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Más allá del cloro: Piscinas ecológicas y de agua salada

Son muy decorativas, 100% biológicas y de mantenimiento más económico

Más allá del cloro: Piscinas ecológicas y de agua salada
Más allá del cloro: Piscinas ecológicas y de agua saladalarazon

Son muy decorativas, 100% biológicas y de mantenimiento más económico.

Nadar en un estanque, de agua natural y cristalina, rodeado de plantas y escuchando los sonidos de la naturaleza como el croar de las ranas es posible sin salir de casa. Solo hay que sustituir la piscina tradicional de cloro por una ecológica que no necesita productos químicos. Las plantas acuáticas son las encargadas de depurar el agua, son filtros biológicos que la mantienen saludable. La vegetación acelera el crecimiento de microorganismos beneficiosos que eliminan las bacterias.

«Son piscinas muy decorativas, cien por cien biológicas, no irritan la piel ni los ojos y son fáciles de mantener, por eso mucha gente comienza a instalarlas en su jardín», explica Leif Joachim, propietario de Leif Design Piscinas Naturales.

Las piscinas ecológicas naturales tienen aspecto de estanque y dos partes bien diferenciadas. La zona de regeneración, donde se crea un ecosistema a partir de distintas plantas como los juncos, los jacintos u otras subacuáticas, entre las que se encuentra la hidrocaris o lenteja de agua. Y la zona de nado, con dos metros de profundidad. Las dos partes están comunicadas por una tubería de tal modo que el agua purificada por las plantas llega al estanque de nado y los sedimentos que terminan en el fondo de éste, pasan al de regeneración.

Una de las dudas más frecuentes a la hora de decantarse por esta opción más natural es si la piscina no terminará rodeada de una nube de mosquitos por la combinación de plantas y agua. Pero el ecosistema creado atraerá libélulas e incluso ranas que acabarán con los insectos.

El mantenimiento de una piscina ecológica es mucho más sencillo que el de una tradicional. «Solo hay que recortar las plantas y pasar una aspiradora o programar un robot para que limpie el fondo de la zona de regeneración una vez al año», explica Joachim.

Su coste es de 20.000 euros por 40 metros cuadrados, un precio similar al de una de obra.

Las piscinas de agua salada son otra alternativa al cloro. Éstas aprovechan la sal para, mediante un sistema de eletrólisis, generar cloro gaseoso. Se trata de un proceso natural respetuoso con el medio ambiente. Para poder cambiar el agua dulce por el agua salada de una piscina hay que instalar un sistema de cloración salina. El temor más frecuente a la hora de decantarse por esta opción es la posibilidad de que la sal resulte molesta, irrite los ojos o produzca picores en el cuerpo. Pero es un miedo infundado porque la concentración de sal es mucho menor que la del agua de mar y más similar a la que contiene una lágrima.

Vivir rodeado de zonas verdes retrasa el deterioro cognitivo

La naturaleza es buena para la salud, mejora la capacidad de atención y la memoria en los niños, según han probado varios estudios en los últimos años. Ahora, una nueva investigación del Instituto de Salud Global de Barcelona sugiere que vivir en vecindarios con zonas verdes favorece también el desarrollo cognitivo en la vejez. La investigación demuestra que la pérdida de las funciones cognitivas en los ancianos es más lenta cuando la naturaleza está cerca. El equipo de investigadores hizo un seguimiento durante una década a 6.500 personas de entre 45 y 68 años del Reino Unido. Durante este tiempo, les hicieron tres pruebas en distintos momentos para determinar su grado de deterioro cognitivo. Tres exámenes que incluían ejercicios de memoria a corto plazo, fluidez verbal o razonamiento matemático. El espacio verde de cada lugar de residencia de los participantes se determinó vía satélite. El resultado de los test cognitivos fue un 4,6% menor en las personas que vivían en vecindarios con mayor número de zonas verdes.