Moda

Loewe brilla en la oscuridad

La firma española presenta su colección otoño invierno con un derroche de sensualidad y misterio.

En el desfile de Loewe, ayer en París, J.W. Anderson trasladó a la audiencia de la mañana a una noche salvaje
En el desfile de Loewe, ayer en París, J.W. Anderson trasladó a la audiencia de la mañana a una noche salvajelarazon

La firma española presenta su colección otoño invierno con un derroche de sensualidad y misterio.

Lo de J. W. Anderson es como el buen vino, gana con el paso del tiempo. Sus colecciones, desde que aterrizó en la firma española como director creativo, han buscado la transgresión respetando la esencia de una marca consolidada y con una tradición peletera impecable. Una revisión de la silueta femenina ha sido siempre su obsesión, un ejercicio de reflexión constante sobre el papel de la mujer en la sociedad, una fémina todoterreno y sin tabúes, capaz de lo que se proponga sin renunciar a la elegancia. Anderson, parco en palabras, habla con soltura a través de sus propuestas. Sus modelos son su mejor expresión y así ocurrió ayer durante la presentación de su colección otoño invierno 2017-2018 durante la Semana de la Moda de París. Cambió los husos horarios y trasladó a la audiencia sin necesidad de teletransportarse, de las nueve de la mañana (hora del desfile) a una noche salvaje. A oscuras, con altas dosis de misterio y tan sólo guiados por puntos de luz que impactaban en delicadas orquídeas, recibió a sus invitados. La sede de la Unesco, que ya se ha convertido en un lugar clave para las colecciones de Loewe, anocheció a primera hora del día y de entre las sombras comenzaron a salir sus joyas textiles. Sobresalieron las creaciones de mangas-globo, en versión corta o larga, pero en cualquier caso desmontables, los abrigos tubo con la parte inferior en piel que creaba un original movimiento en la cintura y que con él jugaba al engaño, ya que bien podía ser interpretado como abrigo en sí o como conjunto de camisa y falda. Echó mano en más de una de sus propuestas del efecto «trompe l’oeil» basado en la ilusión óptica donde no se definen los límites entre la realidad y la ficción.

Una vez más, recurrió al trabajo de «patchwork» en el que tiene pocos rivales. Los contrastes de tejidos y de la piel tratada desde diferentes ángulos fueron la clave. El hecho de utilizar el láser en el tallado de sus pieles le ha abierto un abanico suculento. Fusionó el nilón con el algodón y coqueteó con la seda y el cuero. Todo ello en una misma pieza multidisciplinar. Un vestido de piel entallado en la parte superior y con vuelo en las piernas se convirtió en una de sus piezas maestras. Una auténtica obra de ingeniería por el cuidado y múltiples pliegues de las prendas. Una falda rosa elaborada a partir de círculos enlazados trajo la sensualidad a la sala, mientras que un abrigo de lunares «big size» impermeable condujo a una «master class» de creatividad. La sobriedad vino de la mano de una chaqueta de esmoquin en chenille con puños desmontables, así como de delicados vestidos negros.

Salvo modelos muy puntuales, lo bueno de la colección que presentó Anderson es que se trata de prendas útiles para cualquier mujer que huya de la extravagancia. Es realidad, no espectáculo como hacen otros para vestir sus vergüenzas. En Loewe no hay trampa ni cartón, sólo derroche de creatividad y riesgo bajo las estrellas de una noche soleada.