Museos

Donde habite el olvido

Ilustres sevillanos como Bécquer, Cernuda, Murillo o Machado aún carecen de centros de interpretación en sus antiguas casas

La casa natal de Velázquez, esperando a ser centro de interpretación
La casa natal de Velázquez, esperando a ser centro de interpretaciónlarazon

Ilustres sevillanos como Bécquer, Cernuda, Murillo o Machado aún carecen de centros de interpretación en sus antiguas casas

«Donde habite el olvido» fue un verso de Bécquer que, a su vez, dio título a un libro de Cernuda, autores universales, como otros muchos, unidos también por el cordón umbilical y la desmemoria de Sevilla. La casa donde nació Cernuda, el número 6 de la calle Acetres –Conde de Tojar cuando nació el escritor– será comprada ahora por el Ayuntamiento, tras años casi en ruinas. La Casa de Velázquez –número 4 de la calle Padre Luis María Llop (antes Gorgoja)– fue entregada como pago en el concurso de acreedores al que se encuentra sometida la marca Victorio y Lucchino. La memoria no tiene precio pero el patrimonio se pone a la venta. Igual que la casa de Cernuda, estuvo a la venta pública la Venta de los Gatos, que inspirara a Bécquer y apareció por palabras en Milanuncios.

Cernuda tendrá en un futuro, parece, por fin casa museo, tras quedarse sin siquiera como nombre para un instituto y tras el cierre de la fundación que llevaba su nombre. La vivienda que vio nacer a Cernuda y en la que vivió hasta los 15 años, permanecía en ruinas y hasta fue motivo de una recogida de firmas virtual en Change.org. La casa, sobre un solar de 167 metros cuadrados, con más de 500 construidos, siete habitaciones, dos baños, un zaguán y un patio, llegó a estar en venta por 580.000 euros. Esa casa atesora el valor incalculable del paralelismo entre el espacio vital y los textos de Ocnos. La Consejería de Cultura incoó un expediente administrativo para inscribir la casa de Cernuda en el Catálogo General de Patrimonio Histórico Andaluz como Bien de Interés Cultural. El Ayuntamiento aprobó por unanimidad la compra del inmueble. «Podría albergar las diferentes sedes de la Casa de los Poetas y las Letras, bibliotecas específicas, un laboratorio de actividades de fomento de la lectura, además de una sala especializada en la figura de Cernuda», rezaba la moción del PSOE.

También se ha podido alquilar por intenet los balcones del 70 de la calle Feria para ver la Semana Santa, la casa donde nació Belmonte. La calle San Pedro Mártir tiene el honor, en el barrio del Museo, de acoger en pocos metros las viviendas donde nacieron Manuel Machado, Rafael de León y Alejandro Sawa. «Llega un momento en la vida cuando el tiempo nos alcanza», escribió también Cernuda.

El Ayuntamiento de Sevilla rindió homenaje oficialmente por primera vez a Bécquer en 1986, con motivo del 150 aniversario de su nacimiento. Un libro, conferencias. Por entonces, lo más «cool» era ser de Cernuda. La que se creía que era la casa natal de Bécquer resultó ser falsa. Un monumento en el Parque de María Luisa, erigido por iniciativa de los hermanos Álvarez Quintero, recientemente restaurado, una placa conmemorativa en la puerta de cada una de las casas que se sabe que habitó, una lápida junto a la derruida Venta de los Gatos componen, a grandes rasgos, el imaginario de Bécquer en Sevilla. También existe el célebre órgano de maese Pérez, en la iglesia del convento de Santa Inés, que está siendo restaurado en Alcalá del Río, y su tumba se localiza en el panteón de sevillanos ilustres de la iglesia de la Anunciación, junto a su hermano Valeriano Bécquer. Existen placas conmemorativas en la calle Potro, en el barrio de San Lorenzo, entrando por la Alameda. Allí vivió dos años –1850-1852– en su adolescencia el poeta. Una vivienda que ha sufrido varias reformas, como la de la calle Mendoza Ros, la última vivienda del poeta antes de marchar a Madrid con 18 años. En el 29 de la calle Jesús del Gran Poder estuvo en su día el colegio San Francisco de Paula, donde en su día Bécquer estudió. Hoy es una clínica. La fachada es lo único que queda de la supuesta casa natal de Bécquer, en la calle Conde de Barajas. La casa fue construida a principios del siglo XX por el torero Antonio Fuentes, conocido como el torero de las golondrinas por su admiración hacia Bécquer.

Blanco White, Cernuda, Alexaindre –olvidado hasta el Nobel–. La verdad y la leyenda, ambas, conviven ahí fuera. En Inglaterra, las casas de los escritores son templos de peregrinación. La casa de Keats, al norte de Londres. La de Dickens, cerca de British Museum. Incluso el ficticio 22B de Baker Street donde supuestamente vivió Sherlock Holmes. También está el James Joyce Center en Dublín o la casa-museo Borges en Buenos Aires.

Para la casa de Murillo, el PP reclama en el Parlamento que se transforme en Museo con motivo de la celebración del IV Centenario de su nacimiento. «En su día el Ministerio de Cultura cedió la que había sido la casa de Murillo a la Junta para que ésta pusiera en marcha el museo, sin embargo los años pasan y aún no ha hecho nada», señaló Alicia Martínez. Actualmente, este inmueble acoge el Instituto Andaluz del Flamenco «pero no cumple con los requisito necesarios para esta institución». «Sevilla debe un reconocimiento a este artista y el reconocimiento debe partir de las administraciones tanto autonómica como local», señala la popular. En la calle Dueñas, por su parte, habita «el patio donde florece el limonero» que Machado retrató en Biografía. El Palacio de las Dueñas, propiedad de la Casa de Alba, alberga la casa donde nació el poeta.

La asociación cultural Con los Bécquer en Sevilla, constituida en torno al legado del poeta, ha manifestado que el acuerdo del Ayuntamiento hispalense en demanda de que la Venta de los Gatos, un ventorrillo enclavado entre los bloques de viviendas del barrio de Las Golondrinas que inspiró una de las leyendas de Bécquer, sea declarada bien de interés cultural, constituye un paso «muy importante». «La decisión» final corresponde a la Junta. El edificio está a la venta por alrededor de 180.000 euros. La asociación defiende que «el único fin posible» para la Venta de los Gatos es servir como museo de Bécquer o como centro cívico o cultural dedicado a Bécquer. La idea de que Bécquer fue un fracasado en su época no es real, señalaba la experta Marta Palenque, catedrática de Literatura de la Hispalense en una reciente entrevista para el Grupo Joly con Luis Sánchez-Moliní. El fracaso, en todo caso, sería actual y estaría en el olvido.