Andalucía
Dinero, dinero, dinero
Como decía la famosa canción del gran musical «Cabaret», de sobra es sabido que el dinero y por el dinero se mueve el mundo. Hasta el 5 de noviembre que el pleno del Tribunal Supremo decida quién debe pagar el impuesto de actos jurídicos documentados oiremos y leeremos argumentos de todo tipo. Al final el asunto se reduce a quiénes son los beneficiarios o perjudicados: los bancos o los clientes. Pudiera darse el caso de que los perjudicados fuéramos todos. De las de millones de cosas que no sé nada, posiblemente la economía y uno de sus grandes protagonistas los bancos, es de las que menos conozco, pero la vida si la vives con curiosidad, te deja unas experiencias que suplen tus ignorancias. España arranca más tarde que sus ahora socios de la Unión Europea en cuestión de crédito hipotecario, pero es cierto que en la década de los 70 del siglo pasado, el crecimiento fue muy fuerte. El anhelo de tener una casa en propiedad es uno de los grandes sueños de los españoles. Después de muchas calamidades, el desarrollo hace que muchas familias que van engrosando una amplia clase media se decidan a comprar una vivienda. ¿Cómo se pueden permitir esta compra? Solicitando una hipoteca en bancos y cajas de ahorros, que al igual que los clientes han dado un gran salto que les permite abrir la mano a la hora de conceder los créditos que amarran al cliente a las entidades por una deuda siempre importante para el solicitante y para otros servicios que producen pingües beneficios a la banca. Un hecho cierto es que los intereses de estos préstamos no han sido tan bajos en muchos años. Añadamos grandes pérdidas en este sector derivadas de la crisis que salta a escala planetaria con la caída de grandes bancos por este tipo de préstamos, al punto que estas prestaciones han dejado de ser un claro negocio para la banca. Tendremos mañana segunda parte, que he descubierto mi vena financiera.
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