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«Wolf Hall»: Enrique VIII busca descendencia
Para no perder la buena costumbre de contar en su programación con excelentes miniseries históricas, la británica BBC estrenó el pasado mes de enero «Wolf Hall». Basada en dos de las creaciones más conocidas de la escritora británica Hillary Mantel, que en España llevan por título «En la corte del lobo» y «Una reina en el estrado», la serie es una de las favoritas en la categoría de miniseries en la próxima edición de los premios Emmy. Porque como es de esperar en cualquier producción histórica británica que se precie, se trata de una serie de gran calidad, con un guión apasionante y una recreación propia de las superproducciones. Y además narra uno de los periodos más interesantes de la historia de Reino Unido.
«Wolf Hall» arranca en 1529, con Enrique VIII celebrando su vigésimo aniversario al frente del trono de Inglaterra. Durante esos años el monarca ha estado casado con la española Catalina de Aragón, pero no han conseguido lo que todo rey ansía: un descendiente que asegure la sucesión. Esta carencia y las ínfulas amatorias de Enrique VIII provocan que el monarca solicite al cardenal Wolsey que se reúna con el Papa para pedirle la anulación del matrimonio. El fracaso del emisario lo condenará al ostracismo, una desgracia de la que logra salir airoso su ayudante más cercano, Thomas Cromwell.
De origen humilde pero elevadas aspiraciones, Cromwell era por aquel entonces un abogado que desde 1523 también ejercía en el Parlamento inglés. A pesar de que el enfrentamiento de Wolsey con el rey le colocaron en una posición comprometida, su labor tras la caída del cardenal le sirvió para ganarse su confianza, y muy pronto se convirtió en primer ministro y secretario de Estado. Un cargo al que el político dedicó buena parte de su tiempo, ya que cinco años antes había perdido a su mujer y sus tres hijos por una terrible enfermedad.
A través de seis episodios, de una hora de duración, «Wolf Hall» desarrolla una intriga política y palaciega en la que los intereses propios y los secretos más oscuros de la Corte determinan el futuro de la corona inglesa. Los caprichos de Enrique VIII y los anhelos de Thomas Cromwell provocarán la ruptura de Inglaterra con la Iglesia católica, un acontecimiento que dará lugar a lo que conocemos como la Refoma anglicana. El ascenso de Cromwell en la corte de Enrique VIII, donde aquellos que ocupan cargos formales le miran por encima del hombro, se convierte en un viaje repleto de traiciones y convenientes alianzas. Y el espectador disfruta de una historia brillante y de gran nivel, tanto en el fondo como en la forma.
Con un presupuesto de 7 millones de libras, la adaptación de los libros de Mantel ha corrido a cargo del dramaturgo inglés Peter Straughan, mientras que Peter Kosminsky se ha hecho cargo de la dirección. El rol principal de la serie, el de Thomas Cromwell, lo interpreta Mark Rylance con una destreza y un saber hacer apabullantes, que en todo momento se hace con cada una de las secuencias en las que participa. El londinense Damian Lewis, que regresa a la televisión tras «Homeland», interpreta al rey Enrique VIII, mientras que Claire Foy y Joanne Whalley se ocupan de los papeles de Ana Bolena y Catalina de Aragón, respectivamente.
- Lo mejor
Que los ingleses sigan haciendo series históricas excelentes. La historia creada por Mantel es muy buena, pero el mimo con el que se ha recreado la corte británica es una razón para aplaudir una miniserie británica. Y Rylance, que lo tiene todo para ganar un Emmy.
- Lo peor
El espectador, poco familiarizado con el tema, puede sentirse apabullado por los viajes en el tiempo y la relevancia histórica de los personajes que aparecen en la trama, que no son pocos. Y que solamente sean seis capítulos, porque su calidad deja con ganas de más.
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