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Boda en la Casa de Alba: La «no dote» inmobiliaria de «la duquesa»

Fernando Fitz-James Stuart se casa hoy con Sofía Palazuelo, hija de una experta en arte y de un reputado promotor que carga con alguna polémica incómoda

Fernando Fitz-James Stuart y Sofía Palazuelo almorzaron con el sacerdote Ignacio Jiménez, que oficiará la ceremonia y fue confesor de la Duquesa de Alba / Cordon Press
Fernando Fitz-James Stuart y Sofía Palazuelo almorzaron con el sacerdote Ignacio Jiménez, que oficiará la ceremonia y fue confesor de la Duquesa de Alba / Cordon Presslarazon

Fernando Fitz-James Stuart se ha casado hoy con Sofía Palazuelo, hija de una experta en arte y de un reputado promotor que carga con alguna polémica incómoda.

Hasta que no fue oficial que la joven Sofía Palazuelo era la novia de Fernando Fitz-James Stuart Solís, heredero del titular del Ducado de Alba, su vertiente pública era desconocida. No formaba parte de las «it girls» ni tampoco se la catalogaba como «influencer» porque no tenía presencia mediática. Sofía vivía su vida al margen de la fama y de los listados de nuevos VIPS que adornan las fiestas patrocinadas. Tiene un currículum académico espléndido. Vivió en Palma hasta que sus padres se separaron y la madre se instaló en Madrid con los tres hijos. Este cambio de aires hizo que coincidieran en el colegio Santa María de los Rosales, donde los dos estudiaban, aunque en diferentes cursos. Un hermano de Sofía compartía clase con Fernando, que en aquellos años solo era uno de los nietos de la Duquesa de Alba.

Fue tiempo después cuando volvieron a encontrarse en el College for International Studies (la misma universidad elegida por Felipe Froilán) y empezaron a salir. Primero, en grupo y más tarde, en pareja. No hubo flechazo y sí compatibilidad de caracteres. «A Sofía siempre le gustó Fernando, lo que sucedía era que él no estaba muy dispuesto a emparejarse. Estudiaba fuera y cuando viajaba a Madrid o Sevilla lo que quería era divertirse. Estamos hablando de un chico de veintipocos años», explican amigos comunes de ambos, que aseguran que aunque son muy jóvenes lo tuvieron muy claro desde que consolidaron su relación. Querían casarse lo antes posible, a pesar de que el Duque de Alba le dijo a su hijo que era mejor esperar para afianzarse en el mundo laboral. Fernando tiene 27 años y Sofía, uno menos. Es cierto que el actual duque de Huéscar nunca tendrá que preocuparse por su futuro porque el ingente patrimonio inmobiliario y artístico de la Casa de Alba le soluciona el porvenir. Pero también es cierto que su brillante currículum le aseguraría un puesto de trabajo al margen de sus títulos nobiliarios. La pareja no tendrá que pagar hipotecas porque el padre duque ha regalado a su hijo un piso en una de las mejores zonas de Madrid. En una de las paredes de la vivienda la pareja colgará el cuadro firmado por Renoir «Busto de mujer con sombrero de cerezas», uno de los preferidos de la abuela Cayetana. En el futuro, Fernando, que ostenta el ducado como heredero de la Casa, será quien deberá gestionar el legado de los Alba. Ahora es su padre y quiere que su hijo comience el aprendizaje cuanto antes.

Menos natural que su madre

Mucho se sabe del gran patrimonio del novio y muy poco del de la novia. En realidad, Sofía Palazuelo no tiene dote personal ni falta que le hace. Son tres hermanos de madre y tiene otros dos de padre. La familia materna es propietaria de un impresionante palacio en Toledo, que no habitan y alquilan para bodas, fiestas particulares y eventos de empresas del IBEX. En este caso, quien gestiona La Galiana son los Fernández de Araoz, familia de la protagonista de la boda del año. Trabaja con su madre, Sofía Barroso, en Around Art, una empresa especializada en el mundo del arte y el coleccionismo. Barroso es Licenciada en Historia del Arte, carrera en la que se graduó en la Univesidad Complutense de Madrid. Trabajó en Palma en la Fundacion March como conservadora. Es muy respetada en su área y bien considerada entre pintores y escultores, a los que ayuda cuando no son conocidos.

«Tiene muy bien ojo y apuesta por los profesionales que empiezan, aunque algunos cuando se hacen famosos la abandonaban. Montó una galería precisamente para echar una mano a esos artistas», explican colegas, que consideran que «va a ser una de las mujeres más elegantes de la boda. Tiene muy buen gusto y es súper discreta. Su hija es muy parecida, aunque con menos encanto. Seguramente porque le ha tocado estar en la primera fila informativa y por eso cuando se encuentra con la Prensa se la ve tensa. Le falta esa naturalidad que sí tiene su madre, pero ya aprenderá».

El nivel de vida que ha tenido la futura duquesa consorte de Alba es el de una familia burguesa de clase media alta con ingresos que variaban dependiendo de las iniciativas paternas. No así Fernando Palazuelo, el padre de la novia. Volvió a contraer matrimonio en Perú, donde instaló su cuartel general. Arquitecto de profesión, se dedica a comprar edificios antiguos y rehabilitarlos. Así fueron sus comienzos. Primero en Palma con su mujer y después, una vez divorciado, en Lima y Detroit. Dos de los hermanos de la novia trabajan con el padre en Latinoamérica. Fernando está considerado uno de los promotores inmobiliarios más importantes de Perú. Tuvo problemas con la Justicia en España por coacciones a dos inquilinos en 2006 y una acusación por estafa. Todos esos asuntos se resolvieron. El que iba a ser padrino de boda de la futura duquesa de Alba y se cayó de la lista en el último momento tiene un importantísimo patrimonio inmobiliario. En el casco antiguo de Lima es propietario de 23 edificios y hace unos años adquirió un terreno en Detroit para construir pisos de lujo. Sofía puede contar con un palacio familiar y un padre al que se le calcula una cuantiosa fortuna allende los mares.Otra cosa es que algún día la reciba.