yo, por lo general, lo del buen rollo increíble en el set –ya pudiera durar siete minutos en mi grabación– eso, yo lo omitía. “Si te diviertes en tu trabajo, tanto mejor, cariñi”. Et rien de plus à dire.

Pero tenían que llegar Esmeralda Pimentel y Miguel Ángel Muñoz para que, sin saber por qué ni cómo, un servidor lograra entender algoque, en realidad, bien pensado, tiene una trascendencia casi estoica. La del momento de felicidad plena que vivimos sin darnos cuenta. Ese instante irrepetible en el que logramos ser, estar y vivir en todos su grados, paralelos y meridianos y que, aún durando nano-segundos, da sentido a lo que somos, al por qué estamos y a la vida que vivimos. Que nos merezca la pena este valle de lágrimas, vamos. Me lo explicaron, pero también lo vi con estos ojitos verdes como la albahaca. Luego se lo explico y desarrollo pero, como aperitivo, debo describirles que si hubieran visto cómo se miraba la pareja, no habría sido necesaria tanta palabrería... Y no, no era un falling in love alert. No nos vengamos tan arriba. Entre Esmeralda y Miguel Ángel había complicidad, cariño, confidencias, comprensión, apoyo, amistad, compañerismo, recuerdos... Y eso, joder, es difícil que surja, no ya en el trabajo, ¡en la vida, señores!

Ambos componen dos de los vértices del triángulo rollo Sabrina rural por el que transita su última película, ‘En otro lugar’, una comedia romántica, dirigida por Jesús Cerro –y que se estrena este fin de semana–, en el que el amor vuelve a ser algo inesperado, algo equívoco, divertido y misterioso. Es decir, algo no diseñado por ningún algoritmo de una app en el que metiendo tu edad, tu sexo, postura preferida y posibilidad de foto guarrindonga te enfrentas a un escaparate de ‘mujeres y hombres y viceversas’ para, luego, ya decidir si con ‘algune’ quedas a tomar... esa copa.

Esmeralda Pimentel y Miguel Ángel Muñoz para LifeStyle de la Razón
Esmeralda Pimentel y Miguel Ángel Muñoz para LifeStyle de la RazónManu BermúdezManu Bermúdez

Se iba a titular ‘Dos vacas y una burra’, pero como todo en estos meses, el título cambió a ‘En otro lugar’. Si el mundo puede cambiar de la noche a la mañana estallando un volcán o una guerra, ya me dirán ustedes el título de una peli... Y, en ella, se cuenta la historia de un par de jóvenes a los que se les ha muerto el abuelo casi desconocido y les ha caído una herencia. ¿De cuántos millones? Nada. Dos vacas y una burra. Y decididos a deshacerse de los animales en un pueblo perdido en los pastos cántabros, se encuentran con un bellezón mexicano, hija de un amigo del abuelo que...y ¡hasta aquí puedo leer! Los mimbres propios, como ven, de una comedia romántica clásica. ‘Neorrural’, he leído por ahí... porque tiene que ver con un viaje de dos chicos muy urbanitas, a los que ese viaje a los orígenes, a la naturaleza, les cambia la vida”, relata el actor madrileño. “Para mí, –toma la palabra la estrella mexicana– es como un cuento mágico. Un poco realismo mágico, te diría... Como un cuentito que, con mucha fantasía, te invita a volver a creer en el amor. Que puedes encontrar el amor en donde menos te lo esperas y cuando menos te lo esperas porque, incluso, lo que podría ser una gran desgracia termina siendo la mejor historia de tu vida”.

Se conocieron durante el rodaje del filme. Hace ya un año y pico. De los primeros que fraguaron nada más terminar la pandemia. De hecho, cuentan que los protocolos eran tan estrictos que casi les impedía comer juntos –o que Miguel Ángel demostrara lo aprendido al equipo en Masterchef–, que había toque de queda en Santander, donde rodaron, y que todo era, para definirlo con una sola palabra, un ‘coñazo’. “Y era mi primera peli en España... Aún así, fue maravilloso para mí”, cuenta Esmeralda, quien ahora mismo está a punto de comenzar el rodaje de Montecristo, la revisión de El conde de Montecristo bla bla blá... y ahora viene lo gordo: con William Levy. “Pero –prosigue la estrella mexicana–, lo más de todo fue encontrar a este señor de aquí (toca a Miguel Ángel), que me lo hizo todo taaan fácil... Creo que fue un rodaje sumamente complejo... En todos los sentidos. Estábamos grabando en un clima muy frío, en unas localizaciones duras, en medio de la naturaleza, con animales... Todo era nuevo... Y en esos momentos, siendo extranjera, buscas hacer familia, conectar. Y creo que Miguel fue quien nos lo hizo a todos más fácil. Quien nos hacía reír, quien nos hizo romper el hielo... Gracias a eso, me sentí muy bien recibida y muy acompañada en todo este viaje”.

Quizás estos sean los dos pilares de la entrevista, la química y el amor, aunque bien mirado, se podría reducir a tan solo uno porque ¿no es el amor el producto de una reacción química? Les explico: en un momento en el que los thrillers, los asesinos en serie, las realidades distópicas o los seres sedientos de venganza provenientes de terceras o septuagésimas dimensiones, ‘En otro lugar’ regresa a algo tan esencial como sencillo y, al mismo tiempo, atípico, como es el amor sin pretensiones. ¿Un riesgo? ¿Un acierto? ¿Una revolución? ¿O un pelotazo para la taquilla? Como diría Chanel Pos-Eurovisión, “no es cuestión de callar bocas, pero bueno, lo que tenga que ser será”. “Es una película muy amable donde prima el amor, quizás de una manera muy bonita y sencilla, que no se corresponde con la búsqueda del amor actual. Hoy en día, todo va tan deprisa... En las relaciones también, ¿no? Sobre todo, los primeros encuentros... Todo es de una manera muy distinta a como era antes. Nada sucede de manera fortuita. Todo se planea. Aquí volvemos al origen de la comedia clásica, con una estructura de comedia clásica. Un personaje, el mío, hace el viaje del héroe. Va de un sitio a otro por un objetivo, pero lo que le cambia la vida no tiene nada que ver con lo que él pensaba. Es el encuentro con el amor. Un amor puro especial”. Eso cuenta Muñoz, quien, por cierto, acaba también de convertirse en el Julio Iglesias del biopic sobre la vida de Miguel Bosé, Bosé y harecibido ‘tropecientosmil’ premios tras rodar un docu autobiográfico con su Tata, con la que pasó el lockdown. La pregunta, a todo esto, era si ese tipo de historias no quedan un poquito naíf cuando tenemos el Tinder más trillado que el burro del rebajado al 50 % de Zara.

“Se rescatan valores muy hermosos...”. “¿Cuáles, Esmeralda?”, replico entre impertinente y sabelotodo y también un poquito escéptico. “Valorar el tiempo. Saber esperar... Las cosas van sumamente vertiginosas y estamos muy acostumbrados a que ya no nos sorprenda nada. Ni siquiera las más heavy... Yo, en mi país, me levanto con noticias superterribles y ni siquiera eso te llega a sorprender... Y si eso lo llevas a las relaciones de pareja, a las de amistad, a las redes sociales... Es como si estuviéramos anestesiados, como si ya lo hubiéramos sentido todo, como si hubiéramos perdido el misterio de las cosas, ¿no? Siento que esta película nos invita a regresar a nosotros, a conectar con nosotros mismos, con lo que nos tocó cuando éramos chiquitos, a sorprendernos por las cosas, por una persona nueva, por sus palabras y por sus silencios... Como volver a reconocernos en las cosas sencillas. Estamos tan ocupados con lo que viene, con las expectativas futuras, que dejamos de estar en el presente”. En resumen, que estamos más en lo que sale a través de un cristal líquido que en lo que pasa delante de nuestras narices, eso que huele y que respira, que puede ser tu vecino o tu compañero de viaje en el tren o el bus, y que no está a miles de kilómetros y su nick podría ser James20cm.

Y ahora, un apunte, y... ¿tiene cabida ir contracorriente? “¿Hablas del éxito? De si creo que esta película va a cambiar nuestras vidas”, replica Miguel Ángel Muñoz, quien para hablar de éxitos y reinvenciones no tiene parangón. Fue niño prodigio con Jaime de Armiñán y ‘El Palomo Cojo’, teen idol con ‘Compañeros’, ‘Al salir de Clase’ y ‘Upa Dance’... y si bien lo teníamos un poco descolocado con sus idas y venidas a EE. UU., llegó Masterchef y triunfó como Los Chichos.

– Hablo de conseguir convertirte en algo viral en las plataformas, de conseguir un taquillazo, de que te cambie la vida.

“Nada te cambia la vida. La vida cambia y lo que te va pasando hace que vayas escogiendo un camino u otro pero, en realidad, no hay nada concreto que te vaya a cambiar la vida”.

– Vengaaa...

– “Por mi estudio de mercado personal, a lo largo de mi carrera, cosas que podía haber pensado que me iban a cambiar la vida no lo han hecho. Recuerdo cuando rodé una película como prota con Sharon Stone y Andy García. ¿Me cambió la vida? ¡No se ha estrenado! Acabo de volver de rodar con Rob Schneider en Arizona... Ojalá se vea en todo el mundo y sea un maravilla, pero, a lo mejor, no pasa nada...”.

– ¿Entonces?

“Nunca sabes lo importante que va a ser nada. Para mí, a lo largo de todos estos años, lo único que importa es el momento del rodaje. El antes, el durante y el después. El momento que he pasado con esta mujer tan ma- ravillosa y sentir orgullo por lo que hemos hecho. Y ya. Porque veremosla película en los cines. Una semana, quizás dos... Lo importante está en otro sitio. ¿Que nos cambia la vida de repente? Lo agradeceremos, pero la vida te la cambian las pequeñas cosas”. “La vida es esto. Esta conversación contigo, Luis”, apunta Esmeralda cogiéndome de una muñeca. “¿Ahora me entienden con lo que les decía del buen rollo increíble de los rodajes? “El éxito no es cómo has trazado tu carrera, el éxito es personal. Es poder disfrutar de un proyecto que me gusta mucho. Soy muy perfeccionista, me juzgo mucho... Y lo paso mal, ¿eh? Pero el éxito es el poder terminar el día y decir ¡qué buen día he tenido! Porque al final, esto es un negocio y hay mucho alrededor de nosotros que no nos concierte... Es una industria y tú una obrera. Así que solo puedes decidir qué tipo de artista quieres ser, poder voltear la cabeza con orgullo y decir “mi carrera... yo... voy de esto”. Si no, el éxito, güerito, es una moneda al aire”.