Casas reales

Thomas Markle y Doria Ragland, un té para que la reina apruebe a los padres de ella

Conocer a la monarca el mismo día de la boda habría sido un tanto artificial y peligroso con respecto al protocolo. Sobre todo, porque hasta última hora no se sabía si él llevaría a Meghan hasta el altar

Doria Ragland vive en Los Ángeles y es instructora de yoga
Doria Ragland vive en Los Ángeles y es instructora de yogalarazon

Conocer a la monarca el mismo día de la boda habría sido un tanto artificial y peligroso con respecto al protocolo. Sobre todo, porque hasta última hora no se sabía si él llevaría a Meghan hasta el altar.

La presentación entre familias es todo un clásico en cada boda. La reacción entre consuegros, las miradas entre consuegras... Cada gesto se analiza con lupa. Si la escena tiene lugar en palacio ya son palabras mayores, aunque es lo que toca cuando tu hija se va a casar con uno de los miembros de la monarquía con más historia de Europa. Para los padres de Meghan Markel ha llegado la hora de la verdad. Thomas Markle, de 73 años, y Doria Ragland, de 61, acaban de aterrizar en el Reino Unido. El secretario de Prensa del príncipe Enrique, Jason Knauf, confirmó que los progenitores de la actriz llegarían una semana antes del enlace del próximo sábado: «La Sra. Markle está encantada de tener a sus padres a su lado en esta importante y feliz ocasión».

Antes de la ceremonia, no solo serán presentados al príncipe Carlos –padre del novio–, la duquesa de Cornualles –madrastra– y los duques de Cambridge, Catalina y Guillermo, sino que además tendrán la oportunidad de conocer a Isabel II y el príncipe Felipe. En la Casa de Windsor la soberana es la auténtica protagonista y es de ella de quien se tiene que conseguir la aprobación. Conocer a la monarca el mismo día de la boda habría sido un tanto artificial y para evitar nerviosismos y, por qué no decirlo, meteduras de pata con el protocolo, Palacio ha organizado un té a las cinco. Nada podría haber sido más apropiado.

Estricto protocolo

Los padres de Catalina pasaron también por lo mismo cuando su hija mayor contrajo matrimonio con el príncipe Guillermo. Claro que ahora la situación es distinta. Los Middleton son ingleses y habían convivido con la imagen de la reina. Por su parte, los padres de Meghan son de Estados Unidos y ni mucho menos se pueden llegar a imaginar la pompa real que se organiza para cada ceremonia. Por otra parte, está el estricto protocolo. El director de iluminación de Hollywood y la instructora de yoga deberán cuidar cada palabra y cada movimiento. Aunque, por su nieto, Isabel II intentará que la situación sea lo más distendida posible teniendo en cuenta las circunstancias.

Claro que, antes del té con la monarca, habría que tratar la relación entre futuro suegro y yerno. Sí que hay fotografías del príncipe Enrique con la madre de su prometida, ya que coincidieron en la ceremonia de clausura de los Juegos Invictus a finales de septiembre en Toronto. Sin embargo, no está muy claro si el novio conoce al hombre que llevará a su futura esposa hasta el altar. Algunos medios aseguran que se conocen personalmente, otros afirman que tan solo han hablado por teléfono.

En este sentido, también surgen varias dudas en torno a la relación de Meghan con su padre. Los progenitores de la actriz se divorciaron cuando ella tenía seis años. Mientras que su madre vive en Los Ángeles, su padre reside en México, y, aunque en un principio se dijo que apenas tenían contacto, los diarios aseguran ahora que el ex matrimonio guarda una relación muy cordial y Meghan habla regularmente con su padre.

Lo cierto es que no ha sido hasta el último momento cuando se ha sabido el papel que tendrán los progenitores en el gran día. Tras meses de confusión e incertidumbre, el Palacio de Kensington, residencia oficial del príncipe Enrique, ha confirmado que Thomas llevará a su hija al altar en la capilla de St. George, pero será Doria quien acompañe a Meghan en el coche hasta el castillo de Windsor. Una vez el automóvil se detenga ante la puerta, la novia se reunirá con su padre, sus damas de honor y los pajes, que serán, entre otros, dos de los hijos de los duques de Cambridge. El príncipe Jorge y la princesa Carlota robarán protagonismo a la novia, como en su día lo hizo Pippa con su hermana. Y también lo hará el príncipe Luis, ya que será su primer acto tras su nacimiento el pasado 23 de abril.

El experto en realeza Richard Fitzwilliams asegura que Meghan «está volcada con su madre Doria. Su papel en la boda obviamente será muy prominente. Por lo que sabemos, no estará presente ningún otro miembro de la familia de la novia», añade.

El padre de Meghan tiene dos hijos de su anterior matrimonio: Yvonne, de 53 años, quien más tarde cambió el nombre por Samantha, y Thomas, de 51. Los hermanastros de la actriz no han hecho méritos que se diga para estar en la lista de los 600 invitados más próximos de la pareja y los 2.000 miembros del público que también han recibido invitación para recompensarles por su liderazgo, valor e implicación en sus comunidades.

Carta incendiaria

Thomas ha publicado una carta incendiaria en la que básicamente le dice al príncipe Enrique que casarse con Meghan será «el mayor error en la historia de las bodas reales». «Obviamente no es la mujer adecuada para ti. Tú y la familia real deberían poner fin a esta falsa boda de cuento de hadas antes de que sea demasiado tarde», amenaza la misiva, publicada de su puño y letra en la revista «In Touch». La carta insiste en que la fama se le ha subido a la cabeza a su hermanastra, a quien describe como una mujer hastiada, superficial y vanidosa. Además, dice que convertirá a Enrique y al legado de la familia real en «un chiste».

Claro que Samantha tampoco se queda atrás. Fue una de las primeras en hablar tras salir a la luz la noticia del compromiso. «Ha planeado desde su infancia convertirse en princesa. Si la familia real supiese cómo ha tratado Meghan a su propia familia, quedaría horrorizada«, declaró. Acusó a su hermanastra de «narcisista, egoísta y superficial» y la llamó «trepadora social». Por si con la familia no fuera suficiente, Meghan también tiene que lidiar ahora con su ex marido, el productor de cine y televisión Trevor Engelson, de 41 años, quien producirá una serie que emitirá la FOX sobre la historia de un hombre abandonado por su mujer, que le deja para vivir su amor con un príncipe británico. Por si existía alguna duda, el ex tampoco está invitado al enlace.

En Windsor, todo preparado

Windsor está ya todo preparado para la boda del año. La ciudad, situada a 30 kilómetros de Londres, espera a más de 100.000 turistas. Las banderas están puestas, las pantallas instaladas y en los hoteles se cuelga el cartel de «sin habitaciones disponibles». El Palacio de Kensington va confirmando poco a poco detalles, como que las invitaciones fueron realizadas por la imprenta Barnard y Westwood. Por cierto, en el texto Meghan aparece como señora y no señorita, al ser estas sus segundas nupcias. La ceremonia empezará a las 12:00 en la capilla de San Jorge, en el castillo de Windsor. Los invitados irán llegando sobre de las 11.20 y tras el «sí, quiero» los novios darán una vuelta en calesa, si el tiempo lo permite. Tras unos días de un inusual calor bochornoso se prevén lluvias. El almuerzo, en cualquier caso, será en el interior del castillo de Windsor, donde habrá una recepción para los 600 invitados organizada por Isabel II. El pastel estará a cargo de Claire Ptak, dueña de la pastelería londinense Violet Cakes, a quien Meghan, por cierto, conoció cuando la entrevistó para su blog «The Tig». Las flores estarán organizadas por la autodidacta Philippa Craddock, cuyos clientes incluyen al fallecido diseñador Alexander McQueen y la revista «Vogue» del Reino Unido. Por la noche, como ocurrió en la boda de Guillermo y Catalina, habrá una fiesta para los más íntimos organizada por el príncipe Carlos, padre del novio, en la mansión Frogmore House.