Ciencia y Tecnología
Con la diversión a cuestas
Los implantes cerebrales, cada vez más frecuentes y con mayores capacidades, tienen el potencial para revolucionar la industria del entretenimiento
En 1998, el científico británico Kevin Warwick se implantó en un brazo un transmisor RFID (identificador por radiofrecuencia) para probar si era posible controlar luces y puertas de la universidad, simplemente acercándose a ellas. Y lo consiguió. Dos años más tarde conectó el mismo implante a su sistema nervioso, lo que le permitió dar órdenes, de forma remota, a un brazo robótico. Desde 2003 la FDA, la agencia reguladora de medicamentos y alimentos en Estados Unidos, aprobó el uso de microchips en el cerebro con fines médicos y dejó la puerta abierta a su uso para otros propósitos.
Y es entonces cuando los expertos comenzaron a experimentar con esta tecnología. Christof Koch, profesor del Instituto Allen de Ciencias del Cerebro, está centrado en lo que, como pronostica, serán los implantes del futuro, aquellos que no curan o reparan, sino que aumentan nuestras capacidades. Para Koch, en el futuro será posible implantar memorias o archivos, como si de un disco duro se tratara. ¿El catálogo de Netflix? Descargado. ¿Parece exagerado? Sander Otte, físico de la universidad holandesa de Delft ha sido parte del equipo que ha creado la memoria más pequeña. «En teoría – asegura Otte – la densidad de esta memoria permitiría guardar todos los libros que se han escrito hasta la fecha, en el tamaño de un sello postal». Utilizar lentillas inteligentes sería el paso siguiente para poder ver todo el contenido... con un solo parpadeo.
Pero hay más. Koch anticipa que los implantes también serán activos. Nos permitirán mejorar nuestras habilidades deportivas (un «swing» de golf mejor perfilado, una puntería más acertada en baloncesto, mayor coordinación en deportes de equipo, etc.). Esto también podría tener un impacto no solo en el mundo de la actividad física, sino también en el turismo. Al planificar un viaje se podría implantar un mapa de la ciudad (nada de esos dibujos en dos dimensiones, un GPS con todas las letras), sus principales atractivos y hasta el idioma local. La ventaja de este tipo de tecnología es que puede ser modificada a distancia y hasta actualizada.
¿Es viable esta tecnología o se trata de otro sueño de Matrix? Expertos como Koch o Babak Parviz (creador de las lentillas inteligentes) aseguran que ahora la tecnología de implantes cerebrales está en el mismo momento que la cirugía ocular con láser: hay mucho riesgo y sólo se aplica a un grupo de personas determinadas. Pero en 2030 será una tecnología habitual y disponible. Y cuando eso ocurra comenzarán también los beneficios. Y los conflictos: trapicheo de conocimientos para exámenes, implantes no actualizados con antivirus, etc. Habrá que estar preparado.
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