Política

CARMEN PINEDA Y DE ARAGÓN

La socialista Carmen Calvo / Foto: Efe
La socialista Carmen Calvo / Foto: Efelarazon

Cual Mariana de Pineda dispuesta a morir por la bandera o, mejor, como una Agustina de Aragón rediviva, musa de la Nación en armas contra la francesada, Carmen Calvo pretende recoger en esta precampaña la tradición patriótica de la mujer española. La dama egabrense se plantó el sábado en Barcelona para espetarle al presidente de la Generalidad que «no existe el derecho de autodeterminación» y muchos echamos de menos el vocativo enfático, el epíteto preciso con el que un valeroso mozo de escuadra zanjó cierto debate con un desarrapado en plena manifestación. «¡Idiota!», dijo el policía para recalcarle la inexistencia de la república catalana que decía defender el revoltoso. Conviene recordar que la vicepresidenta del Gobierno en funciones, henchida de electoralista españolía (el «copyright» es de José Moscardó, héroe del Alcázar de Toledo), fue la palafrenera de Soraya Sáenz de Santamaría cuando aquella suspensión breve y leve de la autonomía, inane 155 sin rozar siquiera la TV3, que ella negoció con la hoy empleada de un bufete catalán. Imposta en campaña, y para seducir al otrora cinturón rojo barcelonés, teñido de naranja por Inés Arrimadas, la firmeza que no le permite esgrimir Miquel Iceta, último en la estirpe de señoritos a los que Alfonso Guerra regaló en los ochenta el PSC que había construido la inmigración andaluza. Ya puede pues la señora Calvo corear hasta desgañitarse, con los manifestantes de Vox que atestaron la plaza de Colón, el estribillo «Torra a la mazmorra» que tiene harto complicado el PSOE hacerse perdonar su extenso historial de traiciones con la cuestión catalana. Puede que los votantes tengan flaca memoria en asuntos de corrupción, pero nadie olvida a los tahúres que no dudan en poner a su país en almoneda. Lo pagó Rajoy y lo pagará también Sánchez.