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Cuqui Fierro: «Subasto lo que no cabe en mi casa nueva»

Sus problemas de movilidad, no económicos, la han obligado a cambiar su palacete madrileño por otra vivienda más cómoda.

Cuqui Fierro en El Ratrillo de Nuevo Futuro, con el que colabora cada año
Cuqui Fierro en El Ratrillo de Nuevo Futuro, con el que colabora cada añolarazon

Sus problemas de movilidad, no económicos, la han obligado a cambiar su palacete madrileño por otra vivienda más cómoda.

Cuqui Fierro comenzaba el año reinventándose. Casas como la suya son inviables en estos tiempos; le pasó a la Duquesa de Alba, a los March y ahora a Cuqui Fierro. Hace un par de meses dejaba el que había sido su hogar de toda la vida, que sigue siendo de su propiedad, para instalarse en los casi 500 metros de su nueva vivienda, my cerca de la anterior y en donde puede respirar el mismo aire de la plaza del Marqués de Salamanca. Ha asumido con tristeza, pero con lógica, que parte de los objetos que atesoraba en su abigarrado palacete han salido en varios camiones con destino a las dos ciudades de referencia en el mundo de las antigüedades, Londres y París, porque van a ser subastados de forma pública y anónima. No es un problema de dinero, sino de movilidad, de ahí que afecta a sus muebles y objetos, pero no sus joyas.

–¿Por qué ya no vive en su palacete de Madrid?

–Mis raíces siguen estando en mi casa, pero, con mis achaques de salud, vivir en un palacete de cinco plantas sin rampas y sin adaptar a los problemas de movilidad que tengo me resultaba imposible. A mí me gusta salir y hacerlo desde mi casa era un suplicio. Así que he decidido dejarla e instalarme en una vivienda mejor acondicionada.

–¿Qué tal se encuentra allí?

–Al principio no me acostumbraba, pero ahora me encuentro fenomenal porque estoy feliz con mi servicio y mis tres perros. Además, estoy muy acompañada por mi hija y mis nietos que viven todos a una manzana de distancia y me hacen muchísima compañía; siempre hay alguno comiendo o cenando en casa. Se están volcando conmigo.

–Recuerdo su palacete abigarrado con cientos de objetos, ¿cómo los ha acomodado en la nueva?

–Traerse todo era imposible, aunque esta casa es enorme. Me he traído los recuerdos de mi familia y los muebles que más me gustan para seguir rodeada de las cosas que me hacen feliz. Pero hay otras buenísimas que hemos pensado que lo mejor era subastar en el extranjero, que es donde objetos tan importantes tienen más salida. Gracias a Dios, estoy muy bien asesorada para hacer las cosas con cabeza, porque no había prisa para dar este paso. Además, como toda mi vida me he sentido una privilegiada, he dicho que quiero donar el 25 por ciento de lo que se recaude en la subasta a obras caritativas.

–¿Irá a la subasta?

–Agua pasada no mueve molinos. Lo que quiero es que se recaude mucho porque así donaré más.

–¿Qué es lo que subasta?

–Todo lo que no me cabe en mi casa nueva. La realidad es que ya no hay casas como la mía en Madrid. ¿Dónde voy a meter toda la cantidad de maravillas que he ido heredando y comprado? No tiene sentido meterlas en un guardamuebles. Son objetos valiosos que hay que mantener en buen estado. Pese a que en un principio me negaba, mi familia me ha hecho entender que lo mejor era subastarlos.

–¿Y cómo se siente?

–Ya voy mejor, pero en el palacete están mis raíces. A nadie le gusta abandonarlas, pero las circunstancias me han obligado. Gracias a que me he trasladado con casi todo el servicio, que lleva conmigo muchísimos años, me siento muy acompañada. Soy una leonesa de raza y aunque no ha sido fácil tomar la decisión, comprendo que era necesario porque tengo que adaptarme a las necesidades físicas que sufro ahora.

–¿Cuándo volverá a abrir sus salones?

–Estoy imparable porque sigo organizando mis comidas los fines de semana, recibiendo a mis amigos por las tardes y por mi santo ya estoy preparando la celebración en mi casa nueva. Ahí es cuando aprovecharé para hacer la inauguración con todos mis amigos, hijas, nietos y un par de sobrinos que están pendientes de mí. Más o menos seguiré con mi vida social como hasta ahora, pero en una casa adaptada a mi estado.

–¿Y el futuro?

–Por mí me largaba a la playa en Semana Santa, pero el médico prefiere que me quede tranquilita sin viajar hasta por lo menos junio. Entonces, ya se pueden poner el médico y mis hijas como se pongan, que me voy al Sha Wellness Clinic donde me dejan como nueva y, de vez en cuando, me escapo a comerme unos langostinos a la americana, que me encantan.

–¿Qué es lo que más le gusta de su nueva vida?

–La cantidad de luz que tiene mi casa nueva y lo bien aislada que está. En el palacete había que acondicionar las ventanas y el tejado y aquí me encuentro calentita y sin problemas. Estoy rodeada por todos mis objetos favoritos y por mi familia. Además, en esta casa sólo entra quien me hace feliz, y esos son mis amigos.