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Los condes de Livorno o los reyes Luis I y María Luisa de Etruria

Fueron monarcas de un reino inventado por Napoleón que duró solo seis años, entre 1801 y 1807

La familia real de Etruria, retratada por François-Xavier Fabre. El cuadro se puede visitar en el Museo de El Prado
La familia real de Etruria, retratada por François-Xavier Fabre. El cuadro se puede visitar en el Museo de El Pradolarazon

Fueron monarcas de un reino inventado por Napoleón que duró solo seis años, entre 1801 y 1807

Una de las múltiples consecuencias del vuelco que Napoleón I dio al mapa de Europa fue la creación, en los territorios del antiguo Gran Ducado de Toscana, entre otros –como el principado de Piombino–, del Reino de Etruria, que duró de 1801, con la firma del Tratado de Aranjuez, hasta 1807. El gran duque Fernando III, un Austria Toscana, fue despojado de su trono y el 3 de agosto de 1801 Luis de Borbón Parma, infante de España, fue proclamado Rey de Etruria, reinando como Luis I. Era hijo del duque Fernando I de Parma y de la archiduquesa María Amelia de Austria y casó con una hija del rey Carlos IV de España, María Luisa, quien al subir su marido al trono etrusco se convirtió en Reina de Etruria. Su capital estaba en Florencia.

Napoleón, que aún no era emperador sino Primer Cónsul, quiso que la coronación de Luis fuera en París. En aquella época se cantaba en un teatro de París acerca del Bonaparte: «j’ai fait des rois et n’ai pas voulu l’être». El viaje a la capital francesa lo hicieron Luis y María Luisa en 1801 con el título de incógnito de Condes de Livorno. La duquesa de Abrantes los vio en aquel entonces y de ellos escribió: «Nunca vi dos personas más extraordinarias que estos nuevos soberanos. Asumieron el título de incógnito de Conde y Condesa de Livorno y trajeron con ellos a un condesito que, si bien no contaba aún tres años, recibía mayor importancia que sus ilustres padres juntos». Según Louis Constant, ayuda de cámara de Napoleón, Don Luis quizá quisiera conservar el incógnito «a causa del poco brillo de su pequeña corte», aunque fue acogido y tratado como rey en las Tullerías, mientras permanecía alojado en la residencia de la embajada de España, antiguo de palacio de Montesson, que pertenecía a Charlotte-Jeanne Béraud de La Haye de Riou, marquesa de Montesson, amante y luego esposa secreta de Luis Felipe de Orléans, duque de Orléans.

Luis disfrutó poco del trono etrusco. El 27 de mayo de 1803 falleció en Florencia con sólo veintinueve años de edad sucediéndole su hijo Carlos Luis como Luis II de Etruria bajo la regencia de la madre de éste. Con el tiempo, en 1807, por el Tratado de Fontainebleau, Napoleón decidió suprimir esa monarquía incorporando el país a Francia, supuestamente como castigo al asilo que la reina regente María Luisa había dado a algunos enemigos del Gran Corso. Éste, en 1809, acostumbrado a repartir tronos entre sus hermanos, entregó el Reino de Etruria, nuevamente llamado Gran Ducado de Toscana, a su hermana Elisa que reinó allí hasta 1814 cuando Fernando III recuperó su trono. María Luisa, viuda de Luis I, se convertiría en Duquesa de Lucca de 1815, tras el Congreso de Viena, hasta su fallecimiento en 1824.

El título de Condes de Livorno fue elegido por la ciudad toscana del mismo nombre, Liorna en español tradicional, a orillas del Mediterráneo, hoy es capital de la provincia homónima. Livorno nació como un pequeño pueblo de pescadores. Fue un lugar importante bajo los Medici en el Renacimiento con importantes concesiones en el siglo XVI. Creció durante el gobierno de Leopoldo II en el siglo XVIII, que abrió la ciudad a mercaderes y comerciantes extranjeros. Fernando I declaró la ciudad puerto franco en 1590, y esto duró hasta 1860, cuando pasó a formar parte del Reino de Italia. Durante la Segunda Guerra Mundial fue considerablemente dañada, principalmente en su histórica catedral y sinagoga. Hospeda una academia naval donde han estudiado varios príncipes italianos.

Su carácter
Dicen que
Luis I no era ni mucho menos un gran trabajador. Esta característica suya era algo que desagradaba sobremanera a Napoleón, que en cierta ocasión comentó a Cambacérès acerca de Luis: «He aquí un buen príncipe que no se ocupa mucho de sus bienamados súbditos. Pasa el tiempo cacareando con viejas damas a quienes les habla bien de mí, mientras se queja por lo bajo de deber su elevación al jefe de esta maldita república francesa. No se ocupa más que de paseos, caza, baile y espectáculos». Lo cierto era que Luis, desde que de niño se diera un fuerte golpe en la cabeza con una mesa de mármol, padecía de epilepsia, algo que hacía muy difícil la vida entonces. a Aparte de todas estas dolencias, sufría también de problemas respiratorios.

La fecha. 3 de agosto de 1801

La proclamación de Luis I como rey en 3 de agosto de 1801 fue un día importante en su vida pero quizá más relevante, por haberle hecho perdurar en la historia del arte, fue el momento en que Francisco de Goya le retrató en su famosa obra de «La Familia de Carlos IV», verdadera obra maestra de la pintura española. Existe en el Museo del Prado, además, un precioso boceto del retrato de Luis, pintado por Goya, en el que luce las placas de las órdenes de San Jenaro y de Carlos III además del Toisón de Oro.