Alta cocina turca en el Villa Magna

En sus cocinas se encuentra Maksut Askar, quien dirige los fogones de Neolokal, en Estambul, y su objetivo es acercarnos los bocados autóctonos de su tierra

La verdadera cocina turca de calidad es una gran desconocida en nuestro país. De ahí, que resulte una sabrosa oportunidad reservar durante estos días y hasta el domingo al mediodía una mesa en el pop up gastronómico situado en el Villa Magna (Pº de la Castellana, 22). En sus cocinas se encuentra Maksut Askar, quien dirige los fogones de Neolokal, en Estambul, y su objetivo es acercarnos los bocados autóctonos de su tierra gracias a la Oficina de Turismo de Turquía en España y al citado hotel.

Para situar al comensal, es necesario saber que el cocinero es original de Iskenderun (Alejandreta), puerto de la provincia turca de Hatay, fronteriza con Siria. También, que Hatay es uno de los rincones de Anatolia con una tradición culinaria sofisticada, fruto de la fusión de las cocinas mesopotámica, anatolia, árabe y mediterránea. Licenciado en Turismo y Hostelería, Maskut supo aprovecharse de semejante diversidad culinaria entre los fogones de un establecimiento familiar, cuyos platos aliñó de creatividad. Fue hace ocho años cuando decidió inaugurar Multi. En 2009, abrió Libitz; en 2011, Sekizistanbul, donde elabora tradicionales recetas de la memoria; y en 2014, Neolokalm, en Salt Galata Museum. Aquí, propone una “nueva cocina local” a partir de un proyecto en el que la idea es “poner en el centro los productos y recetas de proximidad con una visión innovadora y creativa”, dice. Galardonado con el prestigioso premio Le Proche en el salón Omnivore de París, ha colaborado con los Roca en el evento que llevaron a cabo durante su gira BBVA por Turquía y en el posterior rodaje del documental “The Turkish Way”.

Para descubrir su culinaria, lo suyo es optar por alguno de los tres menús: degustación (65 euros), ejecutivo (40) y buffet, sólo el domingo (60). Imprescindible resulta el snack de sopa verde de yogur salado, trigo, garbanzos verdes y flores comestibles. Como platos fuertes, hummus con hierbas aromáticas, remolacha deshidratada y crema de judías blancas con sésamo y, por supuesto, la carne de buey en jugo de pato, pasta filo de pistacho, yogures de colores y crema de Tarhana, una sopa tradicional de yogur, cereal y verduras fermentadas. Asimismo, llaman la atención el trigo estofado en cocción lenta con cebolla y puerro, además de un crujiente de pastrami y los conos de bulgur con carne y piñones y el de yogur de menta y hierbas. Para culminar, la barra de chocolate con pistachos, piel de leche de canela, pastel de mahalep y salep. Sabores desconocidos para descubrir en Madrid.