Internacional
Putin: Cuestión de centímetros
En su encuentro en Versalles con Emmanuel Macron, el presidente de Rusia quiso afirmar su imagen de macho alfa, que se vería amenazada por los cinco centímetros que el francés le supera en estatura. ¿La solución? Llevar tacones
El reto era grande y, conociendo como conocemos al líder ruso, nada se le iba a escapar para presentarse como un mandatario poderoso, incluso en lo físico. Macron es el hombre del momento en Europa.
Ni es el primero, ni será el último, pero sí que es uno de los que más nos han impactado. Quizá porque le pillamos el punto débil o porque la ocasión era lo suficientemente solemne como para estar atentos hasta del último detalle, la cuestión es que el calzado de Vladimir Putin, presidente de Rusia, ha causado sensación durante su encuentro, el pasado lunes, con Emmanuel Macron en Versalles . El reto era grande y, conociendo como conocemos al líder ruso, nada se le iba a escapar para presentarse como un mandatario poderoso, incluso en lo físico. Macron es el hombre del momento en Europa. Un personaje que parece elegido para darle un nuevo brío a la Unión. El desconocido asesor y ministro de un presidente denostado, como lo fue François Hollande durante todo su mandato, que emerge entre la clase política y acaba convirtiéndose en el hombre más poderoso de Francia y puede que de todo el Viejo Continente. Y Putin tenía que estar a la altura, sobre todo por lo que, según algunos medios barruntan, maquina en su despacho del Kremlin: le seduce la idea de imitar la estrategia de Macron y presentarse sin necesidad de partido a las próximas elecciones. Pero había algo que Putin no iba a poder controlar en un escenario como era Versalles.
► Superhombre
La pompa rusa puede competir con la francesa, aunque ésta siempre tendrá más glamour. Lo que no tenía solución eran los cinco centímetros que Macron le supera en altura. Eso, para una persona que ha demostrado su interés por presentarse como una especie de superhombre, era algo inconcebible. Y una foto le traicionó y se desveló uno de los secretos mejor guardados: sus tacones.
No es la primera vez que lo hace, ya que en 2014 pudimos ver al presidente con unos de varios centímetros buscando dar mayor presencia a su figura detrás de un atril mientras se dirigía a una audiencia entregada, pero ha sido ahora, durante ese encuentro en la cumbre, cuando más ha llamado la atención. Es probable que parte de la culpa resida en esa obsesión por el culto a su persona de Putin. No sólo quiere demostrar que puede tener una altura imponente (o, al menos, similar a la media de sus compatriotas, que ronda el 1,75), sino que también cuenta con un físico de deportista. Lo demostró durante unas vacaciones en Siberia, donde permitió que se le fotografiara con el torso desnudo mientras montaba a caballo. Y es que, al parecer, gran parte de su mensaje se centra en el culto al cuerpo, que, además, hace que cuente con un gran número de admiradores en su país.
Pero la realidad es otra bastante más cruel. Putin no es ni de lejos la imagen que nos quiere vender. De hecho, con su 1,70, es uno de los presidentes con menor estatura. El mexicano Enrique Peña Nieto y Juan Manuel Santos, presidente de Colombia, le superan por dos, mientras que Mauricio Macri, alcanza el 1,73. Macron, como ya hemos comentado, mide 1,75. Lejos queda el líder de Rusia Unida (su partido político) de otros nombres como Donald Trump, que alcanza el 1,88, o de Mariano Rajoy y Nicolás Maduro, que resultan imponentes desde sus 1,90. Felipe VI, eso sí, les supera a todos: mide 1,97.
Pero la idea de los tacones no es nueva. Antes que Putin ya habíamos visto a otros políticos que recurrían a dichos trucos para conseguir mejorar sus apariencias públicas. Puede que el más recordado sea Nicolás Sarkozy. Su 1,65 fue casi una cuestión de Estado que llegó a obligar a la primera dama francesa, la modelo Carla Bruni, a llevar siempre zapato plano, independientemente del acto al que acudieran. Y ni por esas podía alcanzar el 1,75 de la top. Pero tampoco fue el primero. Y es que hay que remontarse siglos atrás para entender el éxito de los zapatos de tacón en el sector masculino. Se lo debemos a Luis XIV, el Rey Sol (curiosamente, el hombre que hizo famoso en el mundo entero el Palacio de Versalles, lugar del encuentro entre Putin y Macron y donde se realizó la imagen que ilustra este reportaje). Fascinado por este objeto de lujo que llegaba de Oriente, empezó a lucirlos en su corte en parte para disimular su 1,63 de estatura. Pintados de rojo (como podemos observar en el conocido retrato del monarca que realizó Hyacinthe Rigaud y que estaba pensado como regalo a Felipe V, pero que al final fue tan del agrado del francés que se quedó en la corte parisina) y con medidas que alcanzaban los diez centímetros, llegaron a ser toda una sensación que en su momento hizo que las mujeres acabaran incorporándolos con el tiempo a sus armarios, eso sí, en versiones más finas y delicadas, lejos del tacón cuadrado que preferían los hombres. Asimismo, servían también como un elemento de clase, ya que sólo eran lucidos por la nobleza, un estrato social que no necesitaba desplazarse grandes distancias y, por tanto, podía llevar unos centímetros de inútil refinamiento.
La racionalidad imperante en el siglo XVIII hizo que elementos así se eliminaran de la indumentaria masculina y los tacones desaparecieron hasta los años 60 del siglo XX con las botas de vaquero y las plataformas luego de los 70. Ahora parece que la clase política pretende ponerlos otra vez de moda.
La visita del mandatario, además de para medir fuerzas con Macron, al que, según algunos informes, Rusia habría intentado perjudicar en favor de Marie Le Pen durante las pasadas elecciones presidenciales, tenía también un motivo cultural, inaugurar la exposición «Pedro el Grande, un zar en Francia. 1717», un repaso por la importante visita que hizo el monarca ruso al jovencísimo Luis XV, que en aquel momento contaba con solo siete años; 45 tenía el ruso. Aquel viaje marcó un antes y un después en la Rusia del momento.
Lo que queda claro es que, si no se quiere comprar zapatos, la solución es meter centímetros por dentro de estos. Eso sí, tendrá que taparlos con el pantalón. Uno que sea bastante estrecho, con una pernera que solo roce el zapato (más o menos hasta el tobillo) y una caja alta (por debajo del ombligo) darán una sensación de piernas más largas. Y lleve una americana corta que caiga justo por debajo de las nalgas y, a ser posible, que tenga los bordes redondeados y cierre a la mitad de la distancia entre el ombligo y el final del esternón.
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