Moda
¿Qué son los vestidos one-off?
Acompáñanos por la gincana del pre ‘red carpet’ donde marcas y ‘celebrities’ se juntan para crear ‘looks’ únicos y quizá ya no tan únicos
Si pensabas que las celebrities siempre habían servido de vallas publicitarias para las marcas sobre la alfombra roja, es que eres millennial. Realmente el binomio moda + famoso + ‘photocall’ es un concepto bastante moderno. Y más moderno aún es el concepto de si repetir ‘look’ importa o no. Vamos por partes. Para entender el momento ‘red carpet’ hay que remontarse a una de las personas que impulsó la cultura de moda en los eventos: la difunta Joan Rivers. La norteamericana fue de las primeras reporteras que cubría los eventos por los cuales desfilaba el quién es quién de Hollywood y que preguntaba a los actores de quién iban vestidos.
Durante años se convirtió en una pregunta normalizada, casi obligada, para que las firmas de moda tuvieran su merecido crédito, ya que se entendía que era parte del acuerdo de intercambio entre actor y marca: yo te visto (a veces te pago, a veces no), tú me mencionas, y después me devuelves el ‘look’ (casi siempre). Alguno hasta llegó a ponerse a la venta por el diseñador. Sí, de segunda mano. Fue el caso de un vestido que lució Kate Hudson en la fiesta post Óscar de Vanity Fair en 2016. La diseñadora Maria Lucia Hohan lo vendió al día siguiente por poco más de 3000 euros.
En un afán de crear ‘looks’ únicos, a actrices como Sharon Stone les dio por inventarse estilismos.
En los 90, lució un top negro de GAP de su propio armario que mezcló con un traje de chaqueta de Armani, y en otra ocasión, una camisa blanca de por su entonces marido con una falta de Vera Wang. Entre otras cosas se aseguraba el no coincidir con nadie.
Después llegaron las listas de ‘Best Dressed’ o ‘mejor vestidos’ y entonces se añadió un componente más de estrés a las galas, que derivó en el resurgir de una pieza clave en la industria de la moda: el ‘celebrity stylist’ o el estilista de las estrellas. Ya nada se dejaba al azar.
Como marca, una de las claves para tener visibilidad en estos eventos es el tener una buena relación entre el director creativo de la firma y los estilistas. Esto es algo que ha sabido hacer la marca Louis Vuitton y en particular, su director creativo, Nicolas Ghesquière. De siempre ha entendido la magia que rodea a un actor de Hollywood. Y también ha sido de los primeros en adentrarse en otros mundos tan dispares como el de las actrices de Bollywood o el de los tiktokers. Ha entendido que el público no se cansa nunca de ver fotos de sus famosos preferidos vestidos de gala. Una de las anécdotas más surrealistas es la del clamor que suscitó el traje de Versace que lució Jennifer Lopez a principios de los 2000. Este vestido verde con escote de vértigo fue literalmente el motivo por el cual Google inventó Google Images. La gente quería ver el ‘look’ por encima de todas las cosas.
Con la existencia de internet y las RR. SS., se multiplica exponencialmente la visibilidad que puede tener un conjunto sobre la percha de un famoso. El reto hasta ahora era que nadie coincidiese con el mismo ‘look’. Vestir a un actor se convierte en una locura de logística más compleja que la de la red de distribución global de Amazon. Las ‘maisons’ de moda más prestigiosas se coordinan entre países para retirar los looks de desfile (a veces se confecciona más de uno) que vayan a usarse sobre la alfombra roja, para que no se ceda el mismo ‘look’ a más de un famoso a la vez, pero no siempre es posible.
Se rumorea en TikTok que una famosa ha cortado por lo sano y ha comprado un ‘look’ de Jean Paul Gaultier alta costura diseñado por Glenn Martens porque no quería coincidir con otra persona cuando lo lleve puesto, ni nunca (se entiende en los feed de IG). El ‘look’ en cuestión en un top de tiras cruzadas tipo vendas en tono rosa empolvado con vaquero en denim azul ‘oversize’. Se vendió nada más desfilar y se ha retirado de la venta. Solo existirá la versión del desfile para los archivos de la casa y la que se ha confeccionado para la clienta anónima, que todo TikTok apuesta es Kylie Jenner.
Louis Vuitton tiene una solución para que sus ‘looks’ no se dupliquen: el Atelier de Prêt-à-Porter rare et exceptionnel o lo que es lo mismo, el taller de prendas hechas a medida. Ubicado en la place Vendôme de París, es el lugar donde se confeccionan muchos de los trajes que vemos sobre las alfombras rojas, como el de Ana de Armas en el festival de Venecia que lleva 60 metros de tela y 350 horas de confección, o el de la actriz surcoreana Hoyeon Jung para los Emmy, que lleva más de 20 000 lentejuelas cosidas a mano (para un total de 490 horas de labor). Son creados por y para un personaje y solo existe y existirá uno en el mundo. Se conocen en la jerga ‘fashionista’ como vestidos ‘one-off’, o lo que es lo mismo, una pieza única.
Y es que el momento ‘photocall’ se ha convertido casi en una ‘performance’. Y si no que se lo digan a los famosos que usan este espacio para hacer verdaderos ‘shows’. Desde Lady Gaga hasta recientemente Billie Eilish con un duvet de Gucci.
Cada vez existen más eventos ‘ad hoc’ en los que la moda es protagonista y ya no hay firmas que aguanten el crear y retirar tantos ‘looks’ de circulación. Quizás ha sido otra vez Louis Vuitton una de las pioneras en ofrecer una solución que además se adapta a su compromiso cada vez mayor por la moda circular… el normalizar la doble puesta de un ‘look’. En la última Met Gala, Louis Vuitton vistió a más de 14 ‘celebrities’ (batiendo récords de alfombra roja). Pero en esta ocasión no hubo tanta presión a la hora de repetir o crear piezas nuevas, ya que los embajadores y amigos de la casa lucieron ‘looks’ de archivo o incluso propios ya utilizados en otra ocasión, entre ellos, Emma Stone, que llevó su propio vestido de posboda. Ya lo sabes, repetir está de moda, y si coincides con alguien que lleva tu mismo ‘look’, lo mejor es la naturalidad ante la situación y subir una foto a tu ‘feed’ con el ‘hashtag twinning’.
✕
Accede a tu cuenta para comentar