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El artículo de Carmen Lomana: Un chiringuito para todo el año
«Empezar el día envuelta en una nube de chanel 5 imprime carácter y actitud»
«Empezar el día envuelta en una nube de Chanel 5 imprime carácter y actitud»
Nunca he tenido muy clara esa expresión de que «cualquier tiempo pasado fue mejor», pero mi aterrizaje en Madrid y la vuelta a la realidad, después de tres meses viviendo en un hotel a causa de la inundación de mi casa, está siendo muy dura... Cuando entré en ella y vi todos mis bolsos y vestidos destrozados, amontonados en el suelo, y un espantoso olor a barniz y pintura quise salir huyendo a mi apacible refugio en el Santo Mauro, donde tengo que reconocer que llegué llorando pero lo abandoné también con tristeza y agradecimiento por el maravilloso trato recibido. Me adapto bastante bien a cualquier circunstancia que me sorprenda en la vida y también sentí que a pesar de esta situación de «refugiada de lujo» que en los primeros días me desesperó, rápidamente lo convertí en mi hogar. Lo llené con flores, libros y algunos enseres que lo hiciesen más personal sintiéndome divinamente y recibiendo a mis amigos en el precioso jardín del hotel. ¿Saben una cosa? Me sentía protegida y arropada. Entendí a Coco Chanel que teniendo una maravillosa casa abierta en París vivía en una Suite del Hotel Ritz. Les contaré una manía de esta increíble mujer. Antes de salir del Hotel por la puerta de la Rue Cambon enfrente de su famosa tienda, avisaba para que perfumasen todos los lugares por donde iba a pasar incluida la calle con Chanel 5... me parece el colmo del refinamiento y la neurosis, pero la entiendo divinamente porque uno de los sentidos que más puede influir en nuestro humor es el del olfato. Empezar el día envuelta en una nube de Chanel 5 imprime carácter y actitud. Siguiendo con la nada deseada «vuelta al cole», después de un dolce far niente en St.Tropez y Marbella, me di de bruces con una avalancha de trabajo que me ha puesto las pilas y no me deja tiempo para añoranzas o melancolías. La rutina y organización se imponen. Despertador a las ocho, pongo la radio para seguir escuchando lo mismo que hace meses sobre la falta de Gobierno. Pero no me digan que esto no es como el «día de la marmota». Porque, vamos a ver: Rajoy gana las elecciones de nuevo en la segunda vuelta con 666.000 votos más que en las del 20-D, pero hay unos políticos que han perdido bastantes votos y se empecinan en que Rajoy se tiene que marchar. ¿Con qué fuerza moral? Tendremos que seguir votando hasta que salga el resultado que satisfaga a Pedro Sánchez, que sería plantar sus posaderas en el sillón de Moncloa y que, en plan chascarrillo muchos españoles comentan que si no es así su mujer le «corre a gorrazos», pues a la doña parece que esa idea la tiene fascinada y sueña con ser una Jackie Kennedy a la española. Me parece una tomadura de pelo a los españoles y una falta de respeto a la democracia. Cada partido sólo busca su interés sin ningún sentido de Estado ni de conveniencia a la nación. Esta panda de inútiles no sé por qué se llaman diputados del Congreso, porque exceptuando a Rajoy y a Sánchez todos suben al estrado para preguntar «¿qué hay de lo mío?». Con este panorama quiero montar un chiringuito en alguna playa donde el sol nos acaricie todo el año y dedicarnos a ver el «sun set» escuchando a Bob Marley. Mientras,les recomiendo la temporada de ópera en El Real, que abre con Otello el día 15, o la preciosa biografía sobre la vida de Rainer María Rilke abordada en el libro de Albert Roig, «Perro» . Y las cartas de Lou Andreas-Salomé, mujer fascinante que compartía amantes de la talla de Nietzsche y Rilke en un «ménage a trois» muy conflictivo, o Freud locamente enamorado de esta mujer que sólo quería amantes intelectuales y con tendencia atormentada y suicida. Escribo esta crónica desde San Sebastián, mi adorada ciudad de la que nunca debí marcharme.
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