IVA
28F: «espíritu» de 1980, corrupción y paro de 2013
El Gobierno a dos de la Junta se encomienda a la histórica fecha para «rescatar» la confianza ciudadana. El escándalo de los ERE y la brecha social abierta por los recortes impiden la comunión de entonces
«¿Da usted su acuerdo a la ratificación de la iniciativa prevista en el artículo ciento cincuenta y uno de la Constitución a efectos de la tramitación por el procedimiento establecido en dicho artículo?». Así de «explícito» era el texto de la papeleta que los andaluces votaron en el referéndum del 28 de febrero de 1980. Era el último requisito para el acceso a la autonomía y Almería impidió que el «sí» fuera unánime. De los 1,8 millones de andaluces que votaron, el 91 por ciento respaldó la propuesta –la abstención fue del 36,17 por ciento–, pero las ocho provincias debían alcanzar al menos la mayoría simple.
Los alrededores del Casino de la Exposición de Sevilla, donde se habían reunido responsables de la Junta y figuras como el ex ministro Manuel Clavero –aclamado por la muchedumbre–, se convirtieron en un hervidero de personas con un grito unánime: «¡Andalucía, Andalucía!». Las lágrimas por la no aprobación de una iniciativa a la que el Gobierno de la UCD había puesto trabas más allá del enrevesado enunciado de la papeleta electoral, unieron a ciudadanos y representantes políticos. Sólo podía hablarse de victoria moral, pero lo fundamental quedó establecido: el futuro de Andalucía había empezado –como bien remarcó la prensa al día siguiente–. Esa comunión es la que persigue la Junta para el próximo jueves.
Pero ni la situación, ni los políticos, son los de entonces. El episodio ocurrido el pasado domingo en Madrid evidencia la ruptura con la sociedad: una joven dirigente del PSOE se une a la protesta contra los desahucios que recorre las calles de la capital. La misma que unos días antes afeó públicamente a sus «mayores» socialistas la «revolución desde un hotel de cinco estrellas» que pretenden, se siente legitimada para defender el derecho a una vivienda digna en la calle. No piensa igual un grupo de manifestantes que la identifican con el «enemigo». Beatriz Talegón tuvo que salir escoltada por la Policía.
A esa contradictoria rebelión «de cinco estrellas» se ha enganchado con fervor el bipartito de la Junta. IU afronta su primera conmemoración del andalucismo en el poder y ha apostado abiertamente por la «revolución en la calle y en el Gobierno» y apela a la «resistencia» sin variar su habitual discurso extremo.
IU, «alejada» del poder
«Este 28F nos toca volver a sacar nuestro orgullo y conjurarnos para seguir resistiendo como pueblo y rebelarnos combatiendo desde todos los frentes posibles las imposiciones del Gobierno de la Nación y de la Troika», calientan desde las redes sociales. Su vicepresidente y los dos consejeros –Diego Valderas, Elena Cortés y Rafael Rodríguez– acudirán en Sevilla a la manifestación convocada por la Plataforma Compromiso Social para el Progreso bajo el lema «Andalucía: por los derechos, el empleo y la dignidad». Aseguran incluso que la protesta será «preferente», antes que sus responsabilidades como miembros del Gobierno andaluz. Su presencia en el acto de entrega de las distinciones de Hijos Predilectos y Medallas, así como en el acto institucional anterior, quedaría en suspenso.
El empeño del PSOE-A camina por la misma senda. El lunes arrancó su campaña para «reivindicar el espíritu del 28F», con un lema muy similar al institucional. El vicesecretario de organización, Mario Jiménez, reclamó la «unidad» del «pueblo andaluz» para «afrontar el futuro en estos momentos de dificultades económicas y sociales».
Para el partido, como para el presidente de la Junta, José Antonio Griñán, «peligra» la autonomía gestada hace 32 años –y sobre la que realizará un balance la próxima semana en el Parlamento–. Una postura que el PP ha criticado al considerar que debe ser una jornada de «convivencia y no de alimentar resentimientos». «No utilice el 28F para la confrontación, porque no tiene derecho a convertirlo en un motivo de enfrentamiento», advirtió el líder de los populares andaluces, Juan Ignacio Zoido, a Griñán.
Pero la voz ese día es de los ciudadanos y su «discurso»previo es clarificador: un 77,3% de los andaluces no se siente identificado en la actualidad por ninguna formación política, mientras que el 80,7% no está conforme con el funcionamiento de la democracia. El Estudio General de Opinión Pública de Andalucía (Egopa) confirma lo que ya se sabía: que la situación económica, aderezada con los casos de corrupción que embadurnan a los dos principales partidos, han terminado por asentar una insatisfacción generalizada.
En Andalucía, la trama de los ERE fraudulentos es la punta del iceberg. La causa, que mantiene colapsado el juzgado de Instrucción número 6 de Sevilla, fue uno de los detonantes para que los socialistas se vieran obligados a pactar con IU tras las eleciones del 25 de marzo. Desde que firma como vicepresidente, Valderas mantiene la distancia sobre su anterior exigencia de investigar «hasta el final» el escándalo, con tres ex consejeros de Empleo implicados. Saber que un director general de Trabajo se «esnifaba» el presupuesto para combatir el desempleo ha calado profundamente en la opinión pública.
En la base de la pérdida de derechos se sitúan la escalada incesante del desempleo y los recortes en sanidad y educación. El paro volvió a convertirse en la principal preocupación en Andalucía a finales de 2012. La última encuesta de población activa (EPA) situaba en 1,44 millones el número de parados en el mes de enero. «Espeluznante» y «catastrófica», en palabras de los principales dirigentes andaluces. Especialmente en la provincia de Cádiz, donde la tasa supera el 40%. La Junta reaccionó anunciando «medidas concretas» para crear 41.000 nuevos puestos en 2013, frente a los 191.100 que se destruyeron sólo en 2012. La estrategia de descargar toda la responsabilidad en los «palos en las ruedas» puestos por el Gobierno central –con la reducción de un 10 por ciento del sueldo a los funcionarios, la supresión de la paga extra de Navidad,la subida del IVA y la «guinda» de la reforma laboral– no ha calado entre la ciudadanía, que ya no hace distingos a la hora de buscar responsables. Nada que ver con 1980. Entonces, desde Madrid se afanaron por deshacer las ilusiones de los andaluces; la unión del pueblo pudo más. Hoy, la desconfianza en los gobernantes –sea cual sea su sede– impide esa comunión. Y se extiende a los bancos y las grandes empresas.
La actitud de gigantes como Roca o Danone, que abandonan la comunidad para deslocalizar la producción, es una oportunidad para devolver la credibilidad a la política. La lista de abandonos es larga: Alestis, Santa Bárbara, Eldon o Delphi. Mantener a esas empresas en suelo andaluz debe ser una prioridad, un primer paso del «Pacto por Andalucía» para dotarlo de contenido.
Lamentablemente, la falta de trabajo no es la única emergencia en la brecha abierta. La educación y la sanidad públicas y el derecho a una vivienda están en entredicho. Así lo denuncian sus actores principales. Docentes, alumnos de Secundaria y personal sanitario han protagonizado avisos a la Junta en forma de huelga por el declive de servicios básicos. El problema alcanza incluso a la financiación del gasto corriente, con deudas en los centros educativos de hasta 30.000 euros por impagos de luz, agua o teléfono.
Los desahucios, 45.000 en los últimos cinco años según datos del movimiento 15M, han despertado la conciencia social y el ingenio. Entre las iniciativas vecinales se cuenta una victoria: la Corrala Libertad, en Triana (Sevilla), donde tras ocupar un edificio de viviendas vacío, las familias lograron que la propiedad lo cediese con un alquiler acorde a sus ingresos. Una exigencia oída entre miles de gritos sordos, reflejo del verdadero espíritu del 28F. La fuerza de la calle, sin más eslogan ni campañas. La cita es entre la calle y los andaluces.
Celebrando la autonomía
Un lugar para García Caparrós, en el museo
l Un espacio «en el que rendir homenaje, recordar y difundir entre los más jóvenes» la figura de José Manuel García Caparrós –Hijo Predilecto a título póstumo–, fallecido por un disparo de la Policía Armada durante la manifestación pro autonomía andaluza del 4 de diciembre de 1977. El Museo de la Autonomía contempla ese homenaje durante los tres días de actividades programados para conmemorar el Día de Andalucía. La consejera de Presidencia, Susana Díaz, explicó que los actos tendrán «un espíritu reivindicativo por el progreso de nuestro pueblo» y comenzarán el martes con el espectáculo de danza contemporánea y flamenco «Cierra los Ojos», de la veterana compañía Danzamobile. El 27 y el 28 se representará también la obra de teatro «Historias Fabulosas», de Aseismanos Producciones, ganadora del Certamen Andaluz de Teatro del Programa Desencaja del Instituto Andaluz de la Juventud.
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