Gastronomía

Úbeda: Un palacio, dos ostras y cinco estrellas

Úbeda: Un palacio, dos ostras y cinco estrellas
Úbeda: Un palacio, dos ostras y cinco estrellaslarazon

Dice el dicho que “debemos desayunar como un rey, comer como un príncipe y cenar como un mendigo”: un refrán que fue pionero en predecir las dietas, hasta que nacieron los zumos detox. Después de este mágico y gastronómico fin de semana en Úbeda, sólo puedo añadir al refrán “y dormir como una princesa”, por supuesto, después de la respectiva cena en el ÁBSIDE, un restaurante que ha renovado su carta (desde que lo probara en junio con Carmen Lomana), el desayuno en una cama de reinas, una comida en CANTINA LA ESTACIÓN cual viaje a la alta cocina, y una cena, como broche final, en EL ASADOR DE SANTIAGO de Úbeda. No sin olvidar la copa de después en la TABERNA DE LA MELANCOLÍA, “el museo de Sabina”.

Si seguimos con el refranero español, no puedo no hacer mención a los cerros de Úbeda y a los aceites de la ciudad, y esa magia que encierra esta capital mundial del oro líquido verde de los AOVE. Así que, hace una semana, más a o menos a estas horas que me estáis leyendo, estábamos cogiendo el coche para ir directos a recorrer y revivir Úbeda, no por los cerros, pero sí por gastronomía y sus mil y una noches.

Y es que el lugar de alojamiento fue el Hotel Palacio de Úbeda, un cinco estrellas, catalogado además como GL (Gran Lujo); un hotel que, para mí, probablemente sea uno de los mejores hoteles de España. Y no exagero. Cada habitación parece un enorme salón de reinas del s. XVI. De hecho el edificio, protegido, es un Palacio del Renacimiento español, como casi toda Úbeda, que es, considerada, por UNESCO, una ciudad Patrimonio de la Humanidad.

Majestuosas camas con sábanas y fundas de 300 hilos de algodón egipcio que invitan a no levantarse ni para ir al desayuno buffet (que ofrece lomo y jamón de bellota, huevos “a tu gusto” y zumo natural); bañeras al más puro estilo rococó, rodeadas de mármol, y ancladas en plena habitación para darse un relajante baño de burbujas con vistas al renacimiento; duchas cerradas con regulación digital de la temperatura e incluso inodoros japoneses (sí, los de los “chorritos” traicioneros). Las habitaciones son enormes, cada una con su particular vista. En mi caso, la mía estaba pegada al altar de la Iglesia de al lado que, además, contaba con una puerta de madera blindada que (se supone) podría reconducir al altar. En el PALACIO DE ÚBEDA es una manera de viajar al pasado pero desde el lujo más cuidado sin caer en la ostentación y el mal gusto, gracias en parte a la brillante gestión de su actual director, Theo Garrido que, aunque valenciano, ya se ha hecho con Úbeda y sus cerros. Ya sabéis, y siguiendo con nuestro refranero, “detrás de un gran hombre hay una gran mujer”: yo diré, “detrás de un gran hotel hay un/a gran director/a”. Y en este caso se cumple la regla.

Además, y antes de lanzarme a la parte de cata gastronómica, el hotel cuenta con unas termas-spa, que recuerdan a las termas griegas por tanta piedra natural que te rodea mientras se relaja la musculatura; y, por si fuera poco, en la azotea hay una discreta pero moderna piscina, con vistas a todos los tejados y sí, a los cerros de Úbeda.

Atención, cuidado, amabilidad, sencillez aunque con calidad, son algunos de los valores que destaco de esta mi tercera (pero la mejor) estancia en el hotel. Así que, después de #LaCataDeKaty de sábanas y almohadas, toca la gastronómica:

ÁBSIDE

Nuestra primera cena fue en el restaurante propiedad del hotel y ubicado dentro del PALACIO DE ÚBEDA. Estéticamente sigue con la línea decorativa de todo el hotel (travertino y marquina por doquier), el menú de degustación se compone de una media de 6-8 platos que podríamos catalogar de “alta cocina”. Desde las croquetas de carabineros, pasando por las ostras con salsa de cítricos... pero lo que más me sedujo fueron sus particulares vieiras asadas con mantequilla avellanada y crema de alcachofas.También de plato principal, nos sirvieron un riquísimo bacalao con emulsión de albahaca que nada tiene que envidiarle a los bacalaos portugueses.

CANTINA LA ESTACIÓN

Al día siguiente el almuerzo tuvo lugar en CANTINA LA ESTACIÓN, según Tripadvisor uno de los mejores restaurantes de Úbeda, y yo tenía que verificarlo. Che, el alma del local y además de un sommelier de primera, nos elaboró un menú degustación con un maridaje de vino muy peculiar. Además, la cata arrancaba con una cata de aceites muy interesante.

Se llama LA ESTACIÓN dado que su estética recuerda a un viaje del siglo pasado en el vagón de un tren. Como podéis ver en la foto, a pesar de una estética pretenciosa a la par que cargante, comer en la CANTINA LA ESTACIÓN es otra manera de viajar a los placeres del paladar para fusionar la gastronomía con historia y arquitectura. Y es que, sobre esto último, uno de los entrantes de dicho menú se sirve sobre una serie de platos con forma de algunas de las joyas arquitectónicas de la ciudad: como el Hospital de Santiago o la Iglesia de El Salvador. El menú incluye platos como ostras, gamba roja, carne, pescado e incluso la reinterpretación de platos típicos ubetenses como los ochíos o los andrajos. Sin lugar a dudas para mí el mejor plato con su maridaje más original fue el de la gamba roja de LA CANTINA que acompañamos de un LUSTAU, un Oloroso de la D.O. Sherry Wine (Vinos de Jerez) que le daba el contraste en el paladar al marisco. Aunque no menos alabanzas se merece la ostra que, además de presentarse de la manera más espectacular posible, vino acompañada de una salsa de yogur de maíz ahumado, chile y perlas de queso; todo ello sin intervenir en el sabor y la pureza de la ostra. Cocina creativa, que reinterpreta clásicos de la ciudad, que no olvida sus aceites y que se emplata de la manera más divertida y minimalista, manteniendo la calidad y la seña de identidad de cada producto hace de CANTINA LA ESTACIÓN uno de los mejore restaurantes de Jaén y alrededores, y puede que de toda Andalucía.

EL ASADOR DE SANTIAGO

Como broche final, decidimos cerrar este fin de semana entre sábanas y aceites, cenando en otro clásico de la ciudad que es EL ASADOR DE SANTIAGO, a escasos metros del Hospital de Santiago, lugar que recibe cada año a estrellas como Mercé, Tomatito, Ainhoa Arteta, etc., en cada edición del Festival de Música y Danza ‘Ciudad de Úbeda’. Hablamos de un sitio más tradicional pero exquisito, con un servicio inmejorable, y con una carta de los más interesante: lo mismo se lanzan a hacer cochinillo, que pulpo o te sirven vaca rubia a la brasa. Fuimos muy conservadores, y de entrante degustamos el jamón de bellota de El Joselito; y, de segundo, un solomillo de ternera acompañado de verduras. EL ASADOR DE SANTIAGO no tiene ninguna necesidad ni de hacer “emplataciones” fuera de lo común ni tampoco pretender alcanzar la originalidad, pero es el típico restaurante “de toda la vida” que convence a cualquiera. Mi enhorabuena a Agustín, a su equipo, y a sus, además, generosos pinchos que regalan con cada caña. ¡Así da a gusto perderse por los cerros de Úbeda!