Casa Real
Una noche en la Ópera (y otras escapadas de un rey en plena forma)
La ópera italiana, carreras de Fórmula 1, comidas en Lucio y en la Casa de Campo... Una agenda frenética compaginada con actos oficiales. Los más allegados a Don Juan Carlos aseguran que «apenas tiene problemas de movilidad» y sí «ganas de hacer cosas».
La ópera italiana, carreras de Fórmula 1, comidas en Lucio y en la Casa de Campo... Una agenda frenética compaginada con actos oficiales. Los más allegados a Don Juan Carlos aseguran que «apenas tiene problemas de movilidad» y sí «ganas de hacer cosas».
Dicen las malas lenguas que a Don Juan Carlos no le gusta la ópera, y, sin embargo, allí estaba el miércoles en el palco de la Scala de Milán: etiqueta de frac, camisa azul clara y pajarita, y gesto más que ufano. El Rey Emérito cumplirá 79 años en menos de un mes, el 5 de enero, y sus más allegados dicen de él coloquialmente que está «como una pera». Y no hay más que verle.
Las últimas imágenes del padre de Felipe VI en Cuba, a donde viajó en representación de España tras la muerte de Fidel Castro, dispararon las alarmas en algunos medios por su «preocupante» estado de salud. Sin embargo, según cuentan personas cercanas y reflejan las mismas imágenes tomadas a «posteriori» en diferentes apariciones, la versión que más cuadra es la del fruto verde, y todo apunta a que el aspecto desmejorado del Rey Emérito se debía a las diez horas aproximadas de vuelo. Es innegable que, tras nueve operaciones realizadas durante los últimos años de su reinado, está «atado» a una recuperación permanente, ya que no ha dejado ni la fisioterapia, ni los ejercicios de piscina, ni los paseos necesarios para que su salud no degenere. Siempre apoyado en su bastón, no puede caminar sin éste, o sin el brazo de un acompañante que se lo ofrezca. Pero quien fuera Jefe del Estado durante casi 39 años ha sabido amoldarse a su situación y sacarle el máximo partido, tanto para representar a España cuando se le requiera, como en su vida personal.
Vuelta a la primera línea
Durante el año de bloqueo político la agenda de los Reyes y de Don Juan Carlos estuvo paralizada, sobre todo en cuanto a representación exterior, y tampoco era momento como para que las salidas de Don Juan Carlos coparan demasiado el papel «couché». Desde la investidura de Mariano Rajoy, los compromisos vuelven a la normalidad, y el pasado 29 se desplazó a la isla caribeña tras la muerte de Fidel Castro para encabezar la delegación española que participó en los actos fúnebres. El Rey Emérito volvió el mismo día. Pero es que dos antes no se encontraba reposando en Madrid, sino que estaba en la capital de los Emiratos Árabes, Abu Dabi, para presenciar la carrera de Fórmula-1 en el circuito de Yas Marina, en el que Rosberg se proclamó campeón del mundo de Fórmula-1. No se contentó, sin embargo, con ser un mero espectador, sino que acudió al «paddok» en carrito de golf y saludó a sus amigos Carlos Sainz y, por supuesto, a Fernando Alonso, de quien es un fiel seguidor. Pero también reservó tiempo para sus compromisos: aprovechó la estancia para asistir a la entrega de la encomienda de la orden de Isabel la Católica por parte del embajador español, José Eugenio Salarich, a la filántropa libanesa Hoda Al Khamis-Kanoo.
De este estado anímico también dan fe personalidades presentes en la exposición «Carlos III. Majestad y Ornato en los escenarios del Rey Ilustrado», que se celebró en el Palacio Real y a la que acudió en compañía de Doña Sofía; aseguraron que le vieron con «muy pocos problemas de movilidad», y que el viaje a Cuba le había sabido a «poco en cuanto a los días que pasó allí, porque querría haber hecho más cosas». El tiempo del que dispone libre también lo dedica a sus hermanas, con quienes mantiene una estrecha relación. Presuntamente, el pasado domingo salió a comer con Doña Margarita, quien no puede abandonar la silla de ruedas ni su medicación. El padre de Felipe VI eligió para pasar con ella un plan «gourmet», ya que la gastronomía es una de sus aficiones. El restaurante elegido fue Que si quieres arroz Catalina, en la Casa de Campo. «Ayer tuvimos el honor de recibir la visita de su Majestad Don Juan Carlos y de la Infanta Doña Margarita, que disfrutaron de nuestra especialidad, la auténtica paella valenciana. Todo nuestro equipo disfrutó de esta visita Real», atestiguó el local en su página web, junto con una imagen del Rey Emérito acompañado por el dueño del establecimiento, Antonio Galán, el delegado en Madrid de las Bodegas Parés Baltà y de su asesora de vinos –según publica «El español»–, Eva María Alonso y su marido. Muy receptivo, cuando unos niños se acercaron para fotografiarse con él no dudó en posar con ellos, relajado y divertido. Pero no ha sido la única vez que se le ha visto disfrutando de uno de su planes de ocio favoritos: en noviembre visitó uno de sus restaurantes de cabecera, Casa Lucio, en el que cenó animadamente con un grupo de conocidos, entre ellos, la diseñadora Carolina Herrera. Trabajo, y saber vivir. Todo un «bon vivant».
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