Podemos

Miguel Vila: «Se está bien de vacaciones sin Pablo Iglesias en la chepa»

Miguel Vila / Diputado de Podemos.. Desde una playa secreta de Cádiz, Vila asegura que, aunque muy pocas veces, lleva coleta y que, en cualquier caso, «en estos momentos no se cortaría la melena por nada ni por nadie»

Miguel Vila
Miguel Vilalarazon

Desde una playa secreta de Cádiz, Vila asegura que, aunque muy pocas veces, lleva coleta y que, en cualquier caso, «en estos momentos no se cortaría la melena por nada ni por nadie»

Vila trabajó seis años como cámara en el Congreso y, tras las elecciones del 20-D, fue ascendido por el pueblo soberano a diputado en Cortes. Asegura que se iría de fiesta con Madina, del PSOE, con Tardá, de Esquerra y del PP con... Guillermo Mariscal. Cuando le llamo la atención sobre el hecho de que son todos hombres rehace la lista al instante: Adriana Lastra del PSOE y del PP... «no te voy a decir lo que quieres oír».

–¿Ha tenido alguna vez alguna novia de derechas?

–Novia formal no, pero sí que he estado alguna vez con alguna chica de derechas.

–¿Y qué tal?

–Bien. Bien, bien. Nada... romances efímeros pero... bien, normal, bien.

–¿Hay diferencias con las de izquierdas?

–Sí. Claro que hay diferencias. Hay diferencias en la relación que tienes más allá de lo que es puramente pasión, por decirlo de alguna manera, ¿no? Supongo que esa es la razón de que nunca haya tenido una novia así formal de más tiempo. Digo yo. Tampoco es que las novias que he tenido hayan sido especialmente de izquierdas.

–¿Usted que no lleva coleta, por qué o por quién se cortaría la melena?

–Esto sería muy difícil. No suelo llevar coleta. A día de hoy no hay nadie ni nada por la que me cortase la melena. Salvo para sanearla, claro...

–¿Son todos románticos en Podemos?

–No se si todos en Podemos pero yo desde luego sí tengo un punto romántico. Aunque no sé el resto... La gente con la que más relación tengo de Podemos yo creo que sí posee un punto romántico en general.

–¿Qué hace cuando le dan calabazas?

–Pues aceptarlas e irme a otra cosa... (ríe).

–¿Y si le hiciera una cazada a la pantalla de su móvil qué encontrarían?

–Verían muchas conversaciones sobre política, sobre Podemos. Pocas personales y poco más, la verdad.

–¿Está Podemos perdiendo las burbujas como la gaseosa?

–No diria yo que hayamos perdido las burbujas. Es cierto que no ha sido el resultado que esparábamos pero yo pienso que seguimos siendo una fuerza política efervescente y que mantenemos su fuerza. Ahora nos toca trabajar en el parlamento y demostrar que también en las instituciones somos capaces de hacer un gran trabajo y solucionar los problemas de la gente. Ahora bien, considero que seguimos manteniendo todas nuestras burbujas.

–¿Cómo sentó, como equipo, a Podemos el fiasco del 26-J?

–Siempre que no consigues el objetivo que perseguías al cien por cien tiene que sentarte y evaluar qué es lo que ha podido pasar. Pero yo considero que pese a no haber conseguido el objetivo marcado el resultado es muy bueno y nos deja en una posición bastante óptima para seguir trabajando por el cambio en este país. Somos la fuerza política llamada a liderar el cambio político y social que necesita y tenemos cinco millones de votos y 71 diputados en el congreso para conseguirlo. Desde luego no se puede decir que esté mal.

–¿No han llegado al techo?

–Ni de lejos. Ni de lejos.

–Entonces, ¿qué ha salido mal en las últimas elecciones?

–Es una suma de factores. No hay una causa sola que explique los resultados electorales del 26 de junio. Es posible que no hayamos explicado bien nuestra actividad tras el 20-D. Creo también que las encuestas, el resto de partidos y los medios de comunicación han generado unas expectativas que eran mucho mayores de lo que finalmente después ha salido. Eso ha provocado que se perciba el resultado como malo. Desde mi punto de vista, no es en absoluto malo. La gente ha preferido que el cambio político sea un poco más lento y quieren vernos trabajar en las instituciones. Yo creo que esa es la serie de factores que ha contribuido a los resultados que sacamos. No creo que sea un mal resultado para una formación política que tiene dos años.

–¿Qué echa de menos de Podemos cuando está de vacaciones?

–(Ríe) La verdad es que trato de desconectar lo más posible. Es cierto que no se puede desconectar del todo. Echo de menos el trabajo parlamentario que, aunque haya sido una legislatura breve, he podido comprobar que me gusta, que me interesa y al que quiero dedicar todas mis energías. Tengo ganas de que empiece la legislatura, de que empiece el Gobierno y comencemos a trabajar por el bien de la gente.

–Osea, que se vive bien sin tener a Pablo Iglesias en la chepa todo el día, ¿no?

–(Ríe) Sí. La verdad es que se vive bien... de vacaciones.

–¿Cómo llegó a meterse en política?

–Llevo haciendo política en movimientos sociales mucho tiempo. Más o menos de forma seria y con implicación importante desde 2006 con el movimiento Por una vivienda digna y un poco antes con el No a la guerra. Cuando surge la idea de Podemos estoy desde el principio y colaboro con otros movimientos. Lo que no me esperaba es que iba en un momento dado a acabar siendo diputado. Por otro lado, era un lugar donde había trabajado mucho tiempo como cámara y es un poco sorprendente el cambio.

–¿Qué dijeron sus amigos?

–Antes de las elecciones me animaron mucho. Nadie se sorprendió de que yo fuera en unas listas de Podemos. Sobre todo fue especial el regreso al Congreso y reencontrarme con los que habían sido mis compañeros durante los últimos seis años que siguen allí. Los cámaras, los camareros y la gente del Congreso: hubo sorpresas, incredulidad... y también risas.

–¿Cómo se ven las cosas desde el otro lado?

–Se ven igual porque las cosas siguen estando igual de mal. Seguimos teniendo los mismos problemas sociales y la misma situación social derivada de la crisis sin que nadie parezca que se vaya a hacer cargo de ella por el momento. Por tanto, se ven igual. Lo que pasa es que lo observas con un punto más de responsabilidad. Ahora mismo siento una responsabilidad enorme con la gente de este país. Por trabajar por su bienestar y por dejarme los cuernos por aquello a lo que nos hemos comprometido hacer: trabajar por mejorar la vida de la mayoría social.

–¿Le entran ganas a veces de volver otra vez al lado de las cámaras?

–La cámara me gusta. Siempre tendo esa añoranza. Pero no. No tengo ganas de volver a dedicarme a ello. Otra cosa es que yo coja la cámara para ponerme a hacer fotos, que es lo que me encanta. Pero sí que tengo ganas de trabajar en lo que estoy ahora y sacar adelante los compromisos que hemos adquirido con la ciudadanía.

–¿A quién del PP le haría un corto con su cámara?

–Le haría un corto a Celia Villalobos... podría ser una cosa graciosa.

–¿Y del PSOE?

–Pues, fíjate, a Pedro Sánchez.

–¿Por qué?

–Para ver cómo está viviendo las batallas y las tensiones que tienen ahí dentro.

–¿Cómo van a acabar las cosas en esta legislatura?

–Te lo digo con sinceridad: no lo sé. Fue muy extraño que Rajoy aceptara el encargo del Rey para formar Gobierno y después decir que si no consigue los apoyos no va a haber investidura. Me ha sorprendido un poco porque como dicen que son los más constitucionalistas del mundo están estrujando la Constitución de una manera... No se cómo va a acabar. No sé si Rajoy conseguirá los apoyos o no. Desgraciadamente, sí que veo que la posibilidad de formar un gobierno de progreso con el PSOE, un gobierno alternativo que abandone las políticas de recortes y austeridad, está más lejos. Veremos qué pasa. En cualquier caso habrá que esperar. Es el tiempo de Rajoy.

–¿Y qué es lo que más le gusta de LA RAZÓN?

–He de reconocer que no soy un asiduo lector de LA RAZÓN, pero si tuviera que decir qué es lo que más me gusta diría que los «Te leo» que estáis haciendo últimamente.

¿Mar o montaña?

«Llevo bastantes años veraneando en Cádiz. Lo que me gusta de esta parte de España es que es de los pocos sitios en los que aún se puede encontrar un punto salvaje en las playas. Si sabes buscar encuentras playas donde se puede estar solo incluso en agosto».