Gastronomía
Okonomi ¿qué? Okonomiyaki, la versión oriental de la pizza que te hará babear
Porque el Okonomiyaki es una institución en Japón. Podríamos decir que es el equivalente a la tortilla de patata en España o la pizza en Italia.
Porque el Okonomiyaki es una institución en Japón. Podríamos decir que es el equivalente a la tortilla de patata en España o la pizza en Italia.
Okonomi ¿qué? Así reaccioné la primera vez que oí hablar de este plato tradicional japonés. Y no hace tanto de aquello. Era 2012 y estaba preparando un viaje a Londres. Pedí reseñas culinarias a un ex compañero de la tele que se había instalado allí y me recomendó un restaurante donde “hacen los mejores okonomiyakis de Londres” (sic) cerca de la National Gallery. Le dije que sí por no parecer Paco Martínez Soria en la ciudad no es para mí, pero la realidad es que me dejó a cuadros. Como el mantel de la mesa. Así que me puse las pilas y, unos años después, me encontraba mirándolo a los ojos en el mismísimo Japón. Fue poner un pie en Osaka y allí estaba, esperándome en el primer restaurante en el que nos sentamos a cenar.
Porque el Okonomiyaki es una institución en Japón. Podríamos decir que es el equivalente a la tortilla de patata en España o la pizza en Italia. Sobre una base de harina, huevo y agua se puede improvisar con todo tipo de ingredientes, más o menos lo que hacen los italianos con la pizza –si le han encontrado un hueco a la piña es que todo vale– o lo que hacemos los españoles cuando llegamos a casa por la noche, echamos un par de huevos a la sartén y le añadimos lo que ese día campe a sus anchas en nuestra nevera: pimiento, cebolla, queso, jamón, espárragos... De hecho, su nombre no es en balde: plato al gusto (okonomi) cocinado a la plancha (yaki).
Profundizando en el conocimiento de este plato, descubrí que el okonomiyaki sigue dos corrientes o estilos: el de Kansai, especialmente practicado en Osaka, donde ingredientes como el repollo, el huevo, la carne y los calamares se mezclan junto con la salsa antes de ser cocinados: y el de Hiroshima, donde primero se cocina la masa y después se añaden los ingredientes –repollo, diente de dragón o brotes de soya–, entre los que se encuentran los fideos fritos o yakisoba. Todo esto, cocinado delante de ti, en una plancha que recorre la barra en la que se arremolinan los comensales. Ahí reside parte de su encanto que, como digo, para los japoneses es mucho. Tanto que en Hiroshima existe un edificio de cinco plantas consagrado en exclusiva a este plato –Okonomimura, donde en todos los puestos se cocina okonomiyaki– y un museo, el Wood Egg Okonomiyaki, donde se aprenden los secretos de su preparación. Pero, además de venerarlo, los japoneses también lo consumen ávidamente en los puestos callejeros durante los matsuri, las fiestas populares niponas.
Así que, la próxima vez que me hablen del okonomiyaki, seré yo quien presuma de conocerlo mejor que a mis propios amigos. Aunque, en realidad, aún me queda mucho por descubrir de él.
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